Hoy quiero inventarme nuevos significados para las palabras, quiero imaginar que las cosas no son como me dijeron, quiero rescribir el diccionario para que describa las cosas que no se ven y no las que saltan a la vista, quiero darle un nuevo significado a la palabra «Juventud».
La juventud no depende de los años cumplidos, ni de la edad que se tiene, sino que es la estación que anida en tu corazón: si vives todo el año con la alegría y el calor de la primavera o verano, vives en juventud, si te abates como el otoño o te enfrías como el invierno, entonces envejeces.
La juventud es voluntad firme de lo que se persigue, es imaginación despierta, es ilusión por lo que queda por hacer, es compartirse uno mismo como un regalo para los demás: es pasión por vivir.
Los años marchitan la piel, pero renunciar a la felicidad o a los ideales marchitan el alma.
Es joven quien es capaz de sorprenderse con cada cosa que le depara la vida, y no se atraganta con preguntas tenebrosas. Desafía los acontecimientos y encuentra alegría en el devenir de cada amanecer.
¿Sabes una cosa? Serás…
Tan joven como tu fe, tan viejo como tu duda.
Tan joven como tu esperanza, tan viejo como tu abatimiento.
Tan joven como tu amor, tan viejo como tu odio.
Tan joven como tu expectativa, tan viejo como tu pasividad.
Tan joven como tu buen ánimo, tan viejo como tu carácter agrio.
Tan joven como tu alegría, tan viejo como tu tristeza…
¿Sabes cuánto tiempo permanecerás joven? Todo el tiempo que mantengas esperanza y seas receptivo a lo bello de la vida, dando oportunidades y aceptando los desafíos aunque no los puedas comprender. Aprovecha las oportunidades y disfruta del viaje, porque Dios aún tiene muchos mensajes para darte.
Cumplir años ya no es excusa para envejecer, es algo que no tiene nada que ver, porque desde ahora se permite vivir en primavera todos los días. Sólo tienes que estar dispuesto.
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