jueves, 20 de marzo de 2014

La poesía universal

Retrato de Gustavo Adolfo Bécquer (1862) - Valeriano Domínguez Bécquer.

¿Qué es la poesía? A mí me gusta cómo la define Octavio Paz:
La poesía se emplea para aplacar las tormentas del alma, redimir a una mujer o un hombre o llenar el corazón de ese sentimiento llamado amor. Puede, en dosis bien servidas, alimentar el espíritu, asustar una soledad y alejar una tristeza. Sirve también para reflexionar acerca de si las piedras hablan o si la luna es medicina para el mal de amores.
Por medio de la poesía podemos hacer hablar las flores y voltear el cielo de cabeza, cambiar la tarde de lugar. Es un buen recurso para transgredir la monotonía y curar el insomnio.

Un simple verso trastoca el sentido de una palabra, de un enunciado. El verso es una transgresión del sentido común, un ahogado del poeta, un halo místico que impulsa los dedos, un flagelo al silencio.
A través del verso el poeta reflexiona acerca de la vida de una mariposa, de la muerte de un minuto en las manos del tiempo. Por medio del trabajo refinado de la palabra se desdibuja el rostro de un recuerdo, la desventura de un te quiero en la boca del blasfemo.
En fin, la poesía es útil de muchas maneras, pero sobre todo es instrumento para observarnos a nosotros mismos, como expresa el poeta y pintor chino Xingjian. Porque cuando se concentra la atención internamente surge la poesía y empieza la aventura emocional de la palabra.

A la pregunta, ¿Qué pretende el poeta cuando expresa su experiencia? Paz contesta: «La poesía ha dicho Rimbaud, quiere cambiar la vida. No piensa embellecerla como piensan los estetas y los literatos, ni hacerla más justa o buena, como sueñan los moralistas. Mediante la palabra, mediante la expresión de su experiencia, procura hacer sagrado al mundo; con la palabra consagra la experiencia de los hombres y las relaciones entre el hombre y el mundo, entre el hombre y la mujer, entre el hombre y su propia conciencia. No pretende hermosear, santificar o idealizar lo que toca, sino volverlo sagrado. Por eso no es moral o inmoral; justa o injusta; falsa o verdadera, hermosa o fea. Es simplemente poesía de soledad o de comunión. Porque la poesía que es un testimonio del éxtasis, del amor dichoso, también lo es de la desesperación».

Si a mí me preguntan qué mueve a un poeta a escribir poesía diría que el sentirse vivo y poder compartir sueños y emociones. Los poetas en sus poemas retratan el alma y sus palabras son flashes de instantes inolvidables. Verso a verso sus cantos van encadenando ensoñaciones y suspiros envueltos en melodía y los eleva al viento para que vuelen libres por los confines del universo…
A la pregunta ¿Qué es poesía? Bécquer responde: «¿Y tú me lo preguntas? Poesía… eres tú». Ya desde la escuela me hechizó este poeta con su lenguaje bello, estético, dinámico, expresivo. Como digo, la poesía la descubrí en la escuela, me sedujo ‘Versos y Leyendas’ de Bécquer…

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala en los cristales
jugando llamarán…

También Santa Teresa de Jesús (Ávila)…

¡Ay qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel y estos hierros
donde el alma está metida!…

Los sonetos líricos de Francisco de Quevedo…

Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto:
soy un fue, y un será, y un cansado…

Del capellán Pedro Calderón de la Barca, el de «Los sueños, sueños son»

Cuentan de un sabio, que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas yerbas que cogía…

Lope de Vega, la divina espera amorosa…

¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?…

José de Espronceda…

Qué es mi barco, mi tesoro
qué es mi Dios, la libertad;
mi ley la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar…

Debemos de estar orgullosos de nuestra cultura, de nuestra literatura. España tiene una gran riqueza poética; en español se han escrito los más bellos poemas, los mejores versos para emocionar al mundo generación tras generación. La poesía universal es un gran tesoro para la humanidad, por su riqueza de lenguas y emociones contenida. Un tapiz de matices y colores donde la fibra sensible late al ritmo de sentimientos que nos igualan, porque el amar y sufrir es universal. Los versos de amor nos harán vibrar y nos harán llorar los que hablen de sufrimiento, porque la fibra humana posee la misma sensibilidad en todos los continentes.

A mí no toda la poesía me llena, me llena la que me toca la fibra sensible, por eso unos poetas me entusiasman más que otros, me enamora la poesía no el poeta. La poesía que solo lleva palabras, puede demostrar que domina el lenguaje pero no los sentimientos. La poesía fría pasa indiferente, la poesía viva es cálida y te atrapa… Para mí, un poeta romántico, el poeta que enamora a través de sus versos, es Bécquer.

Gustavo Adolfo Bécquer como escritor se presentaba: «Nada he estudiado, he leído un poco, he sentido bastante y he pensado mucho», frase que a mí también me define…

Si no verte me da la vida
y verte, me da la muerte.
Prefiero verte y morir
que vivir, sin poder verte.

Tan sólo cuatro versos le bastan para manifestar mil emociones…

Por una mirada, un mundo:
por una sonrisa, un cielo:
por un beso…, yo no sé
qué te diera por un beso

Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida nació en Sevilla, 17 de febrero de 1836 y murió el 22 de diciembre de 1870 en Madrid a la edad de 34 años. Más conocido como Gustavo Adolfo Bécquer, fue un poeta y narrador español, perteneciente al movimiento del Romanticismo. Por ser un romántico tardío, ha sido asociado igualmente con el movimiento posromántico. Aunque en vida ya alcanzó cierta fama, solo después de su muerte y tras la publicación del conjunto de sus escritos alcanzó el prestigio que hoy se le reconoce. Su obra más célebre son las Rimas y Leyendas.

¡Los suspiros son aire y van al aire!
¡Las lágrimas son agua y van al mar!
Dime, mujer: cuando el amor se olvida,
¿sabes tú a dónde va?

Ya me gustaría a mí saber a dónde va…

Podrá nublarse el sol eternamente;
podrá secarse en un instante el mar;
podrá romperse el eje de la tierra
como un débil cristal.

¡Todo sucederá! Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor.

Mi admirado Bécquer, no se esconde tras excesivas metáforas ni utiliza un lenguaje rebuscado, se expresa claro y diáfano, su sensibilidad nos lleva directo a la esencia de sus emociones y nos hace cómplices de sus amores y desamores.

Hoy mi pasión es la poesía. Me gusta leer y escribir poesía. Tengo publicados cinco poemarios y en cada uno de ellos va algo de mí, ya que siempre se refleja parte de mi forma de ser y de pensar. En mi poesía manifiesto mis sentimientos, reflexiones, sensaciones y pensamientos.
Mi poesía no es rebuscada, escribo en un lenguaje llano y sencillo para la gente llana y sencilla, (este epíteto «sencillo» está lejos del eufemismo, ‘iletrado’ o ‘ignorante’).

Yo digo que los libros no se escriben para que los examine un crítico, se escriben para el goce del lector y a mí me gusta conectar con el lector, llegar a la fibra más sensible de las personas y sintonizar con sus emociones para crear complicidad en las vivencias que nos igualan… Los sentimientos son universales, por eso es fácil llegar a todos, a los amantes de la poesía y a los que no.

Les invito a que leen poesía, pero la poesía hay que leerla despacio como bebiendo la palabra, sorbo a sorbo para degustar todo el sabor contenido en cada verso y, déjense llevar…

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