domingo, 5 de mayo de 2024

A las madres se respeta


 

Cada Día de las Madres es un recordatorio que nos permite apreciar el rol de nuestras mamás en la vida. Su amor, su paciencia y entrega cambia cualquier situación y su presencia nos reconforta para ser mejores todos los días, y sus enseñanzas siempre nos acompañarán.

A las madres se respeta... Quiere y aprecia en vida a tu madre, porque cuando ya no esté, por mucho que ruegues al cielo, el remordimiento de tu conciencia no te dejará vivir en paz. Valora a tu madre en vida, quizás mañana sea demasiado tarde.

Valora, cuida y respeta a tu madre mientras la tengas con vida, no esperes que sea demasiado tarde para demostrarle cuánto la quieres. Porque de nada servirá llevarle flores, ni que tan fuerte grites y llores, cuando ya no pueda escucharte. No habrá lágrimas ni lamentos que puedan liberarte del mal hijo-hija que fuiste.

Según la Real Academia Española, valorar es “reconocer, estimar o apreciar el valor o mérito de alguien o algo”. Por lo tanto, valorar a mamá es reconocer y apreciar esas características innatas, como delicadeza, comprensión, afectividad, fortaleza, amor incondicional, ánimo de perdonar y ante todo disposición a servir o a transmitir la fe, entre otras. Por eso, para cada ser humano es un inmenso compromiso dar valor a su madre.

Toda madre por el simple hecho de ser gestora de vida merece ser amada, respetada y valorada. El no sentirlo le provoca una infelicidad que no merece. Una madre transmite a sus hijos su manera de sentir, de ser que formará parte de la identidad de los hijos. De ahí el vínculo natural de pertenencia que algunos hijos llegan a sentir por su madre y que es tan necesario en el ser humano.

Cada madre posee su carácter y personalidad, y no porque sea madre debe ser perfecta y tener todas las cualidades y ningún defecto. Pero lo que sí es seguro, es que da la vida por sus hijos. Ella los cuida, protege y defiende con todo su amor de madre, algo que a los hijos siendo pequeños les hace sentir, emocionalmente, seguros. Pero, cuando los hijos van creciendo y van siendo más independientes, que está bien y así debe ser, aunque lo que no está bien, es que la ninguneen y la desprecien.

Hay hijos que hacen sufrir mucho a sus madres. Sabiéndolo o no, queriéndolo o no, pero les hacen pasar muchos malos ratos; las hacen sufrir, porque sí. A una madre le duele de sus hijos sus palabras hirientes, sus actitudes humillantes, sus tratos despóticos, sus prontos temperamentales, su falta de responsabilidad, sus olvidos y negligencias... Esas actitudes o comportamientos dejan una gran herida y las madres derraman lágrimas de sangre porque sufren en carne viva.

Si ese es tu caso, tú que eres hija-hijo que tratas mal a tu madre, o la has tratado mal y ya no está presente, y su ausencia te pesa y te sientes arrepentido y avergonzado por tu mal preceder, puedes escribirle una carta para mostrarle tu arrepentimiento y pedirle perdón. Si tu madre está con vida, te vas a donde está ella y con humildad le pides perdón y la felicitas por ser tu madre. Pero si ya no está presente, la carta te sirve de conexión para comunicarle tu arrepentimiento por tu mal comportamiento y para demostrarle tus respetos y afecto. Piensa que el corazón de una madre es un abismo profundo en cuyo fondo siempre encontrarás el perdón. Si has sido "cobarde" para tratarla con desprecio, sé "valiente" y humilde y reconoce tus culpas; esta carta te puede ayudar:

“¡Mamá! No conozco vidas sin errores, sin dolores y sin batallas. No sé por dónde empezar, pero necesito que sepas que mi corazón está lleno de dolor y arrepentimiento. Sé que te he lastimado profundamente, y por eso te escribo esta carta para pedirte perdón.

Perdóname por no haber sido la hija-hijo que mereces. Perdóname por no haber estado a la altura de tus enseñanzas. Perdóname por haberte causado tanto dolor y sufrimiento. Perdóname por no haber valorado tu presencia y todo lo que has hecho por mí.

