Desde 2004 La Asociación Europea para la Depresión (EDA) celebra cada primer jueves de octubre esta jornada. Es esta fecha porque en octubre, con el cambio de estación, otoño, y el cambio de hora y temperatura, muchas personas sufren este problema, especialmente por la reducción de las horas de sol.
La depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo, y se calcula que afecta a más de 350 millones de personas. La depresión es distinta de las variaciones habituales del estado de ánimo y de las respuestas emocionales breves a los problemas de la vida cotidiana. Puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es de larga duración e intensidad moderada a grave, y puede causar gran sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y familiares. En el peor de los casos puede llevar al suicidio. Cada año se suicidan cerca de 800.000 personas, y el suicidio es la segunda causa de muerte en el grupo etario de 15 a 29 años.
Trastorno depresivo recurrente: como su nombre indica, se caracteriza por repetidos episodios de depresión. Durante estos episodios, hay estado de ánimo deprimido, pérdida de interés y de la capacidad de disfrutar, y reducción de la energía que produce una disminución de la actividad, todo ello durante un mínimo de dos semanas. Muchas personas con depresión también padecen síntomas de ansiedad, alteraciones del sueño y del apetito, sentimientos de culpa y baja autoestima, dificultades de concentración e incluso síntomas sin explicación médica.
Trastorno afectivo bipolar: este tipo de depresión consiste característicamente en episodios maníacos y depresivos separados por intervalos con un estado de ánimo normal. Los episodios maníacos cursan con estado de ánimo elevado o irritable, hiperactividad, logorrea, autoestima excesiva y disminución de la necesidad de dormir.
El ritmo de vida acelerado frente a una sociedad competitiva nos arrastran y deprimen. Sobre este problema habló para abc.es, la psicóloga Verónica Corsini y explica que hay tantos tipos de depresión como personas:
En nuestra sociedad se habla, en ocasiones con demasiada ligereza, de la depresión. Es fácil que cuando una persona se siente apática, cansada o triste por cualquier motivo acuda a un manido «estoy depre».
Sin embargo, según Verónica Corsini, psicóloga fundadora de Psyquia, es fundamental saber que la depresión se caracteriza por un conjunto de síntomas relacionados con el mundo afectivo de la persona, su cognición, su voluntad y con una gran carga somática. «Es decir —matiza—, todo sujeto está afectado psíquica y físicamente de una manera global. Muchas personas que sufren depresión lo describen como “un peso” que no les deja seguir adelante».
La tristeza, en cambio, la define como una emoción básica del ser humano. «Atañe solo a un aspecto de la persona, estando relacionada con la esfera de los afectos y es de menor intensidad. Por este motivo, una persona puede estar triste, pero continuar con su vida en mayor o menor medida».
Advierte que ninguna depresión es igual a otra, ya que está intrínsecamente ligada a la subjetividad de cada persona. «Hay tantos tipos de depresión como individuos. Aunque aparentemente los síntomas sean parecidos, las causas (endógenas o exógenas) siempre van a tener que ver con la interpretación que hace cada uno de lo que le pasa».
Por este motivo, aconseja que las personas no se recomienden entre ellas medicación, puesto que lo que le viene bien a una, no tiene porqué beneficiar a la otra. «Cada caso debe ser analizado por un especialista para que sea él el que determine la idoneidad de un tratamiento, siempre que sea necesario».
La razón que motiva la automedicación por sugerencia de un familiar o amigo es que en nuestra sociedad aún existe cierto reparo en ir al psicólogo o psiquiatra. «No debería ser así —apunta Verónica Corsini—. Hay personas que se sienten deprimidas por un motivo puntual, como la muerte de un familiar, una situación de paro, la imposibilidad de tener hijos..., pero, cada vez más personas perciben una sensación de vacío en sus vidas. Reconocen que tienen trabajo, casa, familia, amigos..., que lo tienen todo y, sin embargo, no se sienten felices. En cualquier caso, debe ser el especialista quien determine las causas y las posibles soluciones»
De un modo generalizado, la psicóloga fundadora de Psyquia aporta diez recomendaciones que pueden favorecer la superación de esta enfermedad:
Aprender a pedir ayuda… Solemos ver los sentimientos que nos producen displacer como ajenos a nosotros mismos y tratamos de ocultarlo por vergüenza, temor o porque pensamos que tarde o temprano se desvanecerán. La depresión necesita un tratamiento específico y cuanto antes se pida ayuda, menos anquilosado estará el conflicto y más fácil será su tratamiento.
Por ello, lo primero sería hablarlo con algún familiar y/o amigo. Esto es importante para admitir el problema poniéndolo en voz alta y estar dispuesto a recibir apoyo de los demás. Después de este paso, es fundamental buscar ayuda profesional y acudir al centro de salud más cercano o llamar a algún especialista (médico o psicólogo) que nos pueda atender para valorar la situación.
Realizar un buen diagnóstico… La palabra «depresión» está en la calle y, por lo tanto, todos opinamos de la idea que tenemos de ella. Esto puede ser muy dañino para la persona que la sufre y, por eso, es esencial realizar un exhaustivo diagnóstico con un profesional que pueda y quiera escuchar todos los problemas de la persona que tiene enfrente.
Es necesario valorar todas las áreas que están afectadas por la enfermedad (afectivas, cognitivas, sociales, perceptivas…) para poder recomendar el tratamiento más adecuado para cada uno. Resulta extremadamente necesario valorar el riesgo de suicidio en casos muy graves.
