Un grupo de chicos conocían a un hombre sabio de su pueblo y urdieron un plan para engañarle. Atraparían a un pájaro vivo e irían a visitar al hombre sabio.
Uno de ellos sostendría el pájaro detrás de la espalda y le preguntaría: «Hombre sabio, ¿el pájaro está vivo o muerto?». Si el hombre sabio respondía que estaba vivo, el chico aplastaría rápidamente al pájaro y diría: «No, está muerto». Si el hombre sabio decía: «El pájaro está muerto», el chico le enseñaría el pájaro con vida.
Los chicos consiguieron que el hombre sabio los recibiera, el que sostenía al pájaro le preguntó:
—Hombre sabio, ¿el pájaro que sostengo está vivo o muerto?
El hombre sabio permaneció en silencio durante unos instantes. Después se agachó hasta que quedó a la misma altura que el chico y le dijo:
—La vida que sostienes está en tus manos.
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