sábado, 17 de abril de 2021

Patio de colegio

 


Decir patio de colegio y escuchar el griterío de niños jugando. Al patio del colegio salen los niños a coger aire, jugar y correr; sirve como descanso mental en las maratonianas horas lectivas.  Es punto de encuentro de los alumnos de diferentes clases y edades y, como es lógico, se reúnen en grupos de amigos para compartir juegos y travesuras. Todo irá bien mientras no haya en un grupo uno que tenga algún problema psicológico, antisocial que lo convierta en ‘matón’ y que pone su punto de mira sobre el que se le mete por el ojo para hacerle la vida imposible. Esas acciones de acoso escolar se denominan, bullying. Bullying es un término anglosajón cuyo significado es intimidación. Un término que últimamente está en la boca de todos por los numerosos casos de agresiones, físicas y verbales, que se están registrando en colegios, institutos e incluso universidades.

Se ha publicado un estudio donde se analiza y detalla los perfiles de los acosadores en los colegios: Está el sediento de poder, que es el que consigue su autoridad a golpes; Están las chicas crueles, las que agreden delante de un público que las admire. Y existe también el ángel vengador, aquel que el abuso lo combate con un nuevo abuso.

Maltratar, humillar y agredir física y/o psíquicamente a un compañero, así como burlarse de él, ignorarle, asustarle y dejarle de lado sistemáticamente. Todos estos comportamientos antisociales se agrupan bajo el anglicismo bullying, que significa sencillamente acoso escolar, y que ha llevado al suicidio a muchos jóvenes que no han podido librarse del hostigamiento.

El bullying escolar, también denominado como hostigamiento o acoso escolar, es el abuso psicológico, verbal, social y/o físico intencionado y repetido que recibe un estudiante por parte de uno o varios de sus compañeros con el único objetivo de producirle daño moral y físico. Se caracteriza por ser un acto cruel, bruto y en muchas ocasiones inhumano, llegando incluso a ser aterrador y trágico. Parece increíble la crueldad que puede albergar un ser inocente, porque un niño aún no ha podido vivir tantas experiencias negativas como para transformarse en un ser terrible y temible que atemoriza a compañeros.  

Este tipo de maltrato puede ocasionarse en todos los ámbitos, y la familia no está exenta de esta situación. Este tipo de Bullying de acoso y violencia en el núcleo familiar, puede ser generada por rivalidades y celos. No hay muchos estudios al respecto, pero el profesor de psicología Mark Kiselica, de la Universidad de Cabrini, en Pensilvania, ha hecho uno cuyas conclusiones son llamativas: el byllying en la familia, se trata de la forma de abuso más común de la sociedad occidental, más común que el abuso doméstico o el abuso infantil. En su trabajo, el psicólogo encontró que entre un tercio y la mitad de los niños menores de 18 años están involucrados de alguna manera en el acoso entre hermanos y que es hasta tres veces más frecuente que el acoso escolar. 

Se trata de un tipo de maltrato del que apenas existen datos con los que calcular su prevalencia. El bullying entre hermanos, una violencia que se produce en el núcleo familiar y que no es fácil identificar. Ahí, precisamente, radica el desafío: ser capaces de distinguir entre una rivalidad normal entre hermanos y una interacción fraternal abusiva.

Qué pasa cuando tu acosador es tu hermano. Este tipo de abuso permanece oculto, pese a que se ha calculado que es hasta tres veces más común que el escolar. ¡Qué exagerado!, pensarán algunos. "Llevarse como el perro y el gato es algo normal entre hermanos". Y es cierto, hasta cierto punto. Aunque no sea lo ideal, tirarse algún que otro tirón de pelo y darse patadas y pellizcos debajo de la mesa está dentro de lo predecible. Ya sea porque las personalidades son muy distintas y chocan, por competitividad, por llamar la atención de los padres, por celos; quererse y odiarse con la misma intensidad son cosas de hermanos, sentimientos que emergen en todas las familias. A veces, incluso, que tu hermano no deje de meterse contigo tiene sus ventajas, ya que la superioridad que ejerce el mayor casi siempre enseña al pequeño a manejarse en los conflictos reales que luego surgen fuera de casa. La rivalidad es recíproca, el acoso no.

En la mayoría de las ocasiones, tras las peleas de hermanos no subyace un verdadero problema, simplemente son cosas normales que surgen dentro de una conducta infantil. Según pasa el tiempo, estas peleas van disminuyendo y los niños aprenden a comportarse de forma más correcta. No hay que alarmarse por las discusiones, ya que entran dentro de lo cotidiano y permiten al niño aprender habilidades de resolución de conflictos, puesto que le enseña a resolver sus problemas, lo que les va aportando una mayor independencia, cuenta Alexandra Sierra, psicóloga infantojuvenil y forense.

