jueves, 31 de mayo de 2012

Gracias Mamá

Una madre sujeta en brazos a su hija.


Madre: la palabra más bella pronunciada por el ser humano. Tus brazos siempre se abren cuando necesito un abrazo. Tu corazón sabe comprender cuándo necesito un consejo. Tus ojos sensibles se endurecen cuando necesito una lección. Tu fuerza y tu amor me han dirigido por la vida y me han dado las alas que necesitaba para volar. Dios no podía estar en todas partes a la vez, y por eso creó a las madres. Cuando tenemos cerca a nuestra madre nada tememos, porque nos sentimos amparados, protegidos y queridos… La mano que mueve la cuna es la mano que manda en el mundo.

Madre es el nombre de Dios que vive en los labios y en el corazón de todos los niños. ¡Madre… Mamá! Esta palabra está llena de vida y de significado… Es tan poderosa que eleva el alma y el corazón palpita emocionado con el arrorró de una voz dulce, de unos brazos que te acunan con ternura, de unos besos cálidos… Sentimientos y amor de madre.

Quiérela, ámala antes de añorarla. ¡Madre!… palabra amorosa y dulce que alimenta. Una madre es, la que te engendró, la que te dio la vida y te la ofrece. La que te cuida y se desvela por ti. La que te educa en el amor, el respeto y la responsabilidad. La que te da besos y disciplina. La que te da seguridad, cobijo y protección. La que te da enseñanzas y testimonio de vida…

Un poeta dijo: «Acepto que hable mal de las mujeres quien pueda olvidarse de haber tenido una madre».

Hay otra frase muy bonita: «Para el hombre que tuvo una buena madre, todas las mujeres son sagradas».

Siempre escuché decir que aquel que no respeta a su madre, no respetará a ninguna mujer… yo diría más, toda persona (varón-mujer) que no respete a su madre, esos, no tienen perdón de Dios.

El Día de la Madre son todos los días. El amor de una madre es constante, diario. Día y noche está pendiente de ti, por tanto, no me parece justo que una vez al año la tengamos en cuenta y el resto del año la ignoremos. Eso no es lo que ella se merece: Ella te soñó sin haberte engendrado. Te engendró y te convertiste en su vida, desapareció el yo y brotó el tú. Por ti vive y para ti su vida. Fue la que te enseñó a sonreír, a cantar, a jugar, a soñar.

Te acompañó en tus primeros pasos y con su cariño fuiste creciendo en seguridad y confianza. Recuerda que cuando empezaste a hablar, la primera palabra que salió de tu boca fue: ¡Mamá! Ella te sonrió y se le llenó el alma de alegría.

Una madre llena la casa y el corazón de un hijo. Desdichados los hijos que quieran arrojarla de su vida desdeñando su atención, sus consejos, sus desvelos y su cariño.

Hoy Día de la Madre y siempre, les invito a la meditación y reflexión pues no existe persona más humana y más llena de amor que nuestra madre, ámala y cuídala. No pierdas la oportunidad de decirle cuán importante es para ti, cuanto la quieres y necesitas. Homenajéala por su sabiduría, por sus ricos platos, por bella y perfecta. Por ser una gran mujer… Por desgracia, hasta que no nos falte no nos damos cuenta del valor y la importancia que tiene en nuestra vida. Cuando sientas su vacío la añorarás y te lamentarás de tanto que despreciaste su presencia.

Hoy en día los hijos se creen con derecho de faltarle al respeto increpándola continuamente, porque se tienen por más listos. Ella es una antigua y los hijos van camino de su perdición. ¿Tú que sabrás de la vida? Le dicen… ¡No seas ignorante! Una madre sabe mucho de la vida, intuye y presiente porque posee un don especial, un don que Dios sólo concede a las madres, por eso, puede preveer anticipadamente y te advierte, lo podrán comprobar las hijas que un día serán madres y entonces sabrán con exactitud de lo que hablaba su madre.

No malgasten su amor hacia su madre con desprecios e indiferencia. La madre es tan fuerte y a la vez tan frágil en cuanto al daño emocional y espiritual que le ocasionan los hijos, que hasta pueden llegar a enfermar. No permitas que el sufrimiento marchite a la mujer que te llevó en su vientre y te dio la vida.

Recuerda, que ella se ha privado de vivir su vida para vivir tu vida. Ha sacrificado su cuerpo, sus aficiones, sus amistades, sus diversiones por ti… Aún, cuando no sepas apreciar y valorar a tu madre… Por muy poco que la quieras y por mucho que quieras olvidarla, nunca podrás… Estarás de por vida unida a ella por el cordón umbilical. Esa cicatriz nunca la podrás borrar. Qué pena… de una buena y gran mujer también puede nacer «un mala sangre». ¡Pobres madres!

Yo, hoy y siempre, quiero dar las gracias a mi madre por todo lo que soy y por supuesto, no me olvido de mi padre. Les doy las gracias por enseñarme a amar y a respetar la vida y a todo lo que nos rodea. De los dos aprendí a valorar y respetar a las personas y agradecer cada nuevo día. Los dos me indicaron los caminos mejores que me llevan a la luz, la verdad y la vida… Por siempre gracias…

Mamá, no es fácil vivir sin tu presencia, cierro mis ojos para verte y te encuentro dentro de mi alma… Te escucho, te huelo y te presiento físicamente y me lleno de gozo. No hay día que no te recuerde y te necesite, pero no hay un día que no te sienta y presienta cerca de mí, es más, te llevo en mi corazón junto con papá. Ustedes me animan y me llenan de alegría, por eso me encuentro con fuerzas para seguir pasando este tránsito terrenal al que no me siento apegada, vivo la vida ilusionada y esperanzada, pero puesta en otra dimensión mi mirada.

Soy consciente de quién soy y sé que la vida —mi vida— no me pertenece ya que me fue dada por Dios a través de ustedes, mamá y papá, por tanto, los padres no mueren, se prolongan un poco en sus hijos, por eso me gustaría ser el espejo de la memoria de mi madre y de mi padre, siendo digna hija de las grandes personas que ustedes fueron.

Quiero decirte mamá, que me felicito por tenerte como madre. Tú estás muy presente en mi vida, porque eres y formas parte de mi vida. Decirte que eres la persona más maravillosa… Eres única e irrepetible. Eres lo más grande que Dios me ha dado… Eres todo lo que soy y lo que tengo… Eres la razón de mi existir.

Gracias que solo tengo una madre, porque yo no resistiría perderte dos veces. ¡Mamá! Hay veces que tengo ganas de llamarte a gritos, que el eco retumbara en el barranco y lo elevara a las montañas y llegara hasta el cielo donde tú estás ahora… Me he puesto triste, sí, pero estoy muy orgullosa de haberte conocido, de haber nacido de tu vientre y de tenerte como madre, para ti sólo tengo palabras de agradecimiento y recuerdos hermosos.

¡¡Felicidades, mamá!! Todo mi amor es para ti. Un abrazo y un beso muy fuerte… ¡Hasta pronto, mamá!

Hoy te quiero regalar.
La más hermosa y bella flor.
Una humilde margarita…
Mi alma. Mi vida y mi amor.

Fotografía: Piero Sierra, cc.

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