Un joven llamado Tanit fue a ver al sabio del pueblo para saber qué es lo que tenía que hacer para conseguir lo que quería. El hombre le miró y no le respondió. El muchacho volvió a visitarle varias veces con la misma respuesta: silencio. Hasta que un día, el sabio le dijo:
—Ven conmigo.
Y se dirigieron a un río cercano donde el hombre se metió en el agua con Tanit. Cuando alcanzaron cierta profundidad, el sabio se apoyó en los hombros del joven y lo sumergió en el agua. Pese a los esfuerzos de Tanit por liberarse no pudo, el sabio lo mantuvo un buen rato hasta que al final lo soltó y el chico pudo sacar la cabeza del agua y tomar una gran bocanada de aire.
—Cuando estabas bajo el agua, ¿qué es lo que más deseabas? —le preguntó el anciano.
—Aire, quería aire —respondió Tanit—.
—¿No preferías riquezas, comodidad, placeres, poder o amor? —insistió el sabio.
—No. Sólo deseaba una cosa: aire. Necesitaba aire y sólo y únicamente aire —dijo el joven—.
—Entonces, recuerda la intensidad de tu deseo por salir del agua, pues para conseguir los objetivos de tu vida debes desearlos con la misma intensidad con la que ahora querías el aire. Cuando te propongas conseguir algo deséalo con todas tus fuerzas y lo conseguirás si estás convencido de lograrlo. Si te centras en tu objetivo conseguirás lo que te propongas, de ti depende —le aconsejó el sabio.
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jueves, 29 de septiembre de 2016
sábado, 24 de septiembre de 2016
La percepción del rey
Después de mucho buscarlo, un poderoso rey encontró el amor. Su esposa reunía todas las condiciones que un hombre podía desear: era hermosa, alegre y entusiasta. En los actos oficiales, siempre caminaba orgullosa junto al rey, que pensaba:
«¡Cuánto me quiere! Sabe que el protocolo indica que debe ir por detrás de mí, que mis súbditos pueden acabar en prisión si no lo hacen. Sin embargo, ella me ama tanto, que siempre desea estar a mi lado».
Un día la joven iba a comerse una manzana, era la última que quedaba y estaba muy apetitosa, pero como su marido le manifestó su deseo de probarla la partió en dos y le ofreció un trozo.
«Me ama tanto, que es capaz de compartir lo que sea conmigo», pensó el soberano.
Pasaron unos años, y una tarde la pareja tuvo una gran pelea. Entonces el rey llamó a su consejero para quejarse amargamente de su esposa.
—Nunca me ha querido. Es incapaz de permanecer detrás de mí en los actos protocolarios porque quiere ser la protagonista. Recuerdo un día que llegué hambriento y sólo quedaba una manzana que fue incapaz de darme…
El monarca estaba muy ofuscado por su estado de ánimo, mientras su secretario pensaba lo injustos que podemos ser.
No deberíamos dejar que un día el pésimo humor nos haga perder de vista la realidad y nos lleve a desvirtuar la belleza y la bondad de las personas que tenemos al lado.
miércoles, 21 de septiembre de 2016
Los tres albañiles
Un hombre que iba a visitar a su hermana vio que en un solar junto a la casa estaban levantando un gran edificio. Se acercó para averiguar de qué se trataba y al ver a un albañil sentado bajo un arbusto se dirigió hacia él para preguntarle qué hacía allí.
—Estoy descansando. Hace mucho calor y tengo que cargar con todos esos ladrillos. La verdad es que sólo pienso en la hora de salir —le confesó.
Siguió caminando y se paró ante otro de los operarios que trabajaba duro apilando sacos de cemento. Le preguntó lo mismo y respondió:
—Estoy ganándome el sustento diario para mantener a mi esposa y a mis hijos. No puedo quejarme, aquí tendré trabajo para una temporada.
Antes de llegar a casa de la hermana se fijó en un tercer albañil que colocaba vigas. Le formuló la misma pregunta y con una sonrisa en el rostro, contestó:
—¡Estoy construyendo la futura escuela de nuestros niños! Será un orgullo para nuestro país.
Seguro que los tres cobrarían lo mismo, pero eran muy diferentes. Uno odiaba lo que hacía, al otro le daba igual y sólo el tercero trabajaba con entusiasmo.
Así sucede en la vida, no importa tu trabajo sino tu actitud ante él, pues sólo se sentirán felices quienes disfruten día a día de lo que hacen. De ti depende.
El trabajo es tu sustento. No te quejes, más bien da gracias por tenerlo…
sábado, 17 de septiembre de 2016
El perro fiel
Una joven pareja llevaban años deseando tener un hijo, pero los hijos no llegaban, entonces, para no sentirse solos compraron un cachorrito de perro y lo amaron como si fuera su propio hijo. El cachorro creció hasta convertirse en un hermoso pastor alemán. El perro siempre fiel a sus dueños los protegía de ataques de ladrones y peligros.
Después de siete años de tener al perro llegó el hijo tan ansiado. La pareja estaba muy contenta y se volcaron en el cuidado de su hijo y disminuyeron las atenciones que tenían con el perro. Este se sintió relegado y comenzó a sentir celos del bebé y no era el perro cariñoso y fiel que tuvieron durante siete años.
