La espiritualidad tiene como fundamento la relación personal entre el hombre y Dios, y entre Dios y el hombre. Pero es importante entender que la espiritualidad no es excluyente de la relación del hombre y la naturaleza. Pero es importante también creer que el hombre no adora a la creación pero si al Creador y por consiguiente, también honra a la creación y por ende honra a las criaturas y honra a la vida en todas sus expresiones; aprende el arte de vivir.
El hombre no es el centro del universo pero el centro del universo está en todas partes, por lo tanto el centro del universo está también en el hombre, y el hombre está también en el centro del universo. Y esto se llama fluir, fluye el universo, fluye su ciencia en todas partes y en todas las partes que conforman la vida, y la vida fluye en cada ser y en cada ser existe el ser universal. Y el ser universal es el principio activo por el cual todo ser está vivo y éste es el aliento primordial que viene del gran misterio del Creador. Ese es el fundamento esencial que toma la forma y es la conciencia de cada ser individual y viene contenida en él la gran respiración esencial en la cual se encuentra el secreto del nacer y del morir, ahí se encuentra el secreto en la conciencia del ser.
Fluye el mar, fluye el viento, fluye la luz del sol en el amanecer, y cada quien tiene su tiempo, y cada quien tiene su ritmo, y cada quien tiene su movimiento. Y en su movimiento parece danzar, parece cambiar, parece transformarse como las estaciones, como las horas del día y la noche, así como la edad del hombre, así como los cambios que experimenta una semilla para germinar, luego crecer y florecer y hacerse grande como un árbol.
Por tanto, hay misterios que ocurren en el fluir, fluir no es tan sólo continuar en una línea recta, es expandirse, es contraerse, es subir y bajar, es caminar y volar, es hablar, es callar, es reír, es llorar. Fluir es entonces el fundamento espontaneo que hace que la mente sea libre aún de sí misma. Siendo así, entonces la mente, la conciencia, la vitalidad y la energía es fuente inagotable de vida inmensa, intensa y verdadera. En el arte de fluir está el secreto esencial de la inmortalidad espiritual.
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