martes, 4 de octubre de 2016

Acuérdate…

Cuando el cielo esté gris; acuérdate de todas las veces que lo viste profundamente azul.
Cuando sientas frío; piensa en los días de sol radiante que te han calentado.
Cuando sufras una derrota; acuérdate de tus triunfos y logros.
Cuando necesites amor; revive tus experiencias de afecto y ternura.
Acuérdate de lo que has vivido y de lo que has dado con alegría.
Recuerda los regalos que te han hecho, los besos que te han dado, los paisajes que has disfrutado y las risas que de ti han emanado.
Recordar es inevitable y recordar es revivir lo que hemos vivido, y la vida tiene tristezas y alegrías, llegadas y despedidas, pero la emoción de haber compartido momentos inolvidables con los seres queridos queda grabado y se convierte en estímulo y fuerza para seguir avanzando hacia el atardecer de los días.
No hay nada como tener la conciencia tranquila por haber proporcionada agradables momentos a todos los que te han rodeado. Lo que fue queda y te alegras por ello.
Recorre tu vida y detente en donde haya bellos recuerdos y emociones sanas y vívelas otra vez.
Visualiza aquel atardecer que te emocionó.
Revive esa caricia espontánea que se te dio.
Disfruta nuevamente de la paz que has conocido.
Piensa en lo bueno, en lo amable, en lo bello y en la verdad…
Allá en tu mente están guardadas todas las imágenes, y solo tú decides cuáles has de volver a mirar.

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