Un día la pareja dejó al bebé plácidamente durmiendo en la cuna y salieron a la terraza a preparar un asado. Cual no fue su sorpresa cuando se dirigían al cuarto del bebé y ven al perro en el pasillo con la boca ensangrentada moviendo la cola. El dueño del perro pensó lo peor, sacó un arma que llevaba y en el acto mato al perro. Corren al cuarto del bebé y encuentran una gran serpiente degollada. El dueño comienza a llorar y exclama:
—¡He matado a mi perro fiel!
¿Cuántas veces no hemos juzgado injustamente a las personas? Lo que es peor, las juzgamos y condenamos sin conocer sus razones, sus pensamientos y sentimientos. Muchas veces las cosas no son tan malas como parecen, pero para que lo parezca las llenamos de infamias y mentiras.
La próxima vez que nos sintamos tentados a juzgar y condenar a alguien recordemos la historia del perro fiel, así aprenderemos a no levantar falsos testimonios contra una persona hasta el punto de dañar su imagen ante los demás.
domingo, 11 de septiembre de 2016
El puente y los dos hermanos
Dos hermanos vivían en fincas contiguas, juntos habían trabajado en los campos compartiendo lo bueno y lo malo, pero por un malentendido tuvieron una discusión y la cosa acabó creciendo y creciendo hasta enemistarse del todo y dejaron de relacionarse.
Por casualidad, una mañana se acercó hasta la casa del hermano mayor un carpintero que buscaba trabajo, este aprovechó la ocasión para hacer lo que tenía en mente, antes le explicó al carpintero lo que había sucedido con su hermano y la razón de sus intenciones:
—En la granja de al lado vive mi hermano. Todo iba bien hasta que nos hemos peleado y a él no se le ha ocurrido otra cosa que desviar con la excavadora el arroyo para que se convirtiera en una frontera entre nosotros. ¿Ve usted aquella pila de tablones? Pues quiero que haga con ellos un muro de dos metros de alto. Así no volveré a ver a mi hermano nunca jamás.
Mientras él iba a la ciudad a vender sus verduras, el carpintero se afanó en hacer su trabajo para tenerlo terminado cuando regresase. De vuelta a su casa el hermano mayor quedó impresionado con lo que vio; en lugar del muro había un puente que unía las dos granjas. Al poco vio que su hermano lo cruzaba con una amplia sonrisa y ambos se fundieron en un cariñoso abrazo. El sabio carpintero había tendido un puente donde ellos sólo pretendían levantar barreras.
Así sucede, entre hermanos muchas veces los muros son levantados por la envidia y para justificarlos recurren a la infamia y la mentira. Los muros infranqueables los levantan las malas intenciones, porque cuando hay sinceridad y verdad nada impedirá que las relaciones fluyan en armonía. Hay que ser sinceros, cuando se comete un error la única fórmula que existe para subsanar el entuerto es el de reconocer el error. Cuando se va con la verdad, esa sinceridad hace que crezca la confianza, el cariño y la unidad entre hermanos, solo así podrán avanzar juntos por el camino que dejan abiertos los padres.
Las mentiras levantan muros. La verdad crea puentes.
jueves, 8 de septiembre de 2016
Resplandores en Aterura
En Teror había un pino
donde la Virgen apareció.
A sus pies brotó una fuente
donde el canario bebió.
Los pastores de Aterura
cuidaban de su ganado,
por extraños resplandores
se sintieron deslumbrados.
El misterio se descubre.
Una Virgen aparece.
Nos ha llenado de Fe.
Amor de Madre florece.
Han pasado cinco siglos,
la fuente no se ha secado.
Es abundante su agua
de gloria nos ha llenado.
Hoy, al paso de los años
sigue viva esa fuente.
Derrama gracia y virtudes
que el canario agradece.
Los canarios la veneran
por su dulzura y amor.
¡Madrita mía del Pino
para ti, mi corazón!
domingo, 4 de septiembre de 2016
La fe aún es más que la luz
El hombre que camina con los ojos abiertos va viendo la realidad de todo lo que está delante, pero llegada la oscuridad no puede avanzar más. Sin luz se estrechan los caminos y las peligrosas curvas te precipitan a los abismos. Sin embargo la luz de la fe es una luz permanente que te ilumina el día y la noche con total claridad. No habrá claroscuros en tu vida porque crees en lo que esperas y el hombre con esperanza es un hombre iluminado.
La Fe es aún más que una luz. La Fe es una guía en el camino de eternidad, pero es aún más, es Sabiduría que abre el corazón, Amor que enternece el más duro corazón, es Paz que renueva y hace posible la existencia y, sobre todo la Fe es el Amor presente en cada instante, que refugia, que conserva, que protege, que ampara, que nutre, que solidariza, que jamás discrimina , que siempre acompaña, que llora y ríe por nosotros y en nosotros.
La Fe no solo es palabra, la Fe es Esperanza de vida, es promesa cumplida. La Fe es ternura infinita. La Fe es ayer, hoy y siempre.
Cuando el hombre camina con Fe aunque sus ojos parezcan cerrados llegará a su meta, porque Dios lo lleva de la mano.
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