¿Qué es la nostalgia? La mayoría de las personas asociamos la
nostalgia a un sentimiento de tristeza negativo o incluso de pérdida. Tanto es
así que son muchas las ocasiones en las que le otorgamos a la nostalgia un
significado malo o indeseable, pero también hay nostalgia de vivencias alegres de personas amorosas que traerlas a la memoria nos reconfortan y nos dan fuerzas para seguir caminando.
La nostalgia es la añoranza del pasado, particularmente por
una época o por un lugar donde tuvimos buenas experiencias o que nos generan
buenos recuerdos. Puede ser un momento específico o la “buena época” de la
niñez, juventud, por ejemplo.
La Real Academia define la nostalgia con dos acepciones. La
primera es "la tristeza melancólica originada por una perdida" y la
otra "la pena por verse ausente de la patria o de los deudos o
amigos". Ninguna de las dos es muy positiva. Esto se debe a la propia
historia de la emoción.
Nostalgia del pasado. Dicen que cualquier tiempo pasado fue
mejor. La nostalgia es una mezcla de tristeza y alegría, sabor dulce y amargo a la
vez. ¿Quién no ha sentido esa extraña sensación? Abre el álbum de fotos de tu
mente y rescata un recuerdo, tus juegos de niño, tus días de escuela, tus abuelos o tus padres que ya no están... Una sensación recorre rápidamente tu cuerpo, sube desde el estómago
hacia el pecho y se instala en el esternón. Ahí está tu nostalgia. Una mezcla
de ternura por el pasado, alegría por lo vivido, tristeza porque se fue y un
cierto anhelo por estar allí otra vez. Las emociones son efímeras, pero juegan un papel muy relevante para nuestro bienestar emocional.
La nostalgia es un sentimiento mucho más positivo de lo que
parece, porque se convierte en
una emoción positiva asociada al recuerdo de personas, situaciones o lugares
que una vez nos hicieron felices. Pero recordar no es un refugio exclusivo de
personas mayores. La nostalgia no tiene edad y puede ser una emoción positiva,
siempre.
Genera seguridad. El pasado es un lugar seguro al que volver
si puedes recordar un momento difícil que lograste superar y conectar así con
tu yo más fuerte.
Favorece la identidad. En momentos de cambios la nostalgia
reconecta con aquella persona que un tiempo fuiste y que quizás ahora no puedes
ver. Es mirar una foto tuya de otros tiempos y decir ¡Soy yo!
Da un significado a tu vida. Favorece la comprensión del
presente a través de la propia historia, con el beneficio añadido de aceptar el
paso del tiempo asentándose en lo bueno sucedido, no en los traumas del ayer.
Acrecienta la autoestima. El arrepentimiento insiste sobre lo
que no pudiste hacer o no hiciste bien; evocar lo bueno vivido abre un espacio
a la acción: "Si una vez fui así, puedo volver a serlo".
Incrementa el optimismo. Científicos de la Universidad de
Southampton (Reino Unido) pidieron a un grupo de jóvenes que recordaran su
pasado. Los que evocaron recuerdos nostálgicos se sentían más felices, porque la nostalgia ayuda a
afrontar las dificultades del presente.
Reduce la sensación de soledad. Conectar con lo que fuiste
como individuo o lo que somos como sociedad dirige la mirada hacia los demás y
crea sensación de unidad. Evita el aislamiento, pues te impulsa a llamar a
amigos, a volver a ciertos lugares, etc.
Disminuye el dolor y el sufrimiento. Algunos estudios
demuestran que baja las citoquinas proinflamatorias que están involucradas en
las vías del dolor. Además, refuerza la memoria de los tiempos felices frente a
los infelices, lo que aminora el sufrimiento.
La nostalgia sirve de puente entre el pasado y el futuro,
pero, sobre todo, ayuda si nos hace saborear el presente. Cada momento tiene su
nostalgia, porque cada cambio en la vida tiene una razón diferente. En palabras
de la escritora Sveltlana Boym en 'El futuro de la nostalgia' habla de la nostalgia positiva si nos
ayuda a reflexionar y a restaurar la persona que en realidad somos. En ese
caso, siempre producirá más alegría que tristeza.
Todos hemos sentido nostalgias de muchas cosas. Nostalgia de
los sitios a los que íbamos, de las personas que formaban parte de nuestra vida
cotidiana, de sabores de comida que hace tiempo no paladeamos… También
curiosas nostalgias de gestos, de abrazos, de cercanía con la gente que han
formado parte de tu vida. Nostalgia de lugares, de
relaciones de otras etapas de nuestra vida en las que hacíamos cosas diferentes
o incluso éramos distintos de cómo somos ahora.
Numerosos estudios científicos han llegado a la sorprendente
conclusión de que, a pesar de que a menudo la nostalgia se la relacione con la
tristeza y haya quien la confunda con depresión, este sentimiento agridulce
tiene una función positiva, ya que puede contribuir a sentirnos emocionalmente mejor.
La nostalgia no nos ancla al pasado, como podríamos pensar, sino que de hecho
puede servir para subirnos el ánimo y aumentar nuestra vitalidad.
Una investigación de la Universidad de Southampton, la
Universidad de Surrey y la de Le Moyne halló, entre otras cosas, que la
nostalgia ayuda a fortalecer el sentido de la propia identidad y nos hace sentir
más optimistas e inspirados. El asunto, parece ser, no es tanto el hecho de que
regresemos al pasado, sino que en general lo usamos sin darnos cuenta como una
herramienta de autodescubrimiento.
Así, al comprender los acontecimientos del pasado que recrea
la nostalgia, podemos entender mejor quiénes somos hoy. Ese recuerdo sucede en
el presente, y es una reacción a situaciones que puede que nos esté costando
vivir o transitar. Los recuerdos felices, por otra parte, pueden darnos un
respiro en un momento de negatividad. En este sentido, la nostalgia actuaría
como una respuesta psicológica de refuerzo cuando nos encontramos ante un
obstáculo o un problema.
Gracias a esta transición que nos permite sentir la nostalgia, podemos conectarnos con nosotros mismos, con las personas que amamos, con los momentos vividos y con aquel estado efectivo y afectivo que anhelamos.
En mi nostalgia hay agradecimiento. En mi anhelo hay nostalgia de tanto bueno que he vivido...
A mí me gusta recordar para revivir y reavivar las vivencias que conforman la aventura de mis días. La añoranza me embarga, añoro porque estoy viva y siento latir mi corazón. Y, hoy y siempre añoro a mi madre que me dio el ser a la que sigo unida por un camino de estrellas; igualmente añoro a mi padre y a los dos los amo con toda mi alma, su memoria y cariño siguen alimentando y dando sentido a mi vida… Los añoro porque son parte de mi vida, son mi vida misma...
El pasado es una vela a gran distancia: demasiado cerca para dejarte ir, demasiado lejos para consolarte. Amy Bloom.
Fotografía: Internet
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