martes, 10 de julio de 2012

Conmoción

Un hombre mira asombrado.

Conmoción: Sacudida interior. Perturbación o alteración violenta del ánimo de una persona causada por la sorpresa que provoca un acontecimiento inesperado o desagradable.

Últimamente vivimos en un estado de conmoción constante porque los acontecimientos impactantes se suceden, uno detrás de otro, sin parar. No nos recuperamos de un choque para recibir otro. Sólo los titulares de la noticia van directas a atraer tu atención, son tan llamativas que la impresión te lleva a la conmoción.

Estamos bombardeados de todo tipo de noticias: las económicas nos inquietan. Las políticas nos indignan. Las de salud nos enferman. Las del trabajo nos paralizan… Es descorazonador a la vez que aterrador lo que nos está tocando vivir. No habíamos vivido tan preocupados por nuestra situación económica como en estos momentos. Hay millones de parados esperando que su suerte cambie y entre los que trabajan hay millones que cobran una miseria, pero temen perder el sustento. Los mayores que han trabajado toda su vida para que el país fuera a mejor ven cómo se está desmantelando el estado de bienestar y los desposeen de todos los logros alcanzados, y a los jóvenes se les está robando el futuro porque les han dilapidado el presente, y la mayoría se entrega, sin esperanza, a todo lo que le lleve a olvidar su existencia, aún a costa de su salud y de su vida —poco les importa porque no encuentran sentido a la vida sin esperanza.

Vivimos con la sensación de desamparo y desprotección, pusimos toda nuestra confianza en personas que nos están decepcionando y nos sentimos estafados por los políticos, por los bancos, por la hacienda, por la justicia, por todos los que viven a costa de la sociedad.

Tratan de engañarnos tergiversando y manipulando datos; las palabras no cambian los hechos de la realidad que nos rodea. Para solucionar los desbarajustes de decisiones políticas incorrectas e inapropiadas, el Gobierno presenta un paquete de medidas económicas. Dicha batería va directa a dar sobre los más débiles. Ilusos inocentes que votaron pensando que de sus manos brotaría el maná… Nos tienen por ignorantes e ineptos, entre luces y sombras, sacan la chistera de mago ilusionista y nos muestran lo que les interesa. Se creen que nos pueden engañar tan fácilmente…

Conmoción por ver cómo los ajustes se ceban con los parados, los pensionistas, los enfermos dependientes, los funcionarios. A decir verdad, el funcionariado no goza de mucha simpatía: ese funcionario de ventanilla poco resoluto, el de «venga usted mañana», aunque todos hemos querido ser funcionario. Dicen que Rajoy va contra los funcionarios. Rajoy va contra los más débiles, no hay derecho a quitar una paga a ningún trabajador, sin embargo, usted señor Rajoy también es funcionario: ¿usted se ha bajado el sueldo y se ha suprimido los extras? Y eso que usted vive con todos los gastos pagados. ¿Y los ministros, diputados, senadores, presidentes varios, alcaldes, concejales, consejeros, asesores y demás, qué?

Si hay que tomar mediadas, tómelas con honestidad, en igualdad y proporcionalidad. ¿Por qué tienen que pagar el pato los inocentes? Los que han dilapidado las arcas y que son los culpables de la situación actual, andan libres disfrutando de bienestar? ¿Por qué protege a los ricos y poderosos? Que paguen en proporción a su riqueza. Parece que no se conforma con que, unos treinta millones de españoles sean pobres, quiere convertirlos en pobres miserables.

No pida sacrificio a quienes están sacrificados. Hay muchas personas que se han pasado la vida trabajando y nunca han podido superar su pobreza, porque el empresario paga una miseria. Ahora que, con las políticas de los políticos la conmoción es constante y cargante, tanto, que nos estamos sumiendo en un estado de ansiedad.

Ellos, pillos todos, da gusto oírlos hablar cuando no están en el poder. En el poder hacen todos lo mismo: trabajar para garantizar su bienestar poniéndose sueldos millonarios, crear leyes a su favor, aliarse con empresarios y hacer oídos sordos a las demandas de los asalariados. Las Cajas de Ahorros se llenan de ‘consejeros’ —sillas que no se calienta trabajando— que cobran cifras astronómicas, y eso que esa gente, en la mayoría de los casos, ya perciben otros sueldos del Estado. Estos abusos te conmocionan a la vez que te indignan y te hacen sentir impotencia.

