En el amor siempre hay algo de locura, pero también hay
siempre en la locura algo de razón. Friedrich Nietzsche.
El amor es uno de los sentimientos más fuertes que existen.
Los lazos afectivos que pueden establecerse con la persona amada pueden incluso
cambiar todos aquellos principios que habíamos creído firmes durante toda
nuestra vida o llevarnos a hacer cosas que jamás imaginamos. Pero, ¿qué pasa si
esa persona a la que hemos entregado nuestro corazón nos deja o fallece? ¿Qué
ocurre si nos sentimos morir de amor?
Aunque es una expresión que solemos utilizar constantemente,
¿se puede morir de amor? Existen algunos estudios que aseguran que sí es
posible que una persona muera tras un proceso amoroso doloroso. Estos estudios
revelan que la tristeza que sentimos ante la pérdida del ser querido puede
conllevar algunas enfermedades que nos llevarían, en el peor de los casos, a la
muerte.
La pérdida de un ser amado, ya sea porque nos han abandonado
o por la propia muerte del ser querido, es uno de los factores determinantes
para creer que se puede morir de amor. Existen muchos casos en la historia en
la que, cuando ha fallecido una persona, al poco tiempo fallece su cónyuge o
compañero de viaje.
Entonces, ¿se puede morir de amor? Decir que sí sería aventurarse
demasiado. Sin embargo, es cierto que la pena es un dardo directo al corazón, y
no hablamos en sentido figurado. Según un estudio de la Sociedad Europea de
Cardiología, la relación entre tristeza extrema y patologías cardíacas es un
hecho evidente. Si Isolda hubiese sido un personaje de carne y hueso podríamos
asegurar que lo que sufrió al conocer la muerte de Tristán fue una especie de
ataque al corazón, claro que entonces el desenlace no habría sido ni tan fatal
ni tan romántico.
Cuando nuestro corazón se somete a un estrés emocional
intenso, como la muerte de un ser querido, puede “romperse”. La producción de
adrenalina se dispara tanto que debilita el músculo cardíaco hasta tal punto
que el ventrículo izquierdo del corazón adquiere una forma cónica.
Conocemos muchas historias sobre parejas que mueren con pocos
días de diferencia. En su mayoría suelen ser personas mayores y se suele
asociar esta muerte con un sentimiento de amor poderoso. Aunque en otros casos
también se cree que la fuerte dependencia del uno por el otro les hace sumirse
en un estado de depresión, en el que dejar de comer y cuidarse provoca el
terrible final, dice la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.
“La perfección del amor es morir por amor”. Denis de Rougemont.
Morir de amor, ¿es posible? ¿Se puede morir de amor? ¿Puede
ser esto una realidad o hay alguna posibilidad de que exista una explicación
científica para ello? Seguro que alguna vez has podido escuchar algún caso en
el que una persona muere y al poco tiempo muere su esposo o esposa. Y es que
muchas personas nunca logran superar la muerte del ser amado y esto parece ser
la causa de una muerte repentina.
¿Puede el propio dolor de la pérdida hacer enfermar al
cuerpo? ¿Puede morir una persona por el simple hecho de decidir que ya no
quiere vivir? En definitiva, ¿Realmente se puede morir de amor? En principio
resulta complicado hallar una respuesta científica, ya que no existen medidores
del sistema inmunológico. Algunos expertos han intentado arrojar un poco de luz
sobre el tema buscando la relación entre la aflicción por la pérdida del ser
amado y si estos cambios pueden reflejarse en el propio cuerpo.
“Lo único que me duele de morir, es que no sea de amor”. Gabriel García Márquez.
De hecho, muchos sostienen que la soledad y la tristeza parece tener cierta relación con algunas enfermedades, con lo cual parece posible afirmar que el perder a la pareja puede tener un impacto directo sobre la esperanza de vida. Muchos de los encuestados afirmaban que se sentían como si realmente les hubieran quitado una parte de su cuerpo o como si los hubieran partido por la mitad.
En cualquier caso, el doctor Freddie Negron, especialista en
medicina paliativa del Instituto Miami Vitas, defiende la teoría
mente/cuerpo/luto. Esto quiere decir que las causas por las que una pareja podría
morir tras el fallecimiento del ser amado podrían estar en una latente
enfermedad cardíaca que se agrava con la depresión y la tristeza.
“El amor es como don Quijote: cuando recobra el juicio es
para morir”. Jacinto Benavente.
Ser uno mismo y estar en los otros.
Vivir en una soledad poblada.
Forjar vínculos indestructibles.
Abrazar sin invadir.
Amar sin anular.
Comunicar sin agotar.
Ser uno mismo.
Ser nosotros. Crear mundos,
inspirar sueños, restañar heridas.
Desplegar la vida en el tiempo.
hablar en el trueno y el susurro,
ser batalla sin muertos.
Somos imagen del Dios de los encuentros.
Fotografía: Internet
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