sábado, 17 de febrero de 2024

Corren malos tiempos

 


No sé, pero tenemos la sensación de que el mundo se está volviendo al revés. Son tiempos convulsos y confusos. Vivimos un momento inestable, incierto y falto de esperanza, por todas partes vemos malestar, violencia, inquietud e incertidumbre. Las cosas no parecen pintar bien y muchos corazones están llenos de ansiedad, temerosos de no poder resistir al vendaval que lo empuja a merced de lo inesperado.

Me recuerda cómo describe la Biblia los últimos días. (Lucas 21:25 y 26): “Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfallecerán los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas”.

En un principio el plan de Dios era el bienestar del hombre: varón y mujer los creó, y creó el Paraíso para que vivieran juntos en amor eternamente felices. Dios es amor y creó al hombre para el amor. Vivir en el Paraíso es disfrutar de todo bien material, pero el mayor bien estaba en el propio corazón del hombre, y si el hombre se deja seducir por el mal, rompe con su propio bienestar y le persigue todos los males, y eso fue lo que les pasó a los primeros hombres, que llevados de su prepotencia y egoísmo, libremente, se alejaron de Dios. Después de cometer el pecado, caen en la cuenta de lo que habían hecho y toman conciencia de que se habían labrado su propia desgracia, y hasta hoy el hombre sigue luchando entre el bien y el mal. 

Desde entonces el pecado es la perdición del hombre, y Dios ha querido que el hombre tome conciencia de sus errores. En los relatos de la Historia vemos como el pecado hace estragos. La perversión del hombre no ha cejado, sabemos el porqué del 'Arca de Noé'. Sabemos el porqué del fuego en Sodoma.  Sabemos el porqué de las 'Plagas de Egipto'. Sabemos lo que pasó a los pies del Sinaí mientras Moisés esperaba recibir las 'Tablas de la Ley'... Son tantos los episodios que nos llaman a reflexionar sobre el comportamiento del hombre, que seguimos viendo como el pecado del hombre trae mil desgracias sobre el propio hombre. Los buenos hombres rezan por los malos hombres, pero los males del pecado repercute sobre todos los hombres.  

Desde tiempos lejanos la tierra ha mostrado los signos de la maldad del hombre. La ceguera y la soberbia del hombre no le deja ver los implícitos mensajes de Dios, y Dios que es misericordioso, nos envía a su Hijo para que nos dé testimonio de la Verdad y la Verdad es Dios: un Padre que quiere que nos liberemos del pecado y nos salvemos. En el Antiguo Testamento Dios nos habló a través de los Profetas, pero viendo nuestra ignorancia, envía a Jesús para que Él mismo, en persona, nos de testimonio de vida. Jesús: Camino, Verdad y Vida. Todo es cuestión de fe, salvarnos está en nuestras manos, y la ley de la salvación es el amor. 

Jesús, Dios entre nosotros. Las cosas no habían comenzado de esa manera. De hecho, la noche era tranquila y agradable cuando Jesús y los discípulos subieron a la barca de madera. Tranquilos zarparon en el lago mientras navegaban hacia el otro lado. Pronto, Jesús se quedó profundamente dormido en la parte trasera del barco.

Sin embargo, todo cambió rápidamente. La oscuridad profunda se extendió por el cielo mientras el viento soplaba salvajemente por los cañones de las montañas a lo largo de la costa este, provocando que una feroz tempestad estallara repentinamente sobre el lago.

Los discípulos estaban aterrorizados. Todo estaba tan oscuro que ya no podían ver a Jesús y sus voces eran ahogadas por la terrible tormenta. ¿Dónde estaba Jesús? ¿Los había abandonado? Absortos por tratar de salvarse, remaron más fuerte y se olvidaron de Jesús. Fue solo cuando un rayo iluminó el cielo que vieron a Jesús dormido en la parte de atrás. Había estado allí en la barca con ellos todo el tiempo y sintiéndose solos su miedo los ahogaba y asustados no sabían cómo salir de la situación.

De hecho, hoy estamos en medio de una tormenta, una tormenta de incertidumbre y miedo y con el temor de que la tormenta vaya a más. Y, ¿cómo podemos estar preparados para afrontarla? Con la fuerza de la fe toda tormenta se calma, por eso, debemos permanecer junto a Jesús. No tenemos tiempo que perder caminando a través de nubes de duda y de incertidumbre. Deja atrás al hombre viejo y revístete del hombre nuevo, para que puedas ver el buen camino.

"Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes".

Comenzamos una nueva andadura y a medida que avanzamos hacia tiempos turbulentos y difíciles la desesperanza se apodera de nosotros, pero sabemos que Jesús está con nosotros y quiere enseñarnos valiosas lecciones de fe y confianza, lo que nos ayudará ahora y en el futuro. Por eso te pedimos Señor, que nos sostengas y ayudes a mantener nuestros ojos enfocados en Ti, para darnos cuenta que estás a nuestro lado esperando nuestra llamada y acudir en nuestro auxilio. Pena que los que viven ciegos de ira, envidia y venganza no pueden verte a su lado, porque sus malas acciones los alejan de tu presencia. Ten compasión de ellos.

Señor, corren malos tiempos y no quiero alejarme de tu presencia, en Ti está el Camino, la Verdad y la Vida, y con tu gracia y poder nos ayudarás a proclamar tu mensaje de Amor de Paz y de Esperanza. Gracias, Señor, por escucharnos. Gracias por calmar las tormentas que nos azotan. Gracias por darnos fuerzas para no perecer en nuestras debilidades. Gracias por traer paz y tranquilidad a nuestros corazones. Gracias por el don de la fe.

Señor, sálvanos que perecemos... ¡Ven Señor no tardes!


Fotografía: Internet


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