Porque vives en mi memoria, no estás ausente, Papá. Hoy cumplirías 99 años en este espacio temporal llamado tierra, pero ya estás en el lugar al que todos iremos, la vida eterna. Venimos para volver.
En la vida pueden suceder muchas cosas, los derroteros determinados por el humano, toman, según quién, cauces distintos y las consecuencias son diferentemente abrumadoras. De ahí que la relación con nuestros padres pueda fluctuar desde la indiferencia hasta el máximo apego.
Ayer es un día que no regresa y mi deseo no es repetir una escena nostálgica, pero me hace falta la sonrisa que daba brillo a tu cara y para mí lo era todo. Acaricio esa cálida esperanza de vivirte como oasis en medio de la desesperante rutina de la vida de estos tiempos.
Estoy adormecida y me duele el momento en que los truenos asordaron mis oídos y las tinieblas cegaron mis ojos, fue tu ausencia la que tornó todo hacia un mundo de pesadillas, pero me enseñaste a resistir porque nada es eterno, solo el amor perdura en el tiempo.
Estoy adormecida y me duele el momento en que los truenos asordaron mis oídos y las tinieblas cegaron mis ojos, fue tu ausencia la que tornó todo hacia un mundo de pesadillas, pero me enseñaste a resistir porque nada es eterno, solo el amor perdura en el tiempo.
La pena porque fue corto, la lástima de no poder detener ningún momento, pero eso fue ayer, hoy todo tiene otro sentido, otra mirada en el tiempo. Anhelo tontamente cambiar algo del mundo que abandonaré también en alguna escena futura y dejaré atrás sonrisas expectantes y no sé si me extrañarán quienes se miraron en mis pupilas.
No temo amar el recuerdo que tengo de todas esas veces que vivimos situaciones que tocaron vivir. Con tu robusta mano agarraste la mía para convencerme de que no existimos para el mundo. Tus palabras se reflejan en mis actos porque no dejaré que se las lleve el viento.
Hoy y siempre te extraño y eso es todo, así de simple, es lo cotidiano un permiso limitado y se acaba el tiempo, así que dulces sueños… te veo de regreso en el preciado deseo de que me abrigues en un sueño repentino con la instrucción de tus sabias palabras, y me abraces con la fuerza de un padre, con la ternura de un amor irrepetible y la sinceridad del mejor ser humano… ¡Hasta pronto!
Todo es extraño, los añoro porque no los tengo, pero están en mí... Realidad, sueño o pesadilla, todo es extraño... Hoy cumpliría años mi padre y como un pequeño homenaje detengo lo que estoy haciendo para recordarlo a viva voz con las ansias de un sueño.
Papá, es increíble como pasa tan rápido el tiempo y ya son más años los que vivo sin tu presencia que de los que viví junto a ti.
¡Recuerdos, cuántos recuerdos inolvidables! Todos están grabados en mi alma… Suspiro un poco y sigo con mis actividades recordando, y quiero recordarlos a los dos, por ser los buenos padres que me llevaron por la placentera senda de la vida llena de emociones, pero sabiendo sortear las embestidas con atino y sentido de la responsabilidad y sin perder el buen semblante. Unos seres únicos e irrepetibles que querían y se dejaban querer. Unas personas tan especiales que extraño tanto y que me siguen haciendo mucha falta y que sé que aún comparten mis alegrías y tristezas. Unos padres que amé y amo y que es imposible de olvidar. ¿Cómo me voy a olvidar de mi madre ni de mi padre? Unos padres que, aunque están ausentes, porque es así la vida, siguen bien vivos en mi corazón.
¡Felicidades papá! Jamás te irás de mí, porque yo no soy sin ti. Sé, papá, que estás en un lugar maravilloso, rodeado de paz. Aquí te echo mucho de menos. Duele, duele inmensamente tu ausencia, pero es así la vida, y ya se va acercando mi tiempo. Sí, el tiempo de tus hijos ya se acorta, porque nos estamos haciendo mayores, mayores de vejez, esa etapa natural en que nos despedimos de aquí para ir ahí, donde tú y mamá nos esperan. Qué dicha volver a encontrarme con los que me dieron la vida y me enseñaron a vivirla. Al nacer a la vida me esperaban los dos y al despedirme de la vida me esperarán los dos.
Gracias que encuentro consuelo recordándoles... Sería fantástico que pudieran escaparse un ratito del cielo para darme un abrazo. Sí, lo sé, que se han ido y que yo estoy hablando a solas. Pero yo siento vuestra presencia muy cerca y veo sus caras sonriéndome y escucho la manera en que me llamaban… Sí, me acuerdo mucho de ustedes y les quiero cada día más. Siempre están en mi mente y siempre serán mis compañeros de viaje por el tiempo que me quede por vivir.
Un padre es un hombre que espera que sus hijos sean tan buenos como él hubiera querido ser. Déjame decirte que, cuando era niña te veía gigante, hoy que soy mayor, te veo aún más grande.
Papá eres para mí lo mejor, lo más importante, mi orgullo y mi felicidad. No quiero otro Padre que no seas tú. ¡Te quiero Papá!
Fotografía: marcisim
Fotografía: marcisim
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