sábado, 13 de julio de 2019

Parar el tiempo...


El tiempo viaja, suena a ciencia ficción, pero viajamos en el tiempo, todos los días. Un recuerdo de la infancia, nos transporta al pasado, un deseo te lanza directamente al futuro, y lo que es realmente difícil es mantenerse en el presente. Estar aquí y ahora.

Cuando eres un niño piensas que todo es para siempre, incluso tú mismo te crees eterno, y así vives. Los verbos solo tienen una conjugación: el presente, un presente eterno. Y, nuestro subconsciente  analiza nuestras emociones y debilidades más íntimas y lanza una cuestión inquietante: ¿conocemos realmente a las personas con quienes compartimos nuestra tiempo?

Verdaderamente no llegamos a conocer a todas las personas con las que compartimos nuestro tiempo, principalmente porque siempre se trata de ocultar parte de la personalidad, pero lo importante es conocer a las personas imprescindibles de tu vida: los padres y la familia. Dicen que la patria de toda persona es la infancia y ahí tengo mi mejor tiempo. Las manos que me dio de comer, los corazones que me hicieron vibrar, el amor que me dio calor, el hogar que me indicó el horizonte y la ilusión de tiempos de esperanza recoge todos mis tiempos; el pasado, el presente y el futuro...

¡Ay! si pudiera parar el tiempo… ¿Nunca has deseado que se pare el tiempo? Que no siga corriendo, que se quede todo tal y como está, imperfecto, inmutable, irreversible, incoherente, inamovible, irreal... Desde luego lo que viene después de parar el tiempo trae cosas buenas y cosas malas, algunas que querrías que no hubieran pasado y otras que agradeces que hayan sucedido, pero si pudiéramos, todos pararíamos el tiempo en algún momento de nuestras vidas, en un día, una hora, un minuto... En cualquier caso, un espacio de tiempo que no terminara nunca, que no tuviera fin, como un sueño en el que puedes permanecer para toda la vida, ajeno a todo lo malo que te traerá el despertar y el seguir adelante. No me arrepiento de lo que me ha pasado después, pero si pudiera, habría detenido el tiempo en aquel fin de semana, para siempre, en ese lugar, en ese momento, con esa gente, con ese tiempo… 

Desearía poder parar el tiempo... sí, en ese mismo instante para verme rodeada de toda mi gran familia y aunque las emociones me superen, respiro y me tomo mi tiempo para mirar hacia atrás y reflexionar sobre lo bueno y malo que pasó, y todo aquello que se enmarañó, intencionadamente o no, fuera diluyéndose en la nada y el río de la vida siga su curso plácidamente... Quisiera quedarme aquí, ya que no se puede dar marcha atrás para estar en el mismo instante en el que todo era perfecto. 

Echo de menos tantas cosas, pero no de ahora mismo, sino también de cuando era pequeña. Hay cosas que intentas que no cambien, pero la vida puede dar un giro completo de un día a otro. No pido tanto, al menos es lo que pienso. Solo quiero volver a ese instante en el que era infinitamente feliz, donde no había problemas, en el que nada me importaba y las cosas ocurrían por sí solas, en el que querías gritar y reír a la vez, en el que el tiempo se congelaba en una sonrisa... y quedarme ahí toda la eternidad. 

El tiempo no pasa despacio, pasa volando, van cayendo los días uno tras otro y de repente nos decimos “¡pero ya estamos en verano! ¡Se me ha pasado volando!” O al menos a mí me pasa. Vine a vivir a un sitio tranquilo en el que disfrutar de sus montes, del mar en el horizonte, paisajes de tranquilidad y sosiego… Pero a veces estamos tan inmersos en ‘nuestras cosas’ que se nos olvida disfrutar del lugar donde vivimos.

Los que viven en el campo entre montañas verdes, su tiempo es más tranquilo. Los de ciudad que van al campo van con prisa, no se paran a contemplar el paisaje y disfrutar del sosiego que emana la naturaleza. Creo que sería bueno que lo intentaran, porque la prisa mata. Sería bueno que dedicáramos algún tiempo a empaparnos del entorno natural que nos rodea. Todo es cuestión de organizarse, hay que trabajar y dedicar tiempo a actividades recreativas y también hay que buscar espacios de silencio, y como no, hay que dedicar algún tiempo a mirar al mar o las montañas o a no hacer nada. Aunque siempre hay mucho que hacer, voy a intentar parar, porque parando yo, es como consigo parar el tiempo. 

El tiempo va al ritmo que yo voy, si yo voy acelerada, el tiempo se acelera. Si voy pausada, va más despacio. Un día leí una frase que decía que en el momento de la muerte nunca te vas a arrepentir de no haber trabajado más. Y trato de repetírmelo. Porque la vida del autónomo no para de construir y si es en un ámbito como el de la inteligencia emocional, aún más. Las jornadas de trabajo en la casa no terminan nunca, entonces pasa eso, que se te pasan los días sin darte cuenta. 

Nos quedan por delante los días más largos, unos meses y ya empiezan a acortar, y deberíamos aprovechar los atardeceres viendo los colores del sol a la hora de cenar. Quiero disfrutar de no hacer nada un ratito. De salir a la a los caminos y oler los aromas de la naturaleza, escuchar la vida, compartir buenas vibraciones, dejar que el sol me caliente o percibir el olor a tierra mojada cuando empieza a llover. Hay que aprovechar la vida. A veces se me olvida que me voy a morir porque son tantos los buenos recuerdos que disfruto nuevamente de tantos momentos inolvidables. Me pongo a pensar y me viene a la cabeza tantas cosas, tantos recuerdos, tanta vida, que mejor que revivirlas cerrando los ojos o mirando al mar o a las montañas, porque quiero enterarme de la vida y creo que sólo puedo hacerlo parándome un momento cada día y revivir y reavivar la senda de mis años. 

Sí, pararía el tiempo para estar de nuevo con todas las personas que han formado parte de mi vida y de mi tiempo, todas las que me han querido y yo he querido, y también con las que debiendo quererme no me han querido, porque seguramente mirándonos a los ojos desaparecerían todas las excusas que impide que fluyan los nobles sentimiento. 

Benjamin Franklin, decía: ¿Amas la vida? Pues si amas la vida no malgaste el tiempo, porque el tiempo es el bien del que está hecha la vida.

En un mundo donde existe el tiempo, nada puede volver atrás...

Fotografía: enriquelopezgarre

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