lunes, 30 de noviembre de 2015

La hora de la decisión

Un vendedor de caballos llegó a una aldea para venderlos a un precio excelente. Todos compraron, salvo el señor Tom.
Pasado un tiempo llegó a la aldea otro vendedor. Traía caballos excelentes pero a un precio bastante más alto. Esta vez, Tom compró algunos animales.
—No compraste los caballos que eran casi regalados, y ¿ahora los adquieres por casi el doble? —le criticaron sus amigos.
—Aquéllos que eran baratos a mí me resultaban muy caros, pues en aquella época tenía muy poco dinero —respondió Tom—. Estos pueden parecer más caros, pero para mí son baratos, ya que ahora tengo dinero más que suficiente para comprarlos.

Cada uno sabe sus cosas y toma las decisiones apropiadas a cada circunstancia.

viernes, 27 de noviembre de 2015

El error más grande

El error más grande lo cometes cuando, por temor a equivocarte te equivocas dejando de arriesgar en el viaje hacia tus objetivos.
No se equivoca el río cuando, al encontrar una montaña en su camino, retrocede para seguir avanzando hacia el mar; se equivoca el agua que por temor a equivocarse se estanca y se pudre en la laguna.
No se equivoca la semilla cuando muere en el surco para hacerse planta; se equivoca la que por no morir bajo la tierra renuncia a la vida.
No se equivoca el hombre que ensaya distintos caminos para alcanzar sus metas; se equivoca aquel que por temor a equivocarse no actúa.
No se equivoca el pájaro que ensayando su primer vuelo cae al suelo; se equivoca aquel que por temor a caerse renuncia a volar permaneciendo en el nido.
No se equivoca la persona que mirándote a los ojos te dice la verdad; se equivoca el prepotente que por no rectificar sigue errando.
Pienso que se equivocan aquellos que no aceptan que ser hombre es buscarse a sí mismo cada día, y aceptar que no siempre actúan sacando lo mejor de sí.
Creo que al final del camino no te premiarán por lo que crees que has conseguido, sino por aquello que hayas hecho honestamente.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Preciosa amistad

—Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, Señor. Solicito permiso para ir a buscarlo —dijo un soldado a su teniente.
—Permiso denegado soldado —replicó el oficial—. No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente ya esté muerto.
El soldado haciendo caso omiso salió, y una hora más tarde regresó mortalmente herido transportando el cadáver de su amigo. El oficial estaba furioso:
—¡Ya le dije yo que había muerto! ¡Ahora he perdido a dos hombres! Dígame, ¿valía la pena ir allá para traer un cadáver?
A lo que el soldado moribundo responde:
—¡Claro que sí señor! Cuando lo encontré todavía estaba vivo y pudo decirme: «Estaba seguro que vendrías».

El amor de la amistad es una fuerza inquebrantable.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Democracia y cambios sociales

Entierro del dictador Franco.

Se cumplen cuarenta años del cambio del régimen totalitario a la democracia… Cada época tiene su tiempo, sus luces y sombras y cada cual juzga los tiempos según le fue. España estuvo cuarenta años bajo una dictadura, muchos inocentes pasaron miedo y sufrieron hambre y miserias por culpa de la contienda. Penas y privaciones en la que muchísima gente lo pasó verdaderamente mal, pero también muchos no tuvieron de qué quejarse. La mayor queja venía por tanta pobreza y por la falta de libertades, pero paradójicamente se vivía libre con las puertas abiertas, porque el respeto era uno de los pilares de la convivencia.

