miércoles, 14 de febrero de 2024

Comienza un periodo de conversión

 


Hoy comienza la Cuaresma, tiempo litúrgico de conversión que se centra en tres pilares espirituales: la oración, el ayuno y la limosna. Durante los 40 días de Cuaresma, se nos exhorta a la reflexión, a realizar actos de caridad y hacer pequeños sacrificios como modo de preparación para la celebración alegre de la resurrección de Cristo el Domingo de Pascua.

La palabra Cuaresma proviene del latín quadragesĭma, que significa “cuadragésimo día”, en referencia al periodo que abarca. La Cuaresma es un periodo de 40 días que precede la celebración principal del cristianismo: la Resurrección de Jesucristo, que se festeja el Domingo de Pascua.

La celebración de la Pascua del Señor, constituye, sin duda, la fiesta primordial del año litúrgico. De aquí que, cuando en el siglo II, la Iglesia comenzó a celebrar anualmente el misterio pascual de Cristo, advirtió la necesidad de una preparación adecuada, por medio de la oración y del ayuno, según el modo prescrito por el Señor. Surgió así la piadosa costumbre del ayuno Infra-pascual del viernes y sábado santos, como preparación al Domingo de Resurrección.

El inicio de la Cuaresma está marcado por el Miércoles de Ceniza, precedido por los festejos del Carnaval, y su final tiene lugar el Jueves Santo. En 2024, la cuaresma da comienzo este miércoles 14 de febrero (Miércoles de Ceniza) y culmina el jueves 28 de marzo, Jueves Santo.

La Cuaresma es un periodo de preparación, purificación, reflexión y conversión espiritual. En este tiempo se llama a los fieles a guardar ayuno y penitencia, tal como lo hizo Jesús en el desierto.

La finalidad de la Cuaresma es prepararse espiritualmente para recibir a Dios y para reflexionar sobre los sacrificios que tuvo que hacer Jesús para librarnos de los pecados. Durante la Cuaresma, los ministros de la Iglesia católica se visten con ropas de color púrpura para simbolizar la tristeza, el dolor, la penitencia, el duelo y el sacrificio. El cuarto domingo se usa el color rosa, mientras que el Domingo de Ramos, es decir, el último domingo antes de la Resurrección, se usa el color rojo, para hacer referencia a la Pasión del Cristo.

Inicialmente, los cristianos preparaban la fiesta de Pascua guardando tres días de oración, meditación y ayuno. Pero alrededor del año 350 d. de C., la Iglesia incrementó el tiempo de preparación a cuarenta días como recordatorio de los mismos días que Jesús pasó en el desierto.

El origen de la Cuaresma se remonta a los primeros siglos del cristianismo y tiene varias influencias en su desarrollo. El número 40 tiene mucha importancia, pues está asociado a la Cuaresma, dentro de los ritos judeocristianos. El número 40 tiene una significativa presencia en la Biblia, como los 40 días y noches del Diluvio, los 40 años de peregrinación del pueblo de Israel en el desierto, y los 40 días de ayuno de Moisés y Elías en la montaña, y 40 los días que pasó Jesús en el desierto, antes de comenzar su ministerio.

La Cuaresma es celebrada por toda la cristiandad, por los católicos, los católicos ortodoxos, y algunas ramas del protestantismo, como los anglicanos y algunas iglesias evangélicas.

Como hemos dicho, la Cuaresma comienza con el ‘Miércoles de Ceniza’ que marca el inicio de la Cuaresma, es un día para recordar el fin de la propia mortalidad. Se caracteriza por la imposición de las cenizas en la frente de los fieles, mientras el padre pronuncia las siguientes palabras, contempladas en el libro Génesis de la Biblia:

“Acuérdate, hombre, de que eres polvo, y en polvo te has de convertir”.  (3: 19).

La cruz de ceniza en la frente tiene un poderoso simbolismo, ya que representa el sentimiento de arrepentimiento por los pecados que se han cometido.

¿Por qué ayunar, orar y dar limosna durante la Cuaresma? Así como un atleta se prepara para un evento importante, los católicos nos preparamos para los eventos claves de la Semana Santa a través de los pilares de la oración, el ayuno y la limosna. Estos, nos guían en la reflexión diaria sobre nuestra propia vida mientras nos esforzamos por profundizar nuestra relación con Dios y con el prójimo, sin importar en qué parte del mundo viva el prójimo. La Cuaresma es un tiempo de crecimiento personal y espiritual, un tiempo para mirar hacia afuera y hacia adentro. La Cuaresma es una jornada de misericordia.

En la Iglesia primitiva, la Cuaresma se desarrolló como un período de preparación para el bautismo de los catecúmenos (personas que se estaban preparando para convertirse al cristianismo). Durante la Cuaresma, los catecúmenos recibían instrucción religiosa y se preparaban espiritualmente para el bautismo, que se celebraba en la Vigilia Pascual. A medida que la Iglesia se fue organizando y estableciendo normas litúrgicas, la Cuaresma se convirtió en un tiempo de ayuno y penitencia para todos los fieles, no solo para los catecúmenos.

En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, perdonando y pidiendo perdón, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Aunque algunas veces las personas que hacen obras buenas son pisoteadas por gente de malas entrañas y envidiosas, que no son capaces de ver su errado comportamiento, porque sus emociones están enfermas y su interior no está en paz. Cuando despiadadamente te dan en una mejilla, le pones la otra mejilla y te dan con más fuerza, aunque tengas aguantes, no tienes porqué aguantar tanto desprecio gratuito. Nadie tiene derecho de descargar sus frustraciones sobre nadie. Yo como cristiana puedo preguntar por la razón de ciertas actitudes y acciones, si no recibo respuestas, me aparto, pero puedo rezar por ellos. Estamos en tiempo de reflexión y de tomar conciencia de nuestros actos. Este tiempo de Cuaresma nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que, por acción de nuestro pecado, nos alejamos más de Dios. 

Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.


Fotografía: Internet


 

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