domingo, 7 de abril de 2024

Luces y sombras

 


Las luces y sombras son las dos caras de una misma moneda y aunque la lances al aire y no sepas cuál te va a salir, lo importante es que estés preparado para vivir cualquiera de las dos circunstancias porque ambas, las luces y sombras, lo positivo y lo negativo, son necesarios para seguir creciendo y para que encuentres tu propio camino en la vida.

Nuestra vida  se compone de luces y sombras, dos opuestos que no podrían vivir el uno sin el otro;  como la vida y la muerte; la alegría y el dolor; la riqueza y la pobreza; la belleza y la fealdad; la salud y la enfermedad... Cada uno de nosotros podemos decidir cuál de los dos potenciar, sin embargo, cuando perdemos el equilibrio nuestra balanza se desajusta y uno de estos opuestos pesa más que el otro, normalmente el negativo, haciendo que nos colapsemos y seamos incapaces de seguir adelante. No hay una sola persona que no haya pasado por un momento de sombra a lo largo de su vida, incluso aquellas que pensamos que llevan una vida de éxito. Sin embargo, es en la adversidad cuando más crecemos y nos hacemos más fuertes.

No todo son luces, ni las luces siempre iluminan nuestra vida, las luces en ocasiones nos ciegan el camino y las sombras puede que nos den las respuestas. Todos estamos hechos de luces y de sombras, dice la psicóloga Lorena Vara G.

Luces y sombras habitan en nuestro interior. Forman parte de lo que somos, de lo que no queremos ser y de lo que puede que seamos. Son la lucha entre lo que reconocemos, lo que evitamos, lo que admitimos y lo que ignoramos o no queremos ver. Y en este pequeño, pero costoso equilibrio, tratamos de pasar nuestros días sin que ninguna de las partes domine nuestra vida.

Cuando la verdad nos dice que el equilibrio entre lo que conocemos y lo que no admitimos es difícil de lograr. Para poder vivir con nosotros mismos tenemos que tomar una buena dosis de aceptación de la realidad: estamos hechos de luces y de sombras y por eso mismo habrá partes de nosotros que no querremos aceptar.

La aceptación de nuestras sombras puede implicar dolor, pero también implica evolución, cambio y aceptación de nuestro yo. Implica, por lo tanto, conocerse a uno mismo y desarrollar una sana autoestima ante la vida. No todo son luces, ni las luces siempre iluminan nuestra vida, las luces en ocasiones nos ciegan el camino y las sombras puede que nos den las respuestas.

“No es posible despertar la conciencia sin dolor. La gente es capaz de hacer cualquier cosa, por absurda que parezca, para evitar enfrentarse a su propia alma. Nadie se ilumina fantaseando figuras de luz, sino haciendo consciente su oscuridad”. Carl Jung.

¿Eres consciente de tus propias sombras? Carl Jung definía a nuestras sombras como el conjunto de las frustraciones, experiencias vergonzosas, dolorosas, temores o inseguridades que se alojan en lo inconsciente. La sombra contiene todo lo negativo de la personalidad que el yo no está siempre en condiciones de asumir y que, por lo mismo, puede llegar a frenar la manifestación de nuestra auténtica forma de ser y de sentir.

La maldad, el egoísmo, la envidia, la cobardía, los celos, la avaricia y muchas de nuestras emociones y nuestros miedos son nuestras sombras. Muchas veces nos damos cuenta de ellas cuando nos llevan a conflictos con los demás. En otras ocasiones se expresan en sentimientos de culpa o hasta en depresiones inexplicables, reflejando una imagen en la que no nos reconocernos.

Incluso, somos capaces de proyectar estas sombras en los otros con tal de no asumir que estos sentimientos, juicios o ideas nos pertenecen. Estamos programados desde pequeños para esconder los fracasos, la desesperación y lo negativo de nuestras vidas. Así, solo por el hecho de ser humanos, guardamos sombras en nuestro interior, al igual que luz.

“Un hombre que no ha pasado el infierno de sus pasiones nunca las ha superado. Hasta donde podemos discernir, el único propósito de la existencia humana es encender una luz en la oscuridad del mero ser”. Carl Jung.

