¿Sabes cuándo volverás a casa? Pero, ¿a esa casa de la que ya no se regresa? No andes de mal humor ni te desgastes en trabajar por poseer dinero, ni pelees por tierras ni cosas materiales, porque nada te llevarás. Para este viaje no necesitas maleta, en tu corazón cabe todo lo valioso; lo que has dado y has recibido...
Trata de ver las cosas con tranquilidad, no desesperes. No salgas enfadado de casa, no sabes si volverás. No pierdas
tiempo con el que miente y te hace daño, recuerda que el que va sembrando el mal y haciendo daño, al final tendrá que dar cuenta; no le tengas en cuenta sus males, pero aléjate, porque el que hace daño está lleno de rencor. Vive con la verdad y la verdad te hará libre, sé paciente y compresivo, vive agradecido y alegre y todo será más llevadero.
No olvidemos que nuestra partida es inesperada e impredecible. Sin ningún
aviso nos llegará, por eso, no dejes para mañana un buen momento, una buena charla, una
declaración de amor, unas palabras amables, una sonrisa, no dejes de sonreír, incluso a aquellos que te desprecian, haz el ahora inolvidable porque eso es lo que queda.
Visita a tus seres queridos, rodéate de niños y ríe como
ellos. Grita un "te amo" al aire libre y sentirás cómo se estremece
tu cuerpo. Comparte tu cariño y besa las almas. Camina y disfruta del paisaje. Respira,
siente el aire. No guardes nada para un día especial. Hoy es un día especial,
come lo que desees, vístete con tus mejores galas, no esperes la ocasión, la ocasión es ahora.
El momento ideal es el presente. Tú sabes ¿cuántos se fueron
queriendo hacer más cosas? ¿Cuántos lamentaron no tener más tiempo? Ese último
momento nos llegará y ni siquiera lo imaginamos ni lo esperamos, aun esperándolo.
Dicen que todos tenemos miedo de morir, pero no todos
aprendemos a vivir, cuando se aprende a vivir el temor a la muerte se
transforma. Dios del Universo te da a ti esa oportunidad de vivir, tú vive, porque esa oportunidad es
hoy, ahora. Piensa que cada día es único, vívelo como si fuera el último y gozarás de cada latido.
Sonríe, agradece y vive, pero vive de verdad, que el último viaje es impredecible. No lo esperes con temor ni con resignación. Cierto que nos tenemos que ir, pero primero ¡Vivamos!
La esperanza es algo bueno, tal vez lo mejor y lo bueno
nunca muere. No muere aunque los malos siembren discordia. Vive con alegría y agradecimiento, porque la vida te ofrece la
posibilidad de ser una gran persona, que manifiesta su espiritualidad a través
de la bondad y la generosidad. “Quién no vive para servir, no sirve para
vivir”. A la luz de tu vida, decía
Jesús: “No me digas que me amas, dime cómo vives”.
La vida no es fácil, porque las relaciones no son fáciles con personas difíciles. Hay quien se empeña en dificultar las relaciones ensañándose con quién debería querer, pero empujados por sus miserias van arrastrando a su barro a quienes brillan con su propia luz. Pero, cada uno sabe sus cosas y Dios la de todos, porque Dios lo ve todo y lo sabe todo hasta nuestros pensamientos. No juzgues a nadie por habladurías, cuídate tú de ser buena gente y deja que cada cuál busque salvarse. Ya Dios sabe la verdad de cada corazón... Decía Platón "que el cuerpo es la cárcel del alma", pues, cuando el alma deje la cárcel del cuerpo y regrese a Casa, ya Dios sabe la historia de esa alma y procederá con justicia divina.
Vive cada instante. Ama más allá de las palabras. Sonríe a cada momento. Sé feliz mientras pueda, porque el tiempo pasa y no se detiene... Cada amanecer te ofrece un nuevo día, recíbelo como un regalo y vívelo agradecido. Recuerda que la vida no termina, se transforma. La muerte no tiene poder sobre nosotros, porque Jesús venció a la muerte. Recuera, de ti depende tu final. Nos esperan en la casa celestial. ¡Que Dios nos bendiga y nos
acoja en la casa eterna!
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