Oíd que rápida solución halló Poro, rey de los persas, para acabar con la pobreza.
Reunió a todos sus súbditos y les hizo saber que, dentro de sus muros, por cada pobre que muriera de hambre, tomaría a un rico. Y en la prisión el rico terminaría por morir de hambre.
Con esa advertencia en aquel país nadie murió de hambre. Y los ricos no tuvieron que pasar hambre, sino repartir con los pobres algo de su abundancia.
Verdaderamente, esta fórmula es infalible…
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