jueves, 14 de febrero de 2019

Romeo y Julieta


Amor es un sentimiento profundo de afecto y cuidado que implica intimidad, compromiso y pasión, que nutre como el aire, el agua, las palabras y el tacto, y que tiene características típicas en la conducta, la fisiología y la bioquímica de las personas.”

Día de los enamorados… No es lo mismo estar enamorados que sentir amor. Enamoramiento y amor suelen confundirse, pero mientras que el primer sentimiento tiene fecha de caducidad, el segundo es mucho más intenso y puede durar toda la vida. El enamoramiento inevitablemente es irracional, superficial y se suele agotar en un corto plazo de tiempo, el amor es lo que pasa cuando se termina el enamoramiento. El verdadero amor aparece después del enamoramiento, es más sosegado, implica el trabajo, la aceptación, la palabra como vehículo donde se produce el deseo. 

Ni amor romántico ni amor platónico, el amor eterno es el amor verdadero. El amor empieza con una mirada, se dice con una palabra, se siente con un beso y se pierde con una lágrima. ¡Ay! el amor nos trastoca los sentimientos y las emociones, nos altera las hormonas como la oxitocina o la testosterona y las conductas neuropsicológicas de las zonas del cerebro relacionadas, ante todo, con los circuitos cerebrales de recompensa. El amor tiene efectos beneficiosos para los individuos, con emociones positivas, felicidad y satisfacción vital, aunque también llevados de celos supone estrés y si hay ruptura, mucha tristeza y sensación de abandono, incluso depresión. El amor nos golpea a todos por lo menos una vez en la vida. 

Una relación no necesita promesas, términos o condiciones, solo necesita a dos personas dispuestas a quererse por encima de todo. El amor incluye la sensación de que la preocupación por el otro va más allá de cualquier egoísmo o interés, por lo que tiene un efecto positivo en la autoestima y el sentido de bienestar de cada persona. 

Muchas veces nos enfrentamos al amor como algo pasivo que surge, como un estado contra el que no podemos luchar, como algo en lo que caemos, algo que nos atrapa. Con facilidad caemos en la rutina, en las relaciones consentidas en las que uno tolera la presencia del otro, en una convivencia que olvida lo más obvio, que es el respeto y la valoración del otro. 

En demasiadas ocasiones vemos al otro como una parte de nosotros mismos, lo que nos da una falsa sensación de seguridad, de no estar solos. Pero esto nos hace perder nuestra individualidad y hace que el otro pierda también su propia identidad, creando una ilusión de fusión, de ser uno solo nutrida por la fantasía de estar enamorado y no por verdaderos afectos y sentimientos de atracción. 

El amor no debe ser nunca un acto de manipulación. No es una marca de propiedad sobre el otro, sino todo lo contrario. El amor debe mostrar el verdadero aprecio hacia el otro como un individuo separado. Cuando vemos a una persona de esta manera nos permitimos valorarlo plenamente por lo que es y por la felicidad que trae a nuestra vida. Y nos impulsa a ser generosos con esa persona, a mostrar compasión y bondad de una manera que todo el mundo consideraría válida. 

Estar enamorado no se trata de cuantas veces le dices a alguien que lo amas, sino de cuantas veces se lo demuestras. El amor es inconmensurable, abarca hasta el infinito, pero mayormente cuando hablamos del amor nos referimos al amor de pareja, a ese romanticismo empalagoso de miradas eternas y susurros embriagadores, todo eso pasa, el auténtico amor, el que perdura, es el generoso: “Ni lo tuyo ni lo mío, lo nuestro”. Amor no es mirarse a los ojos, es mirar al futuro con la ilusión de compartir la vida. 

Todos conocemos la impresionante historia de amor de Romeo y Julieta, nos resulta la pareja idílica, se nos mete tanto en la piel que nos resulta real y se nos olvida que es una de las obras más importantes de la literatura universal: Romeo y Julieta de William Shakespeare, toda una tragedia con el amor como protagonista. La recordamos… 

En la Italia del siglo XIV las rivalidades entre vecinos se solucionaban a golpe de juicios, pero también de duelos a muerte. Y esta rivalidad a muerte es la que enfrentaba a dos de las familias más destacadas de la ciudad de Verona: los Montesco y los Capuleto. También era la época de los matrimonios concertados y así la hija de los Capuleto, Julieta se vio abocada a un casamiento con un tal Paris del que en absoluto estaba enamorada. 

El destino traza historias de amor muy diferentes a los planes de las familias, por eso Julieta se fue a enamorar precisamente del hombre equivocado, de Romeo Montesco, con lo que convirtió su amor en una historia de amor imposible con tintes trágicos. Quiso también el destino que el amor de Julieta fuera correspondido, por Romeo, que estaba firmemente decidido a ignorar la oposición de sus respectivas familias y casarse con Julieta. 

Fue una bella historia de amor la de Romeo y Julieta, con toda la intensidad, el deseo y la pasión de los amores prohibidos. Con declaraciones de amor románticas, con secretos mensajes de amor, con encuentros a escondidas y con la complicidad que dan los secretos de amor compartidos. Romeo y Julieta contaban con la firme oposición de sus familias, pero tenían un aliado para su historia de amor. El monje Fray Lorenzo apuesta por el amor de estos amantes secretos y ayuda a Julieta a escapar de su matrimonio concertado. Por eso le proporciona un elixir que la dejará en estado de coma durante un tiempo, el tiempo suficiente para que toda su familia piense que está muerta y pueda así escapar con su enamorado. Romeo nada sabe de ese elixir, aunque Fray Lorenzo asegura a Julieta que enviará un mensaje al Montesco para explicarle el plan. 

Sin embargo, ese mensaje nunca llegó a manos de Romeo, en cambio, sí le llegó la noticia de que Julieta había muerto. Es entonces cuando se dirige a la cripta donde se encuentra el cuerpo de su amor y, creyendo como todos, que estaba muerta, se tomó un veneno para acompañarla en la muerte. Así murió Romeo a los pies de Julieta. Y Julieta cuando despertó y vio a Romeo muerto a sus pies, supo que al fin estarían juntos para siempre clavándose una daga en el corazón. 

La medida del amor es amar sin medida… El amor hace posible la paradoja de dos que se vuelven uno sin dejar de ser dos.

Fotografía: gatitamiaumiau

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