Bullying filosófico a un alumno que llegó tarde. El muchacho llegó tarde a clase, y le costó caro, porque lo que lo esperaba no lo iba a dejar bien parado. Es que minutos antes la profesora le había tendido una trampa, en connivencia con todos los jóvenes alumnos secundarios que estaban en el aula aprendiendo filosofía.
Había tomado una carpeta verde y
preguntado a los chicos y chicas de qué color era la misma: "Verde"
contestaron al unísono. Al instante, ordenó la consigna del ejercicio que tenía
pergeñado: "Si algún alumno llega tarde, ustedes dirán que esta carpeta es
roja". Los chicos rieron aceptando y fue así, en seguida hizo su entrada
el rezagado que, culposo por su tardanza, caminó rápido hacia su asiento.
Siguiendo con la clase, la profesora
en un momento preguntó: "¿de qué color es esta carpeta?". Los alumnos
acataron la consigna y, frente a la carpeta verde, uno a uno fue diciendo
"roja" de forma unánime.
Allí fue cuando la pregunta fue
dirigida al pobre chico que ya venía mirando azorado la escena. "¿De qué
color es esta carpeta?", le preguntó la profesora. Sin demasiada
convicción el joven dijo "roja", y al instante el aula estalló en
risas.
Para resumir el vídeo, la escena que
vino después, digamos que el chico quedó como un papanatas, la profesora como
una canchera bárbara y los alumnos sintieron alivio por haber llegado temprano
a clase ese día.
Hablando de presión ambiental y de la
debilidad del ser humano ante ella, la profesora citó a Nietzsche, quien habría
dicho que: "El mundo puede dividirse entre dos tipos de personas: las que
siguen sus propios deseos y las que siguen los deseos de los demás. Las
primeras son fuertes, y no se dejan gobernar por nadie, y las segundas son
débiles, y se limitan a hacer lo que dicen y hacen los demás". Después de
la cita, y mirando al compungido muchacho, le dijo: "No se preocupe, este
es el pan de cada día, somos muy sumisos" para luego referirse a la
Alemania nazi y las consignas del régimen, acatadas por la mayoría. Terminó con
una frase de Kant: "El ser humano es el único animal que necesita un
amo para vivir".
Hasta ahí la escena, que puede verse
en internet ya que proviene de la conocida serie Merlí.
En filosofía hay corrientes como el
positivismo que no admite discrepancia,
por ejemplo, lo comprobamos en el color de una carpeta. Viene entonces, con
fuerza las paradojas a la hora del análisis. Es que casi unánimemente el video
se entiende como un duro alegato contra la masificación de los criterios que
permitieron la aparición de tiranías terribles. El problema es que lo hace en
la misma línea de lo que dice criticar. La orden inapelable de la profesora, el
acatamiento de la consigna, la ausencia de matices para pensar la cuestión por
parte de una mayoría de quienes la interpretan.
Por ejemplo, no hay una ponderación
de la violencia del dicho de Nietzsche ofrecido en ese contexto, que deja a
todos sin demasiadas opciones: o se es un individuo "fuerte" y
refractario al criterio comunitario y a cualquier orden que no sea el de su
ombligo, o se es una oveja debilucha, masificada y sumisa.
A veces estamos sujetos a la presión
ambiental entre dos tipos de personas: la masificación pasota, por un lado, y
la "individuocracia" ajena a toda inteligencia grupal, por el otro, y
es habitual vernos artificialmente desgarrados ante este tipo de
planteamientos. Se dejan de lado matices y, por ejemplo, se ignoran milenios de
evolución humana en la que la inteligencia, nutrida por la construcción
comunitaria, acertaba mucho más de lo que fallaba.
El video, más allá de su enunciado,
se rige por lo de siempre: la exclusión y la mirada despectiva de aquello que
se ve como "malo", bajo la mirada de la líder del caso (la profesora)
que avala todo el proceso.
Para gustos colores. Una mayoría dice
que el video es bueno, pero otros dicen que es malo y violento, discrepar es un
acto de valentía… Las conclusiones vienen dadas por el punto de vista que se
observe, hay quién se fija en un punto y otros en todo en contexto. Por eso
cabe preguntarse, si el hecho de que tantos hayan visto algo libertario y bueno
en una escena de bullying filosófico sobre un pobre alumno despistado, es
maltrato o producto de una extraña inteligencia colectiva a la cual no tenemos
acceso, explica Miguel Espeche, licenciado en Psicología y psicoterapeuta
clínico.
Fotografía: Internet
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