jueves, 21 de febrero de 2019

Educación...


“Educar no consiste en llenar un vaso vacío, sino en encender un fuego latente”. Lao Tsé. 

Cuando hablamos de educación nos referimos al ser y saber de las personas: cultura, buenos modales y conocimiento. Una persona educada es una persona que tiene una capacidad de criterio, que respeta las normas y a las personas, y con una formación que le permita saber actuar en las situaciones que se le presentan. Lo cual implica que tiene que tener una base importante de conocimientos, que no tienen por qué ser solo académicos, un buen bagaje cultural y unas capacidades personales para aplicar a esos conocimientos. También una persona bien educada debe tener un conjunto de criterios éticos y morales que le hagan aplicarlos en pro de la justicia y del bien hacer. Una persona educada tiene que tener actitudes, valores y principios para interrelacionarse.                                                        
La educación es el proceso de facilitar el aprendizaje o la adquisición de conocimientos, habilidades, valores, creencias y hábitos de un grupo de personas que los transfieren a otras personas, a través de la enseñanza, el ejemplo, las vivencias, la discusión, la formación o la investigación. La educación no solo se produce a través de la palabra, pues además está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes.

Generalmente, la educación se lleva a cabo bajo la dirección de las figuras de autoridad: los padres, los educadores (profesores o maestros), pero los estudiantes también pueden educarse a sí mismos en un proceso llamado aprendizaje autodidacta. Cualquier experiencia que tenga un efecto formativo en la forma en que uno piensa, siente o actúa puede considerarse educativa. 

Decía, Mandela: “La educación es el arma más poderos que se puede usar para cambiar el mundo”. Hay que educar para transformar a la sociedad, una sociedad instruida es una sociedad fuerte. En España el sistema educativo no acaba de configurarse, los cambios constantes no cumplen con el propósito de un plan que satisfaga las necesidades del aprendizaje, y el desencanto del profesorado es patente y los padres se quejan y los alumnos no avanzan; se pone el acento en la alarma del fracaso, mermando la motivación del niño. 

La escuela necesita un cambio y no va a depender de la política. Debe convertirse en el lugar donde se extraiga el talento, donde los estudiantes puedan sacar la mejor versión de sí mismos. Pero para esto, necesitan al otro: les hace falta un buen maestro y un buen sistema que los respalde. "La meta de la educación es el avance en el conocimiento y la diseminación de la verdad". John F. Kennedy. 

También podemos hablar de educación emocional. La educación emocional está comprometida con promover entre los jóvenes una serie de valores que permitan a los chavales descubrir su propio valor, pudiendo así aportar lo mejor de sí mismos al servicio de la sociedad. Entre estos destacan: 

Autoconocimiento. Conocerse a uno mismo es el camino que conduce a saber cuáles son las limitaciones y potencialidades de cada uno, y permite convertirse en la mejor versión de uno mismo. 

Responsabilidad. Cada uno de nosotros es la causa de su sufrimiento y de su felicidad. Asumir la responsabilidad de hacerse cargo de uno mismo en el plano emocional y económico es lo que permite alcanzar la madurez como seres humanos para realizar el propósito de vida que se persigue. 

Autoestima. El mundo no se ve como es, sino como es cada uno de quienes lo observan. De ahí que amarse a uno mismo resulte fundamental para construir una percepción más sabia y objetiva de los demás y de la vida, nutriendo el corazón de confianza y valentía para seguir un propio camino. 

Felicidad. La felicidad es la verdadera naturaleza del ser humano. No tiene nada que ver con lo que se tiene, con lo que se hace ni con lo que se consigue. Es un estado interno que florece de forma natural cuando se logra recuperar el contacto con la auténtica esencia de cada uno. 

Amor. En la medida que se aprende a ser feliz por uno mismo, de forma natural se empieza a amar a los demás tal como son y a aceptar a la vida tal como es. Así, amar es sinónimo de tolerancia, respeto, compasión, amabilidad y, en definitiva, dar lo mejor de nosotros mismos en cada momento y frente a cualquier situación. 

Talento. Todos tenemos un potencial y un talento innato por desarrollar. El centro de la cuestión consiste en atrevernos a escuchar la voz interior, la cual, al ponerla en acción se convierte en nuestra auténtica vocación. Es decir, aquellas cualidades, fortalezas, habilidades y capacidades que permiten emprender una profesión útil, creativa y con sentido. 

Bien común. Las personas que han pasado por un profundo proceso de autoconocimiento se las reconoce porque orientan sus motivaciones, decisiones y acciones al bien común de la sociedad. Es decir, aquello que hace a uno mismo y que además hace bien al conjunto de la sociedad, tanto en la forma de ganar como de gastar dinero. 

Concluyendo: Algún día, en vez de seguir condicionando y limitando la mente de las nuevas generaciones, los colegios harán algo revolucionario: educar. De forma natural, los niños se convertirán en jóvenes con autoestima y confianza en sí mismos. Y estos se volverán adultos conscientes, maduros, responsables y libres, con una noción muy clara de quiénes son y cuál es su propósito en la vida. 

El rediseño y la transformación del sistema educativo son, sin duda alguna, unos de los grandes desafíos contemporáneos. Que se hagan realidad depende de que padres y educadores se conviertan en el cambio que quieren ver en la educación. 

"La educación es el alma de una sociedad, ya que pasa de una generación a otra". Gilbert K. Chesterton.

Fotografía: congerdesign

No hay comentarios :

Publicar un comentario