Un hombre estaba perdido en el desierto, destinado a morir de sed. Llegó a una cabaña vieja en la que vio una antigua bomba de agua oxidada. Cogió la manivela y comenzó a bombear sin parar, pero no salía nada. Al lado había una botella de agua con una nota que ponía:
«Vierta el contenido en la bomba para que ésta funcione. Después, llene la botella de nuevo antes de irse».
El hombre dudaba sobre lo que debía hacer, porque no confiaba en que saliera agua y, si no lo hacía, se quedaría sin líquido para beber y temía acabar muriendo de sed. Finalmente se arriesgó y, aunque al principio parecía que no, acabó saliendo agua en abundancia, fresca y cristalina. El hombre pudo beber toda la que quiso y rellenó la botella para el siguiente viajero. Eso sí, añadió otra frase al mensaje:
«Haga caso. ¡Funciona!».
Esta historia nos enseña que las buenas oportunidades en la vida no abundan. Pero, cuando llegan, en muchas ocasiones nos frenamos porque las dudas y las inseguridades nos paralizan, por lo que solo acabamos «bebiendo» un sorbito de la vida, cuando si venciéramos nuestros miedos y temores, tendríamos a nuestro alcance la fuente para beber todo lo que deseáramos.
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