«Tanto si Dios existe como si no, le echamos mucho de menos». Eso dijo: A. Burgess. Creo que el que cree no lo echa de menos. Creador es el que crea o es capaz de crear, y me refiero al único, al eterno, al Creador autor de todo lo que existe. Dios-Creador sólo hay uno, religiones muchas. Las religiones son doctrinas, normas que impone un líder pero el Creador no es un líder: Dios, el nombre sobre todo nombre y no tiene más doctrina ni normas que el AMOR. La verdadera religión es la natural, la que se funda únicamente en nuestra razón, porque la razón natural es aceptar que existe un Ser Superior y sólo puede ser Dios.
Con respecto a los dioses, cada uno se ha fabricado un dios a su medida y capricho: ídolos que idolatran hasta la locura. Están los dioses del fútbol, los de la música, del cine, de la política y los que se erigen dioses porque son los salvadores de los parias del mundo. Hay quienes se afanan por demostrar qué religión tiene más seguidores para autentificar la veracidad de su dios. Dioses que endiosan, pero verdadero un sólo Dios, el del Amor. Dónde hay amor ahí está el Creador, el omnipotente y único Dios.
Las creencias íntimas se viven íntimamente, pero llevado al fanatismo es más superficial, más obsesivo y peligroso. Las religiones que más adeptos tienen, las cristianas y las islámicas, tienen diferencias insalvables: una predica el amor sin distinción y la otra, el odio hasta la muerte… Hoy preocupa en USA que la religión musulmana sea la que más crece entre grupos minoritarios y, como en España, se han empeñado en eliminar símbolos religiosos para no herir sensibilidades. Vamos, que cerramos las iglesias y abrimos mezquitas… Quiero compartir lo que se cuenta de una reunión de Sacerdotes de Prisiones en USA, y que fue presentada por tres disertantes, uno católico, uno protestante y uno musulmán, quienes explicaron sus creencias. El sacerdote católico estaba muy interesado por lo que fuera a decir el Imán islámico, el cual hizo una completa presentación de las bases del Islam. Luego se concedió tiempo para preguntas y respuestas, llegado el turno del sacerdote, éste preguntó al Imán:
—Por favor, y corríjame si me equivoco, pero entiendo que la mayoría de imanes y clérigos del Islam, han declarado la Yihad (guerra santa) contra los infieles del mundo. De modo que matando a un infiel, que es una orden para todos los musulmanes, tiene asegurado un lugar en el cielo. Si así fuera el caso… ¿Puede usted darme una definición de infiel?
—Son los no creyentes —contestó con seguridad—.
—Permítame asegurarme que le entendí bien. ¿A todos los seguidores de Alá, le ha sido ordenado matar a todo el que no es de su fe para poder ir al cielo? ¿Es correcto?
La expresión de su cara cambió, de una autoridad, a la de un chico con la mano en la lata de galletas. Vergonzosamente contestó:
—Así es.
—Pues bien, señor, tengo un verdadero problema tratando de imaginar al Papa Benedicto ordenando a todos los católicos matar a todos los de su fe islámica, o al Dr. Stanley ordenando a los protestantes, hacer lo mismo para ir al cielo.
El Imán quedó mudo. Continuó el sacerdote:
—También tengo problema con ser su amigo, cuando usted y sus colegas dicen a sus pupilos que me maten. ¿Preferiría usted a su Alá, que le ordena matarme para ir al cielo, o a mi Jesús, que me ordena amarlo para que yo vaya al cielo y quiere que usted me acompañe?
Se podía oír la caída de un alfiler cuando el Imán avergonzado inclinó la cabeza. Sobre este encuentro, el capellán de Prisiones Rick Mathes, ruega que se difunda este diálogo a través de la red, ya que de otra manera no se hará saber por presiones recibidas por asociaciones árabes americanas.
«O vivimos todos juntos como hermanos, o pereceremos todos juntos como idiotas».
Martin Luther King.