¿Alguna vez te has cegado siguiendo tu propia luz? Las luces que nos componen, que nos rodean y que nos iluminan desde el interior son todas aquellas cualidades, virtudes, emociones, comportamientos o deseos que nos gusta mostrar. Son las máscaras con las que nos disfrazamos en cada ocasión, como si fueran nuestra única y verdadera identidad.

Podemos elegir ser bromistas, inteligentes, comprensivos, sociables, tímidos o valientes, podemos elegir qué queremos mostrar ante el gran escenario social. Actualmente, las luces de nuestra personalidad las hacemos brillar más con el uso de las apariencias en las redes sociales. Vivimos una segunda vida en las que las sombras no solo se esconden, sino que hacemos como si no existieran. Esto que en un principio puede parecer una ventaja, una manera de protección ante las miserias de nuestra vida, en realidad se convierte en el epicentro de la expresión del narcisismo moderno.

Nos dejamos cegar por nuestras luces, nos obsesionamos tanto porque sean nuestro verdadero foco de expresión hacia el exterior, que dejamos de ser humanos para ser máquinas de sonrisas en las fotos que guardan grandes vacíos en el interior.

Por eso resulta tan importante conocer nuestras sombras, porque nos ayudan a mantener el equilibrio interior. Somos falibles, sentimos celos, envidia o culpa, pero también nos recomponemos. Somos humanos y aceptarlo viviendo la realidad y no una historia de cuento, nos ayudará a desarrollar una autoestima sana y a vivir una vida mejor y más plena. No niegues tus sombras, acéptalas; no te ciegues con las luces, busca tu equilibrio interior.

La sombra es el maravilloso lugar donde puedes resguardarte en un día de extremo calor, pero también se puede convertir en tu mayor enemiga cuando la utilizas para ocultarte de la realidad. Y aquí habría que referirse a esos momentos en los que vives a la sombra de tu propia vida, sin sentirte identificado con nada de lo que te rodea, en lugar de potenciar todas tus cualidades y convertirte en el centro de tu propio universo. Todos atravesamos por circunstancias difíciles a lo largo de nuestra vida que desearíamos eliminar y convertir en inexistentes. A veces olvidamos que la luz se encuentra muy cerca de nosotros y que podemos apretar el interruptor cuando lo deseemos, el problema es que nos hemos acostumbrado a estar a oscuras y la mayor parte del tiempo preferimos seguir instalados cómodamente en ese espacio y que nada ni nadie nos saquen de nuestra sombra conocida.

Una persona se convierte usualmente en aquello que cree que es y también su sombra, que es una prolongación de la propia persona y se nutre y alimenta de ella, por eso hay personas que no se reconocen ni en su propia sombra. Con el paso del tiempo, son estos momentos de sombra los que más valoras en tu vida porque te hacen apreciar cuánto te has superado para dejarlos atrás y para avanzar con paso firme hacia un nuevo horizonte, el lugar donde se encuentra la luz.

No intentes huir de tu sombra porque entonces estarás huyendo de ti mismo. Ni pretendas abandonarla u ocultarte tras ella. Pero, si te has valido de tu sombra para dañar a  alguien, es hora de que pongas luz y afrontes tus acciones y las purifiques. Tienes que aprender a vivir con tu sombra, a seguir sus movimientos, a lograr una coreografía perfecta, incluso debes aprender a alimentarla para que no sea más pequeña que tu propio yo. Un hombre es luz, pero no es nada sin su sombra de la misma manera que el sol y la luna se necesitan, porque son la cara de la misma moneda.

Si no reconoces tu sombra, ha llegado el momento de que mires en tu interior, profundamente, allí donde nunca habías llegado y escuches la dialéctica de tu cuerpo y de tu alma. Y en esa búsqueda de tu sombra, llega el momento de emprender el maravilloso viaje que siempre habías deseado iniciar y que te ayudará a encontrarte contigo mismo. No tengas miedo de tu sombra, ni mires atrás para ver si te acompaña, tan sólo deja que siga tus pasos y aprende a vivir con ella. Sólo así encontrarás sentido a tu vida y conocerás el verdadero significado de la felicidad.

Perdonar es el valor de los valientes. Solamente aquél que es bastante fuerte para perdonar una ofensa, sabe amar. Actúa con el corazón, el universo se encargará del resto.

Fotografía: Internet


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