Tratarán de amargarte la vida. ¿Quién no conoce a una mala persona? Unas nos consumen, otras nos engañan, desafían nuestros valores y muchas veces nos ponen entre la espada y la pared. Conviene evitarlas y así alejarse de los problemas.
¿Sabemos realmente cómo son las personas que nos rodean? ¿Sabemos si podemos confiar en ellos o si solo se quieren aprovechar de nosotros? Para saber cómo son realmente las personas hay que identificar una serie de patrones, para determinar qué tipo de personas nos convienen y a cuáles debemos evitar. Estas son las claves para identificar a las malas personas.
Mentirosas. Una persona puede mentir de cuatro a 200 veces al día. Para saber cuándo te están mintiendo es esencial observar las manos. Si se toca la nariz o se cubre la boca es muy probable que no te estén diciendo la verdad. Esto se debe a que la adrenalina aumenta y los capilares de la nariz provocan picor. También debes fijarte en los párpados y ojos. Si los párpados se cierran más tiempo de lo habitual, puede ser una señal de que no está diciendo la verdad. Los ojos también son importantes: si una persona está recordando algo, sus ojos se moverán hacia arriba o hacia la izquierda, si se están inventando algo sus ojos se moverán hacia arriba y a la derecha, fíjate en los rasgos complejos, como en la voz. Si notas pausas o titubeos, miente.
Infelices. Está demostrado que las personas que más mienten respecto a su realidad es porque no están a gusto consigo mismas o porque ocultan algo realmente malo. Para reconocer a una persona infeliz simplemente debes fijarte en cómo actúan. Ellos tienden a pensar que la vida es dura, desconfían de la gente de su alrededor y no se fían de los extraños, algo que frustra las posibilidades de conocer nuevas personas. Inventa chismes y acostumbran a hablar más sobre la vida de los demás que sobre la suya propia para poder ver lo peor del resto y sentirse mejor con su vida. Suelen inventar un pasado desgraciado para atraer tu lástima. Las cosas que les han sucedido, buenas o malas, las magnifican para llamar tu atención y tu complicidad.
Envidiosas. Piensan que nadie se merece nada y que la buena fortuna de los demás debería ser para ellos. Piensa que el mundo no es justo cuando la suerte sonríe a otro, porque sólo ellos son merecedores de las bondades y bendiciones de la vida, y como siempre se están comparando con los demás, eso los conduce a despertar celos y resentimientos.
Manipuladoras. Son las que te quieren utilizar para beneficio propio. Abundan en el mundo laboral y es primordial saber identificarlas porque te pueden meter en muchos problemas. Sus tácticas pueden hacer parecer que están dolidos, se preocupan de más por la gente y apoyan exageradamente todo lo que dices; parecen cualquier cosa menos lo que son. Buscan ganar tu confianza y una vez que lo logran te usarán a su antojo.
Bipolares. Este tipo de personas presentan cambios de humor repentinos que no te parecen una cosa normal, pero no es el único síntoma. Conocida también como enfermedad maniaco depresiva, la bipolaridad es un trastorno psiquiátrico serio que requiere atención médica y si no es tratada puede afectar a su entorno. Tienen una sensación de enojo constante, demasiadas manías que les pueden durar horas, días o semanas, se irritan con cualquier acción, tienen una autoestima exagerada o delirios de grandeza que les llevan a creer que tienen siempre la razón y necesitan menos horas de sueño que el resto.
Inseguras. Este tipo de personas no tienen la confianza para probar suerte en muchas cosas aunque suelen tener la habilidad para lograrlo, viven con un temor permanente al juicio ajeno y evitan encontrarse con las personas que saben de su comportamiento. No son de fiar porque sobreactúan, nunca son ellos mismos, se presentan con otras historias inventadas a conveniencia para no caer en los prejuicios de los demás. El mundo que te muestra es ficticio, no es el real.
Es fácil identificar a los tipos de personas que debes evitar, pero si tienes la mala suerte de que es tu compañero de trabajo, habrá que llenarse de valor para que afecte lo menos posible a tus emociones y en la labor que desempeñas. Lo que ya es una desgracia es tenerlos en la familia. La particularidad de la familia es que, si descubres su mala jugada y se lo dices a la cara, se revelan y tratarán de desacreditarte. ¿Cómo? Con chantajes emocionales, calumnias y mentiras conseguirán seguidores a su «causa» y, hasta que no consiguen el objetivo no cejarán y una vez ganado el cómplice, firmarán el contrato de confidencialidad, porque nadie sabe nada de nada… A este tipo de personas, mejor lejos y, ¡que Dios los coja confesados!
Fotografía: alexisnyal, cc. Desenfocada de la original.
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