miércoles, 17 de agosto de 2016

Detectar la traición

La sombra en la pared de una mano empuñando un cuchillo.

¿Cómo puedes detectar una traición? Es extremadamente fácil, porque la mentira y la falsedad se cogen al vuelo. La buena gente siente la verdad porque mira con el corazón, por eso la verdad la sienten como más verdad. Hay que decir que la verdad la experimentamos mejor de lo que la comprendemos. Nunca dudes si tu corazón te indica que algo anda mal. El corazón no sabe mentir, el cerebro sí. El amor es tan transparente que cualquiera puede ver a través de él, por eso la hipocresía se nota mucho porque se escenifican poses y miradas sospechosas. El mentiroso y manipulador trata de captarte con zalamería y chantaje emocional. Son especialistas en derramar lágrimas de cocodrilo y una vez caes en sus redes, se convierten en encantadores de serpientes.

No es agradable descubrir que alguien allegado te traiciona, eso duele mucho. Duele hasta herir. Sabemos que el traicionero llevado por lo general de la envidia vive en la permanente mentira, también le acompaña el miedo a ser descubierto, mientras que el traicionado lo hace en la verdad y en el amor. Esa polaridad resquebraja las relaciones, sobre todo, cuando los descubres y pides respuestas y no las obtienes, y para desviar la atención te tachan de loco y te acusan de ver espejismos. Esa es la forma que tienen los chantajistas y traidores de escapar de sus propias trampas, como si nunca se les fuera a descubrir.

Se dice que la verdad duele. La verdad no duele Lo que les duele a los malvados es que la verdad descubra su maldad. Los traidores no quieren que los descubran, quieren aparentar lo que no sienten y seguir actuando de forma perversa porque su corazón está reseco por el rencor. Con el tiempo y la experiencia creas una nueva conciencia que te hace entender claramente que la verdad fortalece y cura, y quienes se resisten a la verdad se resisten a su curación.

Descubrir una traición te hace comprender que nada queda sin saberse y que el sabio tiempo trae la verdad. Esa es la gratificación, la otra cara de la moneda. Descubrir que te han traicionado no es plato de buen gusto pero te ofrece la oportunidad de exigir la reparación correspondiente, con lo cual, los traidores quedarán al descubierto, mientras que tú te puedes curar, ellos nunca podrán. Toparte con semejante realidad te da la oportunidad de sacar esa manzana podrida de tu canasta y alejando de tu vida la podredumbre puedes continuar caminando en paz y con la tranquilidad de haber desechado lo inservible que te impedía avanzar.

La verdad es muy valiosa para que la enfanguen con mentiras. Hay personas que se aferran a sus mentiras vendiéndolas como «la verdad», y con su gran mentira se creen con derecho de pisotear a los que ellos ven superiores, bien por valía personal o por estar dotados de valores morales. No hay peor sombra que la mala sombra que proyectan ciertos especímenes inmundos. A esos les molesta que alguien sea admirado, por eso les adjudica sus miserias, porque saben que con sus calumnias pueden conseguir que sean aborrecidos. A esa mala gente que disfruta traicionando ocultos tras las mentiras les digo: «Si no te gusta la verdad que descubriste, no es problema de la verdad, sino tuyo».

Esta es la bella consecuencia de encontrarnos con la verdad: reforzarnos en la fe, experimentar la paz, recuperar la confianza en los demás y encontrar la ilusión perdida.

Fotografía: Redfishingboat (Mick O), cc.

No hay comentarios :

Publicar un comentario