No sé explicar el por qué de querer hacerte daño, aunque consciente, era inconsciente de lo suponía mi comportamiento. Cada vez que pienso en todo lo que te he hecho pasar, siento una gran tristeza. Me duele el alma saber que te he causado tanto dolor. Me siento tan mal por haberte fallado, por no haber sido el hijo que te merecías y te he decepcionado.

Sé que te he hice sufrir mucho y por eso te pido perdón de todo corazón. Siento tanto haberte faltado al respeto y darte malas contestas. Sé que no tengo perdón de Dios, pero necesito saberme perdonado por ti. Tengo pena por no haberte demostrado mi cariño y pena, porque hoy quisiera tenerte frente a mí y abrazarte con todas mis fuerzas, pero ya es demasiado tarde. Porque sé de tu generosidad y bondad, sé que no tienes en cuenta mis desatinos y desprecios. Mi conducta es deplorable, tú no te merecías el mal que te he hecho. Quiero que sepas que te amo con todo mi ser y que daría cualquier cosa por volver atrás el tiempo, para hacer las cosas bien y disfrutar de la compañía de mi madre, madre buena.

Te tuve a mi lado y no te valoré ni te tuve en cuenta y hoy daría la vida por estar contigo. Sé que no puedo borrar el pasado, ni tampoco puedo reparar todo el daño que te he hecho, pero quiero que sepas, aunque lo sabes, que me siento arrepentido. No sé si esta carta será suficiente para reparar todo el daño que te he hecho, pero quiero que sepas que a veces me consume el remordimiento y te escribo desde el dolor de mi corazón.  Ojalá no me hubiera comportado como me comporté. No sé si encontraré alivio, pero espero que puedas perdonarme, aunque también sé (desde el fondo de mi corazón) que tú me has perdonado. ¡Hoy, grito que te quiero!”.

Hay hijos que no merecen las madres que tienen... Para mí, mi madre es la mejor definición de amor puro y verdadero. Una madre te quiere sólo porque eres su hijo. Te quiere con tus defectos y virtudes y todo lo bueno que hagas, con verdadero orgullo lo proclama a los cuatro vientos. Ella te quiere para dártelo todo, incluso sabiendo que puede no recibir nada a cambio, y aun así, no dejará de dártelo. Ella es el espejo donde puedes ver tu felicidad; la verás feliz si te ve feliz y la verás triste si te ve triste. Ella te prestará apoyo, incluso cuando te has equivocado por desoír sus consejos, y te seguirá prestando apoyo cuando vuelvas a tropezar.

Las madres son únicas. Madre, amor incondicional, sin fisuras, ayuda constate, muestra de sacrificio, que te cuidan y están pendientes de que estés bien. Quiere tu felicidad aún a costa de la suya. Una madre es ese ser maravilloso que Dios nos regala, ese Ángel del cielo que está pendiente de nosotros día y noche, la que siempre nos acompaña en momentos de enfermedad, es la única después de Dios que nos ama tal y como somos.

Una madre es como una estrella fugaz que solo pasa una vez en la vida. Cuídala, respétala, compréndela y ámala, porque cuando se vaya ni con todo el llanto del mundo la volverás a ver.

¡Ay! Yo daría la vida por estar ahora un ratito con mi madre... Mamá, Lo mejor de mi vida ha sido estar en la tuya. Tu buen corazón ha sido mi refugio y escuela, y tú fuiste la mejor maestra. Gracias por ser la mejor.

Para un hijo, el corazón de una madre es el más hermoso lugar. Una madre no sólo lleva a un hijo en el vientre durante nueve meses, lo lleva en su corazón toda su vida… Pero, te marchaste y algo de mí se fue contigo, y mucho de ti quedó en mi alma. Gracias mamá por ser mi madre. Gracias a Dios por darme la mejor.

Mamá, sé que ahí donde estás junto a papá, eres feliz, pero mi alma siente melancolía al saber que hoy, siendo el Día de las Madres, no puedo estar cerca de ti. ¡Te echo tanto de menos! Pero me reconforta saber que desde el Cielo sigues velando por mí. Te amo con todo mi ser y siempre te llevaré en mi alma. 

¡Te quiero, Mamá!


Fotografía: Internet


 

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