miércoles, 20 de noviembre de 2024

La vida es fugaz

 


Cuando las personas que amamos parten, pasan de vivir entre nosotros, a vivir en nosotros.  Y la oración a Dios es como una luz de bengala enviada al cielo, que siempre nos responde con un bálsamo de paz para calmar el alma.

sábado, 16 de noviembre de 2024

Hijos pródigos

 


Hijo pródigo: Esta expresión suele emplearse para nombrar al hijo que, tras alejarse del hogar de sus padres con la intención de independizarse, termina regresando. El adjetivo pródigo tiene varios usos: Que desperdicia y consume su hacienda sin medida en gastos inútiles, o también que desprecia lo estimable... El hijo pródigo nos representa a nosotros cuando nos rebelamos contra nuestro Padre Celestial, pero no importa a dónde hayamos ido ni lo que hayamos hecho, el Padre misericordioso desea que regresemos a casa a Él y al evangelio de Jesucristo. También la tierra está llena de hijos pródigos.

sábado, 9 de noviembre de 2024

Sobre la banalidad del mal

 


«Mentir constantemente no tiene como objetivo hacer que la gente crea una mentira, sino garantizar que ya nadie crea en nada. Un pueblo que ya no puede distinguir entre la verdad y la mentira no puede distinguir entre el bien y el mal. Y un pueblo así, privado de poder pensar y juzgar, está, sin saberlo ni quererlo, completamente sometido al imperio de la mentira. Con gente así, puedes hacer lo que quieras». Hannah Arendt. Historiadora y filósofa alemana, desarrolló el concepto de «la banalidad del mal».

sábado, 2 de noviembre de 2024

Entrevista a Dios


Puestos a soñar, soñemos… Supongamos que somos periodistas y se nos concede el deseo de realizar la más gloriosa entrevista, ir al cielo a entrevistar a Dios.

Pasa,  —me dijo Dios—. ¿Así que quieres entrevistarme?

—Bueno, —le contesté—, si tiene tiempo...

Se sonríe y me mira tiernamente y dice:

Mi tiempo se llama Eternidad y alcanza para todo, ¿qué preguntas quieres hacerme?

—Me gustaría saber: ¿Qué es lo que más que le sorprende de los hombres?

—Que se aburren de ser niños, apurados por crecer, y luego suspiran por regresar a ser niños. Que primero pierden la salud para tener dinero y enseguida pierden el dinero para recuperar la salud. Que, por pensar ansiosamente en el futuro, descuidan su hora actual, con lo que no viven el presente ni el futuro. Que viven como si no fueran a morirse, y se mueren como si no hubieran vivido. Y pensar que Yo...

Con los ojos llenos de lágrimas y la voz entrecortada, dejó de hablar. Sus manos toman fuertemente las mías y seguimos en silencio. Después de un largo tiempo y para romper el silencio, le dije:

—¿Me deja que le haga otra pregunta?

viernes, 1 de noviembre de 2024

Somos seres perecederos

 


Nacer, morir, cara y cruz de la vida. Así lo hemos entendido y así lo asumimos. Estamos aquí de paso y lo sabemos, aunque intentamos olvidarlo continuamente mediante la cotidianeidad. El saber que somos seres perecederos le da un toque especial a cada uno de nuestros pasos por esta Tierra, que serían muy diferentes en caso de sabernos eternos como los dioses. Pero también, como es lógico, nos llena de pesadumbre y temor el no saber a dónde vamos después de morir. Esta obsesión ha perseguido al ser humano desde que comenzó a tener conciencia de su propia existencia y espiritualidad. Entonces, para algunos surgieron las religiones, como intento de respuesta a lo que no entendemos. Para otros, sin embargo, se revelaron, aunque con los mismos motivos. Gracias a ellas tenemos esa muleta de apoyo que nos recuerda que esta vida no es la única, y que después de la muerte no desapareceremos.