miércoles, 19 de octubre de 2016

Semillas

Un señor que cogía el autobús habitualmente para ir al trabajo, también veía que cada día se subía una anciana y siempre se sentaba junto a la ventana.
Seguidamente, sacaba una bolsita y durante todo el trayecto tiraba algo por la ventana. Un día no pudo aguantarse más y le preguntó qué era lo que hacía y ella le respondió:
Tiro semillas. Lo hago porque, cuando llegue la primavera al mirar por esta misma ventana disfrutaré de las flores durante todo el recorrido.
Pero, será difícil que crezcan sobre el asfalto y que no acaben chafadas o convertidas en alimento de los pájaros —objetó el trabajador.
Pero la señora lejos de perder su ilusión, le contestó:
Así es, pero algunas sobrevivirán y acabarán brotando.
Transcurrieron unos meses y, cuando aquel hombre miró por la ventana del autobús, vio como en el borde de la carretera habían brotado bellas florecillas multicolores. En aquel momento recordó a la anciana de las semillas a quien hacía días que no veía, se acercó al conductor y preguntó por ella, quién le dijo que había fallecido sin haber visto su sueño hecho realidad, pero las semillas florecieron.
Entonces el hombre pensó, que igual que las semillas que la anciana fue sembrando a su paso dio frutos, igualmente, el futuro depende de nuestras acciones presentes. Así, que si sembramos buenas semillas, más tarde o más temprano darán los frutos que correspondan.

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