Un vendedor de caballos llegó a una aldea para venderlos a un precio excelente. Todos compraron, salvo el señor Tom.
Pasado un tiempo llegó a la aldea otro vendedor. Traía caballos excelentes pero a un precio bastante más alto. Esta vez, Tom compró algunos animales.
—No compraste los caballos que eran casi regalados, y ¿ahora los adquieres por casi el doble? —le criticaron sus amigos.
—Aquéllos que eran baratos a mí me resultaban muy caros, pues en aquella época tenía muy poco dinero —respondió Tom—. Estos pueden parecer más caros, pero para mí son baratos, ya que ahora tengo dinero más que suficiente para comprarlos.
Cada uno sabe sus cosas y toma las decisiones apropiadas a cada circunstancia.
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