En cierta ocasión, un joven entro en un bosque para cazar y se perdió. Paso mucho tiempo intentando encontrar un camino para salir de allí, hasta que se encontró con un anciano. El joven se acercó y le preguntó si podía indicarle cómo salir del bosque, y el anciano le explicó que llevaba treinta y cinco años perdido en ese bosque. Al oír aquello el joven comento:
—Entonces no es necesario que le pregunte por dónde se sale.
Y el anciano le respondió:
—Bueno, tal vez no sepa por dónde se sale pero sí sé por dónde no se sale… y eso te puede ahorrar treinta y cinco años de búsqueda.
Siempre es posible aprender cualquier cosa de los demás y de ti mismo, unas veces aprendemos lo que hay que hacer y otras lo que no hay que hacer, pero siempre de cualquier vivencia debemos de extraer un aprendizaje. El inteligente aprende de sus propios errores, el obstinado, nunca.
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