La persona maquiavélica actúa con engaño y mala intención, se
caracterizan por ser halagadoras, simulan que son honestas cuando en realidad
no lo son, en consecuencia, acostumbran a decir lo que los demás desean
escuchar, aunque sea mentira. La palabra maquiavélico puede ser sustituida por
los siguientes sinónimos: pérfido, astuto, falso, mentiroso, controladores...
Para las personas maquiavélicas el mejor modo de manejar a
sus semejantes es halagándoles y diciéndoles todo aquello que desean escuchar.
En este perfil de personalidad habita un desapego emocional profundo combinado
con una actitud cínica y un carácter carismático, haciendo de ellos grandes
maestros de la manipulación y la estafa. En definitiva, configurando perfiles
de compañeros afectivos de alto riesgo, dice la psicóloga Valeria Sabater.
“El poder maquiavélico es una forma de poder usada por
individuos que emplean artimañas e hipocresía para conseguir el control sobre
otros.”
En muchas ocasiones, la persona maquiavélica es tan fría y
sinvergüenza, que para quienes no lo son, es difícil de creer que este tipo de
gente exista. Esto ocurre, porque la persona que se encuentra en el polo
opuesto al maquiavelismo, de entrada, no cree que pueda haber gente llevadas de
tan bajos instintos que se comporte de forma tan inmoral. Pero la dura realidad
es que sí, estas personas existen y no son fáciles de detectar.
Aparentemente no existen pruebas visuales que puedan indicarte que una
persona sea maquiavélica. Por lo tanto, puede estar al lado de una y no darte
cuenta. Tienen la capacidad de pasar desapercibidos, y esto hace que no quede
expuesta su verdadera manera de ser. Por lo tanto, si en algún momento has sido
seducido o embaucado por una persona maquiavélica, no es culpa tuya no haber detectado sus malas artes.
Para hacernos una idea del nivel al que se encuentra la persona maquiavélica, estamos hablando de que el maquiavelismo se encuentra dentro de la triada oscura. Por ende, no deberá sorprenderte ver en esas personas una desconsideración por la moralidad con el objetivo de alcanzar sus metas personales. Creemos saber cómo es una persona maquiavélica, pero en realidad, nadie más que el propio maquiavélico lo sabe. Por muy cercana que sea tu relación, puede ser que lo que estés viendo no sea real.
Steven Turner, el autor del libro 'Psicología Oscura', ya nos
advierte que, no todos los individuos que emplean el poder maquiavélico,
tendrán todos los rasgos propios de su calaña; pero sí que tendrán algunos de
ellos que usen de forma frecuente:
Falsedad: La falsedad es una característica que, puede que no
detectes que lo es contigo, pero sí con otros. Ser falso significa que, se
comportará contigo de una forma, pero a las espaldas, será de otra. Es probable
que no te enteres de qué dice de ti cuando tú no estás, pero puedes ver algún
desliz de falsedad al hablar de otra persona que en ese momento no está
presente.
Astucia: Como maestros del engaño y la picaresca, y
combinando esto con la falta de moralidad, no es de extrañar que los
maquiavélicos se salgan casi siempre con la suya. Saben cómo hacer que los
demás hagan lo que ellos quieren, y que obtengan casi siempre lo que ellos
quieren, no debe ser algo que nos sorprenda.
Creen que el fin justifica los medios: Qué decir de este
punto si ya hemos visto que lo único que quieren es alcanzar sus objetivos.
Piensan que, si el resultado es favorable para ellos, lo que haya que hacer en
el proceso para lograrlo no llegará a ser nunca inaceptable. Y sí, también
usan a otras personas para hacer el trabajo sucio, y si algo sale mal, no
les pillarán a ellos con las manos en la masa.
Piensan que todo el mundo forma parte de su juego: No creas que
los maquiavélicos ven al resto de personas como seres humanos. Simplemente,
imagínate que nos perciben como peones a los que mover a su libre elección.
En el ajedrez el objetivo es ganar y que el rey sobreviva. Pues para ellos es
lo mismo, buscan ganar, sobrevivir y, si tienen que sacrificar algún peón para
obtener lo que quieren, eso forma parte del juego.
Son excelentes controladores y manipuladores: Las víctimas de
un maquiavélico pueden ser manipuladas y controladas a su libre elección. Es
una habilidad que van puliendo y perfeccionando en su día a día. Esta perfección hace que, quien ha caído en la trampa no se
percate de que está siendo manipulado. Así que, en muchos casos, la persona
cree que lo que hace lo hace porque quiere, cuando en realidad ha sido manipulada para
hacerlo.
No revelan sus verdaderas intenciones: Nunca sabrás cuales
son las verdaderas intenciones de una persona maquiavélica. No importa que sea
tu hermano, tu pareja, tu amigo o tu compañero de trabajo. Puedes hacer cosas
por esa persona, pero nunca llegar a entender del todo la razón de hacerlas. Ya que, la
causa común, nunca queda clara por completo. Recuerda que, sus planes son
prioritarios y todo está muy bien estudiado para conseguir su objetivo. A
diferencia de los sociópatas, las personas maquiavélicas tienen un control
absoluto y perfecto sobre cada cosa que hacen en cada momento.
Las personas maquiavélicas piensan que utilizar a las
personas para conseguir algo es una actitud natural, porque “hay un tonto que
nace a cada minuto y que hay que sacar provecho de él”. Ahora bien, mientras en
política no falta quien se entrena en estas artimañas para hacer uso de
hábiles y calculadas estrategias con el fin de adquirir y retener el poder, en la vida diaria nos podemos encontrar a muchas
personas que llevan a cabo este tipo de estrategias, en las que los demás son
considerados un instrumento, de modo natural.
Realmente la mentalidad maquiavélica existe, abunda y deja secuelas en
quienes la sufren, por ello es importante reconocer sus principales rasgos:
Sabe manejar el engaño, es astuto y usa estas artimañas en
las relaciones interpersonales, intentan caer bien porque solo les mueve obtener beneficios.
Manipula a los demás y tiene una visión pobre de la
naturaleza o de la moralidad de las personas. Son muy hábiles detectando
debilidades ajenas.
Sueles ser envidiosos y empujados por una obsesión, están
dispuestos a halagar a quienes le rodean para hacer que actúen en su propio
interés, aunque el interés sea pisotear el honor de un hermano.
Son muy buenos planificadores, idean sofisticadas estrategias
para manipular a los demás, hacen lo que sea por conseguirlo, aunque se destruya
una familia. Saben utilizar su encanto para decir la palabra correcta en el
momento preciso para llevarlos a su terreno y obtener con ello lo que se
proponen.
De acuerdo con la forma de pensar de un maquiavélico, es
conveniente halagar a la gente para sacar provecho, por eso son expertos en la
manipulación para hacerte ver lo que ellos quieren que veas. Suelen influir de manera efectiva en los demás
y tienden a iniciar y a controlar las interacciones sociales, para que no se le escape ningún detalle que se le pueda ir de las manos el plan trazado.
Una persona maquiavélica es capaz de identificar con
precisión las situaciones en las que sus tácticas favoritas pueden funcionar.
Son excelentes jugando con las palabras, tiene un pico de oro y son muy
persuasivos. Pueden utilizar el poder de forma especialmente eficaz en los
contactos cara a cara. Una de las tácticas que utilizan es mantener la calma y
ser racionales en cualquier situación, creando una estructura social que
facilita sus metas personales a expensas de los demás.
Los únicos lobos a los que debemos temerles son aquellos que
llevan piel humana puesta. George R.R. Martin.
Fotografía: Internet
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