Sabemos que la mayor causa de rivalidad entre hermanos son la envidia y los celos. Pero, ¿qué ocurre cuando este comportamiento se convierte un ataque permanente y despiadado? ¿Qué hacer cuando los celos, la competencia, la animosidad y el rencor de la infancia se lleva a la adultez? Es común que los niños sientan algún tipo de envidia hacia sus hermanos durante su crecimiento, pero no siempre esas viejas rivalidades quedan en la niñez. Algunas batallas de la infancia, sin embargo, pueden dejar un efecto emocional en un individuo y lo acompañan hasta la madurez.

Pero, qué desata los celos hacia un hermano, tal vez lo ve más inteligente, más alegre, más noble, más servicial, más apegado a sus padres… También hay otra razón relacionada como causa común de la rivalidad entre hermanos, la competencia. Estos sentimientos al llegar a adultos pueden convertirse en envidia obsesiva, y entonces tratará de apagar el brillo y el éxito del que envidia con las artes de su maldad… Esos niños que cargan resentimientos, al crecer esas emociones enconadas a la larga pueden llevar a actuar de manera inapropiada y causar daño, y esa negatividad llega a causar grandes problemas en toda la familia y a menudo termina por cortarse toda comunicación entre algunos.

Sí, es muy posible que quién te envidió de niña, al crecer siga comparándose y con los principales acontecimientos de la vida pueden aumentar esos sentimientos negativos. Te observa con ojos envidiosos todos tus movimientos; tu gracia, tus cualidades, el don de gente, el éxito profesional, el matrimonio, la casa, los hijos… Cuando la persona alberga resentimiento hacia un hermano es común que se consuma con la ira, el odio y hasta con venganza. Pero la persona envidiosa no se da cuenta que al considerar ciertos comportamientos se está obstaculizando su propia felicidad y si ha involucrado a los hermanos, también afecta al bienestar de los hermanos. Es importante recordar que aferrarse a los resentimientos puede dañar no sólo las partes involucradas, sino a todos los miembros de la familia.

Cualquier grupo, con mayor o menor grado de perversión (patio de colegio, hermanos, compañeros de trabajo, sectas, terroristas, etc...) surgen de la obsesión de una mente enferma, que como encantador de serpientes seduce con zalamería y mentiras para manipular pensamientos inoculando su veneno para que sucumban convencidos a su proyecto, con el fin de hostigar, humillar, amedrantar, extorsionar, matar, robar, aterrorizar, desacreditar, y todos esos grupos buscan motivos para justificar sus injustificables acciones. Los matones no se escandalizan de sus malas acciones, porque no son dueños de sí, han perdido el poder de decisión y de opinión, y se crecen maquinando y rearmando sus maquiavélicas fechorías. Actúan deshumanizados y sin remordimientos y sienten la necesidad de hacer daño. Y los adeptos siempre saldrán en defensa de quienes le tienen abducidos. 

Al hilo del tema Flor que sufre la ruindad de sus hermanos confesaba… Triste historia la mía, y contaba... Pues en el patio de la casa de mis padres las matonas son las chicas, ellas compinchadas han trapicheado con los sentimientos de los chicos y los han convencido para hostigar sin piedad. Han hecho piña, no tanto porque se tengan cariño, su cariño está enfermo, es una amalgama eufórica con el fin de desprestigiar a Flor, pero se ocupan de disfrazar sus maléficas intenciones. Tras ese fanatismo actúa una obsesión. Ese comportamiento sectario esconde la carga de un cargo de conciencia por las lágrimas de sangre que hicieron derramar a sus padres, que sufrieron lo insufrible por tantos desatinos e indiferencia. Hay que tener en cuenta y eso es lo grave, que a la hermana que desprecian fue la única que como hija estuvo junto a sus padres mitigando las penas, pendiente de sus necesidades emocionales, ayudando, apoyando, escuchando y acompañando; y da la impresión que no les perdona que hiciera la diferencia durante toda su vida. Por la diferencia sus padres se sintieron orgullosos y por la diferencia hoy Flor tiene las fuerzas necesarias para resistir a tanto desaire, y frente a sus ataques enarbola la bandera de la verdad a la que las pandilleras le tienen miedo, porque son ellas las que tienen mucho que perder. Son las conspiradoras de una estrategia de acoso y derribo para presentarse ante los familiares como lo que no son. Hay que tener capacidad para maquinar tal treta contra una hermana, chantajeando emociones y con una fingida sensiblería hacer caer en un sentimentalismo enfermizo a todos los miembros. Pero, una vez caen, todos son cómplices...