¿Qué hay que tomar medidas económicas? ¡Tómelas! pero sin arbitrariedad, en su justa medida. Vemos que se está haciendo la vista gorda frente a los malos gestores, hay que exigirle responsabilidad y la devolución de los dineros despilfarrados. Son muchos los políticos que viven del erario… Hay que eliminar el Senado, los 17 reinos de taifa, las televisiones autonómicas,… Todos los que cobren del Estado, que sus sueldos sean proporcionados y justos. Fuera tantos consejeros y asesores enchufados. En fin, que hay mucho de donde ‘sacrificar’ y no ensañarse con los mileuristas.

También se dice, se cuenta, que grandes empresas no pagan impuestos, otras se llevan los dineros fuera o pagan fuera por eso de los trapicheos de ‘quien hizo la ley hizo la trampa’. Unos de los hombres más ricos del mundo es español, la ropa de sus tiendas se confecciona en países lejanos donde la mano de obra casi ni se paga. ¿Por qué no confecciona en España y así ayudaría a la precaria situación de sus compatriotas? También han salido noticias de que dependientas de sus tiendas se han quejado de ciertas irregularidades. Si es tan rico podría ser más justo, ¿no?

Hay que ver… Tantos recortes y ajustes para controlar a ‘la prima’ y resulta que sigue disparada, las primas obsesionadas, todas son de riesgo y las medidas no han conseguido frenarla. Sin embargo ha conseguido que la mayoría de españoles, conmocionados, no puedan conciliar el sueño.
A los políticos les diría que menos meterse unos con otros para dar lecciones que ninguno está libre de pecado: todos trapichean y todos los partidos tiene algún imputado, existe una lista vergonzosa e interminable…

La justicia debe servir para algo, si no, hay que cambiarla. Con la justicia vamos de desencanto en desencanto, una tela de araña por la que pasan los elefantes y se atrapa a las hormigas. Leyes que no se cumplen o se contradicen y en la que los poderosos siempre encuentran escapatoria que los exonera de culpas, mientras que los pobres van a dar contra las rejas. Tampoco entiendo que a un asesino se le condena con 3000 años de cárcel y por no sé qué ley, sólo cumple 20 ó 30. ¡Conmoción!

También estos días nos hemos conmocionado al ver cómo la barbarie campa por el mundo contra la mujer. En ciertos países (España tampoco es el paraíso), la violencia contra la mujer es atroz. Las violan y luego las acusan de adulterio y las matan a pedradas, porque es un derecho que tiene el marido, el padre o el hermano. Seres miserables que no merecen la vida y sin embargo la mujer los trae al mundo para que, como ser ‘superior y poderoso’, salvajemente las mate de forma cruel e injusta.

Conmoción al ver cómo (por vengarse de su ex) un padre es capaz de matar a un hijo y lo hace saltar por los aires ante los ojos de la madre… Conmoción al ver cómo el fuego (casi siempre provocado) va devorando los pocos espacios verdes de nuestra geografía… Conmoción cuando ves que una reivindicación lícita llega a rayar en el vandalismo y se convierte en un espectáculo, aunque si los mineros exigen ayudas, también deben exigirlas la construcción, la metalúrgica, etc.

Conmoción cuando sabes que las multinacionales se imponen a los gobiernos para que hagan, digan o callen. Están los laboratorios farmacéuticos que fabrican medicamentos para crear enfermedades, o también, tienen los medicamentos en espera de enfermedades. ¿Qué poder fuerza a un Gobierno a callar y no defender a sus ciudadanos?

La política de los políticos huele tan mal que evoco a Bécquer: «Sé que hay algo, que explicar no puede, que a la par infunde repugnancia y duelo, al ver tanto vivo generando muertos…»

No te conmociones ni te sientas preso y desdichado a pesar de las políticas de los políticos, piensa en lo que dijo Facundo Cabral: «Tienes un cerebro como Einstein, tienes un corazón como Jesús, tienes dos manos como la Madre Teresa, tienes una voluntad como Moisés, tienes un alma como Gandhi, tienes un espíritu como Buda. Entonces, cómo puedes sentirte pobre y desdichado».

Fotografía: Sudhamshu Hebbar, cc.

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