Ayer jueves 30 de mayo, fue aprobada en El Congreso de los
Diputados de España la polémica ley de amnistía. La histórica norma que pone
punto y final a las consecuencias penales del “Procés independentista”, que sale
adelante con el apoyo de la mayoría absoluta de la Cámara y el rechazo de PP,
Vox, UPN y Coalición Canaria, (177 votos a favor y 172 votos en contra).
Murió el sentido común:
Hoy lloramos la muerte de un querido amigo, Sentido Común,
que ha estado entre nosotros durante muchos años. Nadie sabe a ciencia cierta,
cuántos años tenía, puesto que los datos sobre su nacimiento ya hace mucho se
han perdido en los vericuetos de la burocracia.
El será recordado por haber sabido cultivar lecciones tan
valiosas como entrar y salir de la lluvia, por qué los pájaros que madrugan
consiguen lombrices. La vida no siempre es justa y tal vez haya sido yo el
culpable.
Sentido Común vivió bajo simples y eficaces consignas (no
gastes más de lo que ganas) y estrategias parentales confiables, (los adultos,
no los niños, están a cargo).
Su salud comenzó a deteriorarse rápidamente cuando se
aplicaron reglas bien intencionadas, pero arbitrarias.
Informes respecto de un niño de seis años acusado de abuso
sexual por haberle dado un beso a una compañera de clase; adolescentes
suspendidos del colegio por haber usado enjuague bucal después de almorzar; y
que una maestra fuera despedida por reprender a un alumno indisciplinado, sólo
hicieron que empeorara su condición. Sentido Común perdió terreno cuando los
padres atacaron a los maestros simplemente por hacer el trabajo en el que ellos
fracasaron: disciplinar a sus ingobernables hijos.
Declinó aún más cuando las escuelas debieron requerir un
permiso de los padres para administrar una Aspirina, protector solar, o colocar
una cinta adhesiva a un alumno; pero, eso sí, no podían informar a los padres
si una alumna estaba embarazada y quería abortar.
Sentido Común perdió su deseo de vivir cuando los Diez
Mandamientos se convirtieron en contrabando; las iglesias en negocios; y los
criminales recibían mejor trato que sus víctimas.
Para Sentido Común fue un duro golpe que uno ya no pueda
defenderse de un ladrón en su propia casa, pero que el ladrón pueda demandarnos
por agresión.
Finalmente, Sentido Común se rindió y perdió definitivamente
su voluntad de vivir cuando una mujer fue incapaz de comprender que una taza de
café hirviendo, quema. Derramó un poco sobre su falda, y muy pronto logró un
“jugoso” arreglo.
La muerte de Sentido Común fue precedida por la de sus
padres, Verdad y Confianza; la de su esposa, Discreción; su hija
Responsabilidad y su hijo, Raciocinio.
Lo sobreviven sus tres hermanastros: Conozco Mis Derechos; Otro Tiene La Culpa y Yo soy Una Víctima.
No hubo mucha gente en su funeral porque muy pocos se
enteraron que se había ido.
Si aún lo recuerdas, reflexiona, en caso contrario, únete a
la mayoría y no hagas nada...
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