sábado, 12 de enero de 2019

Con todo y nada

Las mañanas son de verdad muy alentadoras, pues en ellas te llenas de energías, nace en ti un nuevo deseo de pensar que estás feliz, que estás a gusto, que estás bien contigo mismo.
Pasadas las horas del tiempo este sentimiento de plenitud se va haciendo cada vez más efímero, pues ves como las personas importantes que llenaban tu espacio, van a llenar otro espacio mientras el tuyo va quedando vacío.
Cuando llega la noche en el silencio de las horas muertas, piensas:
"Tengo todo y no tengo nada" pero es así la vida, y soy afortunada porque he querido y me han querido y es cuando dices: "esta gente maravillosa que me ha querido, me ha apoyado y me ha llevado de la mano, tienen su propia vida y deben partir para seguir escribiendo su propia historia".
Y memorando ese cariño verdadero,
deseas que te entre el sueño antes que el fantasma de la soledad te visite
y los ojos manifiesten la ausencia. 
Aunque tengo fe en la esperanza del reencuentro con los que quise y me quisieron,
no puedo dejar de sentirme como si la vida me diera todo a cuenta gotas o por partes,
como si yo hubiera hecho lo mismo con ella. 
Solo me queda la alegría y el deseo de seguir adelante,
de seguir navegando junto a las personas que tienen su corazón entrelazado con el mío,
porque el calor de cada pálpito guarda el tesoro de la felicidad,
esa felicidad que fue y que se acrecienta con la paz del alma serena. 

No hay comentarios :

Publicar un comentario