Al principio cuando el mal mostró su cara, fue Sari que envalentonada se encargaba de llamar a Flor para ponerla firme. Fue un tiempo muy duro para Flor, porque no entendía el cambio de actitud de sus hermanas hacia ella, que sin poder articular palabra no paraba de llorar, y Sari la reprendía y la insultaba llamándola ‘niña de patio de colegio’ (lo que viene a decir 'niñata, caprichosa, inmadura' y Soya para curarse en salud la llama 'loca'; de lo que se trata es de invalidar su credibilidad porque saben que Flor sabe y temen que hable...). Flor pasó diez años callada recibiendo humillaciones y desprecios, porque no creía lo que estaba viviendo, aunque todos dicen que son imaginaciones de Flor, ya que nadie quiere reconocer su parte de implicación. En ese periodo, las malévolas crearon un perfil de la personalidad de Flor que nada tiene que ver con su persona, más bien tiene semejanza con las maldades de todas ellas, y fueron presentando a todos los familiares y conocidos a una Flor aborrecible, pero su hipocresía es tal, que para chantajear las emociones muestran un falso sufrimiento porque Flor no corresponde a tanto amor que todas ellas le tienen. Hay que ser mala gente sin ética ni moral ni piedad, gente sin escrúpulos, para decir que quieren a una hermana a la que han colgado en la plaza pública. No se puede ir de víctima siendo verdugo. Pueden aparentar ser buenas personas ocultando el monstruo que llevan dentro, pero a Dios no lo engañan, ni a sus padres que estarán con el corazón roto viendo que sus hijos pisotean sus enseñanzas. Que Dios les perdone, pero antes tendrán que arrepentirse…

Y fue esa frase “niña de patio de colegio” la que ocasionó una escena despreciable. Estando Soya ingresada, Sari cogió un avión para estar a su lado, pero Flor estuvo una semana turnando al amanecer a la pareja que iba a trabajar, mientras Flor acompañaba a Soya hasta el mediodía que llegaba el relevo. (Este hecho sorprendía a los familiares, porque como digo, las hermanas y hermanos de Flor se habían encargado de ir diciendo a todos los conocidos que era poco familiar y que no quería estar con ellos). Pues una mañana estando Flor con Soya llegó Sari, viendo que no era necesario quedarse, y no habiendo buena sintonía, Flor pensó marcharse y así lo hizo saber, pero Sari no contuvo su ironía y salió con qué era una acción de niña de patio de colegio. Flor le respondió, que las que actuaban como pandilla de patio de colegio eran ellas. Soya, siempre muy teatrera, (ella que no se compadeció de las lágrimas que hizo derramar a su madre) se regañó fingiendo que lloraba, y Sari enfadada le dice a Flor: "Ves, ya la hiciste llorar". ¿...? Sari se enciende de ira y encolerizada levanta el dedo señalando la puerta y le grita a Flor: ¡Fuera... Fuera de aquí!  Sin mirar atrás y con el corazón roto, Flor salió por la puerta y no volvió por el hospital mientras ella no regresara a su casa.

Pasados los años, —en un encuentro a ninguna parte, porque más que para sincerarse y tender puentes reconciliables, sirve para mantenerse en el rencor y la mentira, pero siempre culpan a Flor de no querer remediarlo, cuando Flor solo pide verdad y sinceridad— Flor le recordó a Sari ese horrible episodió y ni se inmutó; no tiene ningún cargo de conciencia ni arrepentimiento por su despreciable acción, más bien con el odio que le tiene a Flor parece que está justificado su abominable comportamiento. Pero, Dios lo sabe todo... 

Es necesario tener claro, que muchas personas dicen cosas para impresionar y mienten sobre su verdadera forma de ser y se esconden tras una máscara amable para ocultar la bestia, porque esa gente son conscientes de lo que hacen. Pero son astutas y tras una falsa apariencia se muestran cercanas y cariñosas para atrapar en sus redes a quienes quieren inocular su mala bilis y los abduce con sus encantamientos para que caigan en su estrategia. En este caso es Chela la que llevada de una obsesión no ha cejado en quitarle a Flor su lugar para ponerse ella. Pero ¿por qué? En las malas personas no hay un porqué, hay una forma de ser...  Una persona que de buenas a primera muestra animadversión hacia una hermana algo oscuro lleva dentro, puede ser que arrastre desde niña un enconamiento que no había aflorado y basta lo mínimo, para sacar toda su ira y hace lo que sea por conseguir que esa hermana quede relegada. Pero eso no es lo peor, lo peor es que, desprestigiando se las ingenie para manipular y chantajear emocionalmente a todo el grupo de hermanos con el fin de tenerlos de su parte para que se sumen a su fin. Despreciable fin. 

Pero, qué pasa por la cabeza y el corazón de un grupo de hermanos para arremeter contra una hermana pretendiendo aniquilar su prestigio. Es increíble que te tengas que resguardar de tus propios hermanos. El mal está en las cinco féminas, han creado una historia que de tanto contarla se la creen, y llorando contaminaron a los tres varoncitos y poco a poco fue calando la gasolina hasta terminar prendiendo al calor de la hoguera. Para mentes calenturienta no hay razonamiento que valga… Arrepiéntanse y apártense de todas sus maldades, para que el pecado no les acarree la ruina. Ezequiel, 18:30b.

Déjalos… Que te juzguen, que hablen de ti. Sus opiniones no son tu problema. Tú eres quién eres, no la persona que ellos dicen que eres. Tú sigue siendo amable, cree en el amor, sé autentica, no importa lo que digan los demás, no te atrevas a dudar de lo que vales…


Fotografía: Internet

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