jueves, 19 de noviembre de 2015

El mayor lujo

Al lado del monasterio de Ibak vivía un sabio sufí, excelente negociante que había acumulado una gran riqueza.
Un visitante del monasterio al ver los altísimos costos de los trabajos de renovación del templo dijo para quien le quisiera escuchar:
—¡He aquí que los caminos de la sabiduría se transforman en la senda de la riqueza! He encontrado a alguien que dice buscar la verdad y sin embargo está podrido de dinero.
Las palabras llegaron a oídos del sabio. Cuando le preguntaron qué tenía que decir, comentó:
—Pensaba que lo tenía todo y acabo de descubrir que me faltaba una cosa. Ahora sé que soy realmente un hombre rico, pues he conseguido un lujo más sofisticado.
—¿Y cuál es ese lujo más sofisticado? —quiso saber uno de los monjes.
—Ver a alguien que tiene envidia de ti.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Cómo se escribió el libro Tao Te King

¿Cómo se escribió uno de los libros más importantes del mundo? En el año vigésimo tercero del reinado de Zhao, Lao Tse percibió que la guerra terminaría por destruir el lugar donde vivía. Como había pasado años meditando sobre la naturaleza de la vida, sabía que en ciertos momentos es preciso ser práctico. Entonces tomó la decisión más simple: mudarse de lugar.
Cogió sus pocas pertenencias y partió en dirección a Han Keou. En la puerta de salida de la ciudad encontró un guardia.
—¿Adónde va tan importante sabio? —preguntó el guardia.
—Lejos de la guerra.
—No puede irse así. Me gustaría mucho saber qué fue lo que aprendió en tantos años de meditación. Sólo lo dejaré partir si comparte conmigo lo que sabe.
Nada más que para librarse del guardia, Lao Tse escribió ahí mismo un pequeño librito, cuya única copia le entregó. Después, continuó su viaje, y nunca más se oyó hablar de él.
El texto de Lao Tse fue copiado y recopiado, atravesó siglos, atravesó milenios, y llegó hasta nuestro tiempo. Se llama Tao Te King, está publicado en portugués por varias editoriales, y es una lectura obligada. Aquí va algunas de sus enseñanzas:

Aquel que conoce a los otros es un sabio.
Aquel que se conoce a sí mismo es un iluminado.
Aquel que vence a los otros es fuerte.
Aquel que se vence a sí mismo es poderoso.
Aquel que conoce la alegría es rico.
Aquel que conserva su camino tiene voluntad.
Sé humilde, y permanecerás íntegro.
Inclínate, y permanecerás erguido.
Vacíate, y permanecerás repleto.
Gástate, y permanecerás nuevo.
El sabio no se exhibe, y por eso brilla.
No se hace notar, y por eso es notado.
No se elogia, y por eso tiene mérito.
Y porque no está compitiendo,
nadie en el mundo puede competir con él.

sábado, 14 de noviembre de 2015

Distinguir lo bueno de lo malo

Un panadero quería conocer a Uways, y éste fue a su panadería disfrazado de mendigo. Cogió un pan y empezó a comérselo. El panadero lo golpeó y lo echó a la calle.
—¡Loco! —le dijo un discípulo que llegaba—. ¿No ves que acabas de echar al maestro, a quien querías conocer?
Arrepentido, el panadero salió a la calle y preguntó qué podía hacer para que lo perdonase. Uways le pidió que los invitase a comer a él y a sus discípulos.
El panadero los llevó a un restaurante excelente y pidió los platos más caros.
—Así distinguimos al hombre bueno del hombre malo, dijo Uways a sus discípulos en mitad de la comida. Este panadero es capaz de gastar 10 monedas de oro en un banquete porque soy célebre, pero no puede dar pan para que se alimente un mendigo hambriento.

