La traición es una de las acciones más destructivas en las relaciones humanas. Supone una falta grave que viola la lealtad. Por eso una traición no solo duele, sino que ofende y agravia.
Según el diccionario, la traición es aquella falta que quebranta la lealtad o la fidelidad que se debería guardar hacia alguien o algo. La traición va unida a la hipocresía de esas personas que delante de ti te pone cara de amigo y por detrás te despelleja. Personas de poco fiar que defraudan a familia, amigos y conocidos faltando a la verdad, revelando secretos o haciendo lo contrario a lo que promete hacer. Es renegar, ya sea de palabra o acción de un compromiso de lealtad, de ahí que, en la mayoría de ocasiones la traición quebranta una relación de confianza y afecto profundo. Cuando una persona deposita su confianza en otra y ésta actúa de manera maliciosa es que tiene la clara intención de herirte, ese traidor es un perverso y su traición es imperdonable.
En nuestra cultura tenemos grabados a fuego algunos de los mayores exponentes de esta definición. Entre ellos destaca la historia de Judas Iscariote, posiblemente una de las traiciones más antiguas que jamás se hayan documentado. Según relatan los evangelios, Judas se convirtió en el paradigma de tan odiada palabra al entregar a su maestro y mentor, Jesús de Nazaret, a los soldados romanos en el huerto de Getsemaní. El sello de su traición fue un beso y su recompensa 30 monedas de plata. Y aunque más tarde se arrepintió de su acción, no supo encontrar más consuelo que el de la horca con la que segó su vida.
En la vida nos topamos con algún que otro Judas que nos pueden hacer mucho daño. El beso de Judas constituye el ejemplo paradigmático de la traición. Judas fue considerado amigo, pero su ambición le pudo y terminó renegando de quien era la esperanza de su vida. Lo más triste de la traición es que nunca proviene de tus enemigos. Cuando sentimos que alguien nos falla, es porque hemos dado mucho de nosotros y nos duele pensar que aquella persona en la cual hemos depositado nuestros secretos y nuestra confianza, nos ha traicionado…
La antesala de la traición es la mentira. Si la traición de un amigo duele, la puñalada de un familiar, mata… Pero la valentía más grande del ser humano es mantenerse de pie aun cuando se esté cayendo a pedazos por dentro. Por eso, he tenido que aprende a protegerme de quién mientras me traicionaba me decía: «Confía en mí». De las personas falsas yo solo quiero una cosa: distancia, porque el que ama perdona, pero no traiciona.
La traición rompe con cualquier vínculo, tanto familiar de amistad o de pareja. Verónica de Miguel, sobre la traición de pareja dice que: «Cuando formamos un vínculo emocional con otra persona dentro de una relación sentimental abrimos nuestro corazón y nuestra confianza. Compartimos nuestros secretos, nuestras vergüenzas, nuestras debilidades y nuestros sueños. En una palabra, confiamos en el otro, completamente. Siempre creemos, y es lo correcto y esperable, que el otro nos ama del mismo modo. Por lo menos con los mismos códigos. ¿Cómo desconfiar de alguien en cuyas manos hemos puesto nuestro futuro?»
Cuando la pareja se rompe por causa de la traición de una de las partes, el dolor se multiplica. No es solo el dolor de la ruptura, sino la honda huella del engaño. Es esto último lo que más daño causa en la psiquis del traicionado, lo que le hace dudar y tener dificultades para volver a creer en la pareja. Ante una traición, la respuesta inmediata es dejar de creer en la persona que nos ha traicionado. Sentimos vergüenza y humillación unidas a un profundo dolor. Es muy difícil, si no imposible, recuperar la confianza de nuevo en quien nos ha traicionado. La traición produce en primer lugar, en la persona traicionada, ira y rabia, y la primera reacción es una respuesta agresiva. Queremos golpear, dañar, agredir a la persona que nos provoca tanto daño. Después de la ira vienen el rencor, el odio y las ganas de venganza. Al mismo tiempo, provoca una gran pérdida de autoestima, humillación e impotencia, lo cual puede llevar a una posterior depresión.
La traición hace mucho daño a la persona que la sufre, y el traidor es un cobarde y esa cobardía va impresa en su carácter. La traición es una sensación amarga que nos dejan algunas personas y que a veces no tiene una explicación lógica…, pero como dice Paulo Coelho: «Todas las batallas en la vida sirven para enseñarnos algo, inclusive aquellas que perdemos».
Fotografía: Waiting For The Word, cc.
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