El hombre que camina con los ojos abiertos va viendo la realidad de todo lo que está delante, pero llegada la oscuridad no puede avanzar más. Sin luz se estrechan los caminos y las peligrosas curvas te precipitan a los abismos. Sin embargo la luz de la fe es una luz permanente que te ilumina el día y la noche con total claridad. No habrá claroscuros en tu vida porque crees en lo que esperas y el hombre con esperanza es un hombre iluminado.
La Fe es aún más que una luz. La Fe es una guía en el camino de eternidad, pero es aún más, es Sabiduría que abre el corazón, Amor que enternece el más duro corazón, es Paz que renueva y hace posible la existencia y, sobre todo la Fe es el Amor presente en cada instante, que refugia, que conserva, que protege, que ampara, que nutre, que solidariza, que jamás discrimina , que siempre acompaña, que llora y ríe por nosotros y en nosotros.
La Fe no solo es palabra, la Fe es Esperanza de vida, es promesa cumplida. La Fe es ternura infinita. La Fe es ayer, hoy y siempre.
Cuando el hombre camina con Fe aunque sus ojos parezcan cerrados llegará a su meta, porque Dios lo lleva de la mano.
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