martes, 10 de noviembre de 2015

Encuentras lo que está en ti

Una historia popular del Cercano Oriente cuenta que un joven llegó al borde de un oasis contiguo a un pueblo y acercándose a un anciano le preguntó:
—¿Qué clase de personas vive en este lugar?
—¿Qué clase de personas vive en el lugar de donde tú vienes? —preguntó a su vez el anciano.
—Oh, un grupo de egoístas y malvados —replicó el joven—. Estoy encantado de haberme ido de allí.
A lo cual el anciano contestó:
—Lo mismo vas a encontrar aquí.
Ese mismo día otro joven se acercó a beber agua al oasis y viendo al anciano, preguntó:
—¿Qué clase de personas vive en este lugar?
El viejo respondió con la misma pregunta:
—¿Qué clase de personas vive en el lugar de donde tú vienes?
—Un magnífico grupo de personas honestas, amigables, hospitalarias, me duele mucho haberlos dejado.
—Lo mismo encontrarás aquí —respondió el anciano.
Y un hombre que lo había escuchado todo preguntó al viejo:
—¿Cómo es posible dar dos respuestas diferentes a la misma pregunta? A lo cual el viejo respondió:
—Cada cual lleva en su corazón el medio ambiente donde vive. Aquel que no encontró nada nuevo en los lugares donde estuvo no podrá encontrar otra cosa aquí. Aquel que encontró amigos allá, podrá encontrar también amigos aquí, porque, a decir verdad, tu actitud mental es lo único en tu vida sobre lo cual puedes mantener control absoluto.

Así sucede. Siempre que tengas una actitud positiva hallarás la verdadera riqueza de la vida. Si miras dentro de ti sabrás que posees una gran fortaleza para entregar, y para descubrir todas las cosas buenas en los demás. ¡Qué siempre encuentres un oasis de paz!

lunes, 9 de noviembre de 2015

Quién agarra a quién

Un estudiante de Zen se quejaba de que no podía meditar, porque sus alocados pensamientos no se lo permitían. Habló de esto con su maestro diciéndole:
—Maestro, los pensamientos y las imágenes mentales no me dejan meditar; cuando se van unos segundos, luego vuelven con más fuerza. No consigo que me dejan en paz.
El maestro le dijo que esto dependía de él mismo y que dejara de cavilar. No obstante, el estudiante seguía lamentándose de que los pensamientos no le dejaban en paz y que su mente estaba confusa. Cada vez que intentaba concentrarse, todo un tren de pensamientos inútiles y triviales irrumpían en su cabeza.
El maestro entonces le dijo:
—Bien. Aferra esa cuchara y tenla en tu mano… Ahora siéntate y medita.
El discípulo obedeció. Al cabo de un rato el maestro le ordenó:
—¡Deja la cuchara!
El alumno así lo hizo y la cuchara cayó al suelo. Miró a su maestro con estupor y éste le preguntó:
—Ahora dime quién agarraba a quién, ¿tú a la cuchara o la cuchara a ti?
Obviamente, si queremos, conseguimos lo que nos proponemos.

sábado, 7 de noviembre de 2015

Guijarros y diamantes

Una noche, un grupo de nómadas estaban acampados en el desierto dispuestos a descansar, tras una dura jornada a lomos de sus camellos. Pero un extraño fenómeno los interrumpió: una intensa luz apareció en el cielo y a continuación, una voz sobrehumana se dirigió a ellos en estos términos:
—Reunid todos los guijarros que encontréis por el suelo y guardadlos en vuestras alforjas. Caminad, y al anochecer os sentiréis contentos y a la vez tristes.
Cuando la presencia divina volvió a hacerse invisible, los nómadas se miraron entre sí, decepcionados y enojados por lo que había ocurrido, ya que esperaban una revelación que les ayudara a crear riqueza, salud y bienestar para todo el mundo. En cambio, les había hecho un encargo sin aparente importancia y al que no hallaban sentido. No obstante, le hicieron caso y cogieron algunas piedrecillas.
A la noche siguiente, descubrieron que los guijarros se habían convertido en diamantes y se alegraron de ello, pero también estaban tristes por no haber recogido mayor cantidad.

Así es la vida, está llena de cosas que parecen carentes de sentido, como un saludo, un beso, una apretón de manos, unas gracias…, pero realmente son tan valiosos como diamantes.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

El arte de aprender

En cierta ocasión, un joven entro en un bosque para cazar y se perdió. Paso mucho tiempo intentando encontrar un camino para salir de allí, hasta que se encontró con un anciano. El joven se acercó y le preguntó si podía indicarle cómo salir del bosque, y el anciano le explicó que llevaba treinta y cinco años perdido en ese bosque. Al oír aquello el joven comento:
—Entonces no es necesario que le pregunte por dónde se sale.
Y el anciano le respondió:
—Bueno, tal vez no sepa por dónde se sale pero sí sé por dónde no se sale… y eso te puede ahorrar treinta y cinco años de búsqueda.

