jueves, 20 de junio de 2024

El camino de la vida...

 

De prisa como el viento van pasando

los días y las noches de la infancia,

un ángel nos depara sus cuidados

mientras sus manos tejen las distancias.

Después llegan los años juveniles,

los juegos, los amigos, el colegio,

el alma ya define sus perfiles

y empieza el corazón a cultivar un sueño.

Y brotan como manantial las mieles del primer amor.

El alma ya quiere volver y vuela tras una ilusión,

y aprendemos que el dolor y la alegría,

son la esencia permanente de la vida.

Y luego cuando somos dos en busca del mismo ideal,

formamos un nido de amor, refugio que se llama hogar,

y empezamos otra etapa del camino.

Un hombre, una mujer, unidos por la fe y la esperanza.

Los frutos de la unión que Dios bendijo

alegran el hogar con su presencia,

a quien se quiere más si no a los hijos,

son la prolongación de la existencia.

Después cuantos esfuerzos y desvelos

para que no les falta nunca nada,

para que cuando crezcan lleguen lejos

y pueden alcanzar esa felicidad tan anhelada.

Y luego cuando ellos se van, algunos sin decir adiós,

el frío de la soledad golpea nuestro corazón.

Es por eso ¡amor mío! que te pido,

por una y otra vez, si llego a la vejez,

que estés conmigo...

 

Héctor Ochoa Cárdenas

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