Mamá, Verte partir, a ti y a papá, ha sido lo más doloroso
que me ha podido pasar.
Cada 23 de junio se remueve toda la angustia y el sufrimiento
de verte partir para siempre. La vida tiene su ritmo y no lo podemos
cambiar. La vida nos viene dada con sus mieles y sus hieles: es así la vida, tiene su cara y su cruz, y todo ser viviente tendrá
momentos dulces y momentos amargos, y la misma vida nos va enseñando a vivirla
y a gestionarla. Nos enseña a ser fuertes para seguir siempre adelante, porque
hay momentos tan duros y tan dolorosos que nos dejan sin aliento, pero la vida es
así y a todo ser viviente le toca lo que le toca cuando le toca.