Siempre es posible aprender cualquier cosa de los demás y de ti mismo, unas veces aprendemos lo que hay que hacer y otras lo que no hay que hacer, pero siempre de cualquier vivencia debemos de extraer un aprendizaje. El inteligente aprende de sus propios errores, el obstinado, nunca.

martes, 3 de noviembre de 2015

Cuando yo me vaya

Cuando yo me vaya, no quiero que llores,
quédate en silencio, sin decir palabras,
y vive recuerdos, reconforta el alma.

Cuando yo me duerma, respeta mi sueño,
por algo me duermo; por algo me he ido.

Si sientes mi ausencia, no pronuncies nada,
y casi en el aire, con paso muy fino,
búscame en mi casa,
búscame en mis libros,
búscame en mis cartas,
y entre los papeles que apurado he escrito.

Ponte mis camisas, mi sweater, mi saco
y puedes usar todos mis zapatos.

Te presto mi cuarto, mi almohada, mi cama,
y cuando haga frío, ponte mis bufandas.
Te puedes comer todo el chocolate
y beberte el vino que dejé guardado.
Escucha ese tema que a mí me gustaba,
usa mi perfume y riega mis plantas.

Si tapan mi cuerpo, no me tengas lástima,
corre hacia el espacio, libera tu alma,
palpa la poesía, la música, el canto
y deja que el viento juegue con tu cara.
Besa bien la tierra, toma toda el agua
y aprende el idioma vivo de los pájaros.

Si me extrañas mucho, disimula el acto,
búscame en los niños, el café, la radio
y en el sitio ése donde me ocultaba.

No pronuncies nunca la palabra muerte.
A veces es más triste vivir olvidado
que morir mil veces y ser recordado.

Cuando yo me duerma,
no me lleves flores a una tumba amarga,
grita con la fuerza de toda tu entraña
que el mundo está vivo y sigue su marcha.

La llama encendida no se va a apagar
por el simple hecho de que no esté más.

Los hombres que «viven» no se mueren nunca,
se duermen de a ratos, de a ratos pequeños,
y el sueño infinito es sólo una excusa.

Cuando yo me vaya, extiende tu mano,
y estarás conmigo sellada en contacto,
y aunque no me veas,
y aunque no me palpes,
sabrás que por siempre estaré a tu lado.

Entonces, un día, sonriente y vibrante,
sabrás que volví para no marcharme.

Poema, pensamientos de Carlos Alberto Boaglio.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Tierra, ceniza, polvo


Tierra a la tierra.
Ceniza a la ceniza.
Polvo al polvo.

Un día me moriré
nadie llorará en mi caja.
Mi cuerpo estará amarillo
porque me quedé sin alma.

El cirio se va apagando
hasta agotar su vida.
Su luz sigue aquí presente.
Recuerdos de luchas compartidas.
Quedará la memoria de mi nombre.
Mi existencia acabará sin despedidas.
A los que me quieren no les dejo solos:
Siempre formaré parte de sus vidas.
Los corazones tiemblan desfallecidos
pensando que nos convertimos en ceniza.
Ya no se estremecen los cuerpos.
El espíritu nos libera de las prisas.
No estén tristes por mi ausencia.
Estaré de viaje y será largo en el tiempo.
Sé que nos encontraremos algún día…
¡Por fin felices sin sufrimiento!
Ruego que perdonen mis ofensas,
no quiero caminar en la oscuridad.
Me precede la dicha de los santos.
La gloria de su amor deseo gozar.

No quisiera huir entre las sombras.
Eternamente… Amor y paz.