Sabemos que, el día 23 de abril fue elegido como «Día Internacional del
Libro», pues supuestamente coincide con el fallecimiento de Miguel de
Cervantes, William Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega en la misma fecha en
el año 1616. Tres autores que han traspasado fronteras y que hoy en día se han
convertido en referencia imprescindible de la literatura universal. Por ese
motivo la UNESCO eligió ese día como Día Internacional del Libro y los Derechos
de Autor. Aunque la justificación inicial para haber escogido esta fecha fue la
muerte de Cervantes, en realidad este falleció el 22 y fue enterrado el 23, que
es cuando se consignó su fallecimiento; por su parte, Shakespeare murió el 23
de abril del calendario juliano, que corresponde al 3 de mayo del calendario
gregoriano.
Un mismo día para celebrar el idioma español. El español o
castellano es una lengua romance procedente del latín hablado. Pertenece al
grupo ibérico y es originaria de Castilla, reino medieval de la península
ibérica.
Hablar de la historia de la lengua española es hablar del
arcipreste de Hita. El origen de la lengua castellana tiene lugar con el latín,
que era el idioma hablado en el Imperio Romano. Fue el latín vulgar el que
permitió el nacimiento de esta nueva lengua.
Con la caída del Imperio Romano, el latín culto perdió su
esfera de influencia. El latín hablado por el vulgo adquirió mayor importancia.
Con el paso del tiempo, los hablantes comenzaron a hacer que el latín mutase,
lo que permitió el nacimiento de diversas lenguas vernáculas.
Una de estas lenguas vernáculas era el florentino -que daría
origen al italiano estándar-, y el español antiguo, que después formaría las
distintas variantes del español que existen hoy en día, incluida el castellano.
Caída del Imperio Romano. La lengua castellana se originó
después de la caída del Imperio Romano. La influencia de este imperio había
hecho que el latín fuera la lengua dominante en Europa. Sin embargo, cuando el
imperio perdió su poder, lo mismo sucedió con el latín culto, que fue relegado.
Invasiones bárbaras. En el siglo V, se producen las
invasiones de los pueblos bárbaros, entre los que destacaron los visigodos.
Estos pueblos llegaron a la Península Ibérica y tuvieron que adoptar el latín
vulgar para poder comunicarse. Como legado, dejaron una serie de palabras que
se emplean hoy en día y que son llamados germanismos. Entre estos destacan:
Aspa, Espía, Este, Ganso, Guardia, Norte, Oeste, Sur, Tapa…
Invasiones árabes. En el siglo VIII, se dan las invasiones
árabes. Esta cultura ocupó el territorio español por casi ocho siglos de forma
ininterrumpida. Por este motivo, el lenguaje castellano incorporó una gran
cantidad de palabras de origen árabe, entre las que destacan:
Las palabras que comienzan por al-: albañil, alcoba,
alcantarilla, alfombra, almohada, albornoz, álgebra, alcohol, alambique,
alcázar, alférez, alhelí, alfalfa, alcachofa, albaricoque, algodón, entre otras,
y además, Azucena, azahar, azufre, azotea y azulejo…
Formación del castellano. En el centro-norte de España,
ciertos grupos cristianos comienzan a oponerse a los árabes invasores. De este
modo, empezó a surgir en Toledo (Castilla) una variante del latín, el
castellano antiguo, que se transformó en el lenguaje estándar empleado en la
escritura del siglo XIII.
Fueron diversos los aspectos que influyeron a la expansión
del castellano. El más importante de todos fue la fuerza y el prestigio de
Castilla, que lideró la lucha en contra de los moros.
Con la Reconquista (que es el nombre que recibió el
movimiento para expulsar a los árabes), la influencia de los cristianos
aumentó, hasta que finalmente los árabes fueron forzados a abandonar el
territorio. El uso del castellano antiguo se expandió a la par que el
cristianismo.
Así, esta lengua fue reemplazando los demás dialectos
romances que se hablaban en el territorio, tales como el ladino hablado por los
judío-españoles y las lenguas mozárabes, dialectos de origen romance con fuerte
influencia árabe. Para el siglo XVI, gran parte de estos dialectos menores ya
habían desaparecido.
Los escritos en la lengua castellana fueron otros de los
elementos de peso que favorecieron la expansión de esta lengua. Se compusieron
distintos poemas, sobre todo cantares de gesta, que narraban las historias de
héroes medievales. Un ejemplo de esto fue el poema del Mío Cid.
En el siglo XIII, el rey Alfonso X de Castilla, mejor
conocido como Alfonso el Sabio, dio el primer paso hacia la estandarización del
castellano como lengua escrita. Para ello, convocó a los escribanos a su corte
y les encomendó la redacción de textos en castellano sobre temas como historia,
astronomía, leyes, entre otras áreas del saber.
Con las invasiones árabes, la lengua mutó nuevamente, dando
como origen la formación de modalidades de lenguas romances derivadas del
español: la aragonesa, la gallega y la castellana.
