La vida después de la muerte (también conocida como, vida después
de la vida, vida futura, existencia post-mortem, ultratumba, vida en el
"más allá" o vida eterna) es la creencia de que la parte esencial de
la identidad o el flujo de consciencia de un ser vivo continúa después de la
muerte del cuerpo físico o espiritual.
Según diversas ideas sobre esta vida, la esencia del que vive
después de la muerte puede ser el de algún elemento parcial o la supervivencia
del alma, espíritu o consciencia que lleva consigo y puede conferirle una
identidad personal.
La humanidad no entiende el sentido de la vida y la muerte, pero siempre ha tenido la esperanza de que haya vida
después de la muerte. Desde distintos puntos de vista, esta hipotética existencia continua tiene lugar en un ámbito espiritual, mientras que en otros casos, tiende a creer que el ser puede volver a nacer en este mundo y comenzar el ciclo de vida
nuevamente, probablemente sin recordar lo que ha hecho en el pasado. En este
último punto de vista, tales renacimientos y muertes pueden tener lugar una y
otra vez continuamente hasta que ingrese en un reino espiritual u Otro Mundo. Los principales puntos de vista sobre la vida después de la muerte derivan de
la religión, el esoterismo y la metafísica.
Morir es dejar de respirar y al dejar de respirar, nuestras células ya no se nutren de oxígeno. Sin oxígeno, la mitocondria dentro de las células no puede producir adenosín trifosfato, conocido por sus siglas en inglés como ATP, una sustancia química que cumple una serie de funciones celulares. Y, si tus células no pueden producir ATP, dejan de funcionar. Pero, según un artículo proporcionado por Urban Tecno, una parte vital de nuestro cuerpo continúa, biológicamente, con vida después de nuestra muerte.
A nivel espiritual la muerte puede provocarnos infinidad de
sensaciones, sin embargo, en el plano biológico las cosas están cada día mejor
estudiadas. Tendemos a pensar que al morir todo nuestro cuerpo se convierte en
una figura inerte, sin vida y que es descompuesta por bacterias y microbios
externos. La ciencia ha revelado ahora que esto no es así y partes de nuestro
cuerpo sigue vivo. En nuestro interior tenemos muchas cosas aparte de venas,
cartílagos, corazón y cerebro. Tenemos una compleja comunidad de billones de
microorganismos. Así lo ha recogido ‘Science Alert’ en un reciente artículo.
Estos microrganismos, bacterias y microbios, son muy beneficiosos para nuestro
buen funcionamiento. Popularmente a todo esto se le ha conocido como “flora
intestinal”, sí, la que anuncian muchas veces en los yogures por la televisión.
Las bacterias de nuestro cuerpo sobreviven a nuestra muerte. Bromas
a un lado, todo este ecosistema que se encuentra en nuestros intestinos reporta
beneficios para nuestra vida, por ejemplo, ayuda a digerir y descomponer los
alimentos. Dentro de nuestro cuerpo viven en un ambiente cálido y relativamente
estable, lo que hace que su día a día sea apacible. No obstante, se pensaba que esto cambiaba cuando morimos, pero los expertos han señalado que no, nuestra fauna
intestinal no muere con nosotros, al contrario, nos sobrevive y sigue
ejerciendo una gran labor para el conjunto de todo el planeta.
Según las investigaciones los microbios y microorganismos no
mueren con la conciencia humana, ya que dentro de los intestinos sobreviven al
gran cambio. Lo que pasa cuando morimos es que las células privadas de oxígeno
comienzan a digerirse a sí mismas en un proceso llamado “autólisis”. Por otro
lado, en los intestinos donde habitan bacterias y microbios estos continúan con
su vida, es más, comienzan a expandirse por todo nuestro cuerpo en el fenómeno
que es la putrefacción. Sin oxígeno, las bacterias dependen de otros procesos
como la fermentación que crean gases que indican el estado de putrefacción de
un cuerpo. Durante todo este tiempo, los microorganismos están devorando ya
todo nuestro cuerpo haciendo que nuestro cuerpo se convierta en materia
esencial para la vida.
Las bacterias hacen que nuestro cuerpo sirva de alimento. La
muerte es un evento triste y trágico para muchas comunidades humanas, pero a
nivel biológico es algo increíble y muestra como todos estamos metidos en un
ciclo en el cual quien deja atrás la vida se convierte en un recurso para que
otros puedan nacer y seguir adelante. Así que, nuestra flora intestinal tiene
un doble propósito y pase lo que pase siempre es beneficiosa para el medio
ambiente. En vida nos ayuda con nuestro tránsito, pero cuando morimos también
ayuda a que nuestro cuerpo se convierta en fuente de energía para otros seres
vivos.
Lo que queda claro es que las bacterias y microorganismos son muy resistentes. Esto es beneficioso en el proceso que hemos contado, dice ‘Science Alert’, pero es un problema a nivel médico y ambiental, cuando las bacterias son perjudiciales para nuestra vida.
La ciencia y la biología avanza, pero está claro, que en la vida y en la muerte hay un gran misterio que solo Dios conoce...
Al igual que un día bien aprovechado trae buen sueño, una
vida bien aprovechada trae una muerte feliz. Leonardo da Vinci.
Fotografía: Internet
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