Tratamiento psicológico y farmacológico… Los tratamientos suelen llevarse a cabo mediante un psicólogo psicoterapeuta y un médico psiquiatra (en el caso de que en el diagnóstico fuese necesaria medicación). La combinación de ambas da muy buenos resultados ya que buscan que la persona pueda sentirse nuevamente ella misma entendiendo lo que le ocurre y buscando nuevas soluciones frente a la vida.
Terapia de grupo… La terapia de grupo suele funcionar muy bien en estos casos. No solo por el hecho de poner en palabras y compartir con los demás experiencias propias, hace que uno mismo pueda ver las cosas desde otra perspectiva, sino también porque el grupo en sí moviliza aspectos profundos de las personas al percibir maneras distintas del manejo de los problemas y crea vínculos.
Actividad y cuidado físico… No nos podemos olvidar que la depresión está totalmente ligada al cuerpo y tiene efectos sobre él.
Las personas que sufren esta enfermedad suelen estar apáticas, con desánimo, pesadumbre… Una buena actividad física mejora la relación que tiene la persona con su propio cuerpo, le crea una rutina que le otorga un cierto orden, le proporciona unas endorfinas que mejoran su estado de ánimo y, además, le abren la posibilidad de poder aprender nuevas facetas propias, ya sea a solas o en grupo.
Por otro lado, el cuidado físico y la higiene diaria son muy importantes para aprender a mirarse de otro modo.
Talleres y/o actividades de ocio… En algunos hospitales de día o Centros de Salud se ofrecen talleres donde las personas pueden acudir a realizar alguna actividad que les mantenga con la mente activa. La depresión produce un enlentecimiento del pensamiento, sentimiento de inutilidad y unas fantasías muchas veces terribles, entre otras cosas. Para combatir esto, realizar actividades novedosas y que nos gusten (cocinar, jugar a las cartas, hacer puzles, coser, pintar…), donde podamos aprender algo nuevo o enseñar a otros lo que ya sabemos, es muy motivador.
Formación y apoyo al familiar… La depresión es muy dura para quien la sufre, pero también para los que están a su alrededor. Para poder sobrellevarla y ayudar a la persona deprimida es fundamental que los familiares estén informados acerca de la enfermedad y que tengan las herramientas básicas para poder contener en momentos de crisis y apoyar y animar en otros momentos.
A su vez, la terapia familiar está recomendada en algunos casos donde la depresión se esté reforzando o generando a través de los vínculos y dinámicas familiares de los miembros.
Relaciones interpersonales… Uno de los síntomas más característicos de la depresión es el retraimiento, la soledad y la falta de vínculos. La satisfacción personal y la felicidad están estrechamente ligadas a dos factores: la interpretación que damos a la realidad y la calidad de los lazos afectivos. Por este motivo, es muy recomendable fomentar las relaciones con los demás, salirse de uno mismo y poder aprender, escuchar e integrar cosas del mundo exterior y de los demás.
Orientación laboral… El trabajo es una parte crucial de nuestras vidas y muchas veces incide en la depresión. Es importante cuidar el trabajo, cambiar aspectos que no nos gusten de él o pensar en buscar otro si el que tenemos no es el que queremos. En otros casos, es justamente la falta de trabajo la que aumenta los niveles de depresión y ansiedad. Buscar ayuda y orientación laboral en estos casos.
Todas estas recomendaciones forman parte de un proceso y, por lo tanto, la constancia, la perseverancia y la paciencia son claves para la superación. Para superar una enfermedad, no sólo basta con querer hacerlo, sino que es necesario hacer un esfuerzo para conseguirlo. Se debe pedir ayuda, escuchar las recomendaciones de los profesionales, dejarse ayudar y ayudarse a uno mismo.
¿Qué es lo que más caracteriza a la depresión? Si le preguntas a quien haya padecido la enfermedad, seguro que contesta 'el miedo'. Se lo preguntaron a Ana Ribera, que lucha para acabar con el estigma de las enfermedades mentales. Ella estuvo 15 meses de baja laboral, pero lo superó. A pesar de todo, hoy sigue viviendo con temor a recaer: «Te levantas por la mañana y piensas que no vas a sobrevivir al día. Pero no es solo un pensamiento, es una certeza. Aunque lo haces, al día siguiente te vuelves a despertar con la misma sensación, y llega un punto en que pierdes la esperanza de que eso vaya a cambiar. Se te olvida quién eras antes de la depresión», cuenta. Para Ana, esta enfermedad es como ver la realidad a través de una «cortina de agua»: «Es como si estuvieras metido en una ola. Ves el mundo totalmente fuera de tu alcance».
La vida no siempre es fácil, pero las mayores dificultades vienen dadas por las malas acciones de los otros… Y, algunas personas por fuera parece que somos de hierro, pero por dentro somos de cristal. No todos lloramos de la misma manera, hay sonrisas que esconden miles de lágrimas. La depresión no es un signo de debilidad; se trata de una señal de que has sido fuerte durante demasiado tiempo.
Fotografía: Emilie Hamn
La vida no siempre es fácil, pero las mayores dificultades vienen dadas por las malas acciones de los otros… Y, algunas personas por fuera parece que somos de hierro, pero por dentro somos de cristal. No todos lloramos de la misma manera, hay sonrisas que esconden miles de lágrimas. La depresión no es un signo de debilidad; se trata de una señal de que has sido fuerte durante demasiado tiempo.
Fotografía: Emilie Hamn
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