El castellano surgió durante el Medioevo, en el condado de
Castilla, ubicado al sur de Cantabria, España. Tomó aspectos del latín, del
árabe, del vasco y de las lenguas germánicas de los visigodos. Posteriormente,
se expandió por el resto del reino y llegó hasta América gracias a la
conquista.
Antonio Nebrija escribió el primer libro de gramática de esta
lengua, titulado “Gramática de la lengua castellana”. En 1492 ofreció este
libro a la reina Isabel, quien consideraba que el lenguaje era un elemento
esencial para establecer hegemonía. Dicho libro fue de utilidad en la formación
del Imperio Español.
“La Real Academia de la Lengua Española” es la fundación que
se encarga de regular y normalizar el idioma español. Esta academia fue fundada
en 1713. Entre los años 1726 y 1739, la Real Academia Española publicó su
primer diccionario, el cual fue presentado en seis volúmenes. Y en 1771, se
presentó el primer libro de gramática de la lengua española.
Desde entonces, se publican nuevas ediciones en las que se van
añadiendo palabras y acepciones que son aceptadas y pasan a formar parte de la
riqueza de la lengua, se reescriben las reglas del castellano, entre otros
aspectos.
Aunque al español también se le denomine castellano por tener
su origen en el reino medieval de Castilla, creo que hoy en día, tras siglos de
evolución y de la fuerte influencia de otras lenguas, de la cuna castellana no
le queda nada a la lengua, es más, nos cuesta leer el castellano, por tanto, el
castellano ha mutado al español. Una lengua que ha seguido evolucionando y que está hoy más
viva que nunca, creciendo cada día en número de hablantes en todo el mundo.
El arcipreste de Hita, cuyo nombre era Juan Ruiz (1283-1350),
fue un escritor castellano del siglo XIII que dejó una honda huella en la
literatura española a través de su obra: ‘El Libro del buen amor’. Aunque es su
única producción escrita, ese manuscrito es considerado la obra cumbre de la
literatura medieval española.
Su nacimiento se sitúa en Alcalá de Henares, Madrid, pero también
en Jaén y Guadalajara, y se cree que nació en el año 1.283, su formación si le
sitúa en Toledo.
Fue clérigo y como escritor, Juan Ruiz, en su papel de
protagonista, se muestra como hombre y como clérigo, mantiene una narrativa en
primera persona que a veces se muestra ambigua, pasando de las actitudes del
clérigo a las del hombre carnal.
Deja entre ver la dualidad del ser que busca a Dios para
hallar lo divino, y el individuo que necesita de las mujeres para saciar lo
carnal, y de cómo nadie escapa de eso.
Quizá lo más genial de la creación del arcipreste de Hita fue usar su poesía para hacer su biografía de una manera tan magistral, llegando a marcar un hito e inmortalizándose con ella. A continuación, algunos de los versos en castellano que casi ni entendemos, con lo que nos queda claro que nada tiene que ver con el español que hoy hablamos.
De cómo todas las cossas del mundo son vanidat, si non amar a
Dios:
Como dize Salamón, e dize la verdat,
que las cosas el mundo todas son vanidat,
todas son pasaderas, vanse con la hedat,
salvo amor de Dios, todas son liviandat.
E yo, desque vi la dueña partida e mudada,
dixe: ¡Querer do non me quieren, faría una nada,
responder do non me llaman es vanidat provada!
Partíme de su pleito, pues de mí es redrada.
Sabe Dios que aquesta dueña e quantas yo vi,
sienpre quise guarda[r]las e sienpre las serví;
si servir non las pude, nunca las deserví:
de dueña mesurada sienpre bien escreví.
E, porque yo non podia
con ella ansí fablar,
puse por mi mensajero, coidando recabdar,
a un mi conpañero; sóporne el clavo echar:
él comió la vïanda e a mí fazié rumiar.
Mucho seria villano e torpe pajez
si de la muger noble dixiese cosa refez,
ca en muger loçana, fermosa e cortés,
todo bien del mundo e todo plazer es.
Una fabla lo dize que vos digo agora,
que, una ave sola nin bien canta nin bien llora;
el mástel sin la vela non puede estar toda ora
nin las verças non se crían tan bien sin la noria.
Fiz con el gran pessar esta troba caçurra;
la dueña que la oyere por ello non me aburra:
ca devriénme dezir neçio e más que bestia burra,
si de tan grand escarnio yo non trobase burla.
El español en una de las lenguas más hablada en el mundo. El
poder, la fuerza y el orgullo de la lengua está en el número de hablantes y en
las grandes obras literarias… Y ‘El Quijote’ es la obra más universal, un
clásico eterno, pero la lista es ya interminable, porque escritores de ayer y
hoy no dejan de crear historias inolvidables…
Fotografía: Internet
No hay comentarios :
Publicar un comentario