¡Cuanta verdad! Nacemos libres y algunos hombres se empeñan en crear barreras y poner obstáculos para someter y subyugar. Hay una religión extendida por el mundo que fundó un hombre con un perfil machista, ambicioso, prepotente y sádico: comprar niñas y mujeres como mercancía, casarse con niñas de 6 años, alentar el odio y matar. Es despreciable. Mahoma dictó sus reglas y para darle autenticidad dice que se las ordenó el arcángel y las denomina ‘sagradas’. Son leyes discriminatorias para vejar a la mujer que vive atemorizada, ultrajada y obligada a callar y cumplir bajo amenaza. El mundo tiene que estar bajo sus dominios, los púlpitos se utilizan para enseñar a pegar y oprimir a la mujer y para incitar a matar infieles. ¡Dios nos coja confesados!
Hace ya tiempo que hablé sobre lo que pienso sobre el Islam, donde al varón se endiosa y la mujer —que los trae al mundo— no tiene valor: se las ignora y martiriza. Ellos con su poder poderoso las compran y las venden, las encierran tras los muros y las maltratan, porque así lo dice su ‘sagrada ley’. Ellas callan para salvar el pellejo. Algunas han sido valientes y denuncian la opresión a la que están sometidas, aunque les cueste la vida; otras son quemadas vivas y sobreviven condenadas.
Hay miedo a hablar del Islam. Me alegra que haya mujeres que sin miedos alcen la voz y denuncien su calvario. Hace tiempo que sigo el testimonio de una mujer valiente, que grita públicamente las barbaridades y atrocidades de una ideología. Desde su experiencia como mujer musulmana denuncia abiertamente al Islam. Ella es la psiquiatra Wafa Sultan, una persona culta y preparada con una vida muy interesante y que sabe de lo que habla. Su empeño tiene una justificación liberadora…
Para que la conozcan les invito a que busquen en internet, Islam y la mujer, de Wafa Sultan, y vean el video donde relata el casamiento de su sobrina con 10 años y que terminó por suicidarse, horrible. Viendo los vídeos de la doctora Wafa Sultan, comprobaran la tarea tan arriesgada y didáctica en la que se ha embarcado esta elocuente y admirable mujer.
Ella explica con razonamientos lógicos una doctrina sin fundamentos, llena de engaños y que lleva a la locura. Inicia la disertación del video diciendo: «Siempre siento la necesidad de burlarme de mí misma. Siento la necesidad de reírme de mí misma para cubrir, para reprimir la tristeza que se encuentra impresa de modo indeleble en mi corazón, especialmente cuando se trata de hablar de las mujeres en el Islam. Ahora soy libre». A continuación, relata emocionada el casamiento obligado de su sobrina…
Wafa Sultan (1958) nació en el seno de una familia musulmana sunita en Baniyas, Siria, donde se formó como psiquiatra. En 1989 emigró a USA y reside en Los Ángeles, California. Se dio a conocer en los debates políticos sobre Oriente Medio el 11 de septiembre de 2001. Ha escrito ensayos que han sido ampliamente distribuidos y recorre el mundo dando conferencias y debatiendo en medios de comunicación su tesis de que «el problema con el Islam está profundamente arraigado en sus enseñanzas. El Islam no es sólo una religión. Islam también es una ideología política que predica la violencia y su programa se aplica por la fuerza». O sea, que pierde con su barbarie, porque está llena de furia, odio y racismo. Relata la Doctora que las atrocidades cometidas en 1979 fueron el punto de inflexión en su vida. Tuvo que parar y buscar otro dios. Cuenta como unos extremistas entraron en la universidad y asesinaron, ante sus ojos, a su profesor al grito de «¡Alá es grande!». Dispararon cientos de balas. En ese momento perdió toda la confianza en su dios y empezó a cuestionarlo…
En 2006 recibió un reconocimiento: fue nominada en Time Magazine en la lista de las personas más influyentes del mundo «cuyo poder, talento o ejemplo moral está transformando el mundo». Las críticas sobre el extremismo islámico son muy compartidas, pero rara vez dadas a conocer por otros musulmanes, y menos por marchitos endiosados. Dice la Dra. Wafa: «Hermano, puedes creer en las piedras siempre que no me las tires a mí». Y yo digo que: «En la libertad hay belleza, en el respeto grandeza y en quién ama la vida hay amor, ese amor que sólo emana del Creador».
Fotografía: Simon Ingram, cc.
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