Te cuento de los amantes
de la lava y el volcán,
que es fuego toda su entraña
fundida hasta explotar.
Vivo en tierra volcánica.
Mis islas un día rugieron:
ahora los volcanes duermen,
están en profundo silencio.
Única por sus paisajes,
Lanzarote todavía arde;
desde hace cuatrocientos años
el fuego de la tierra sale.
Espero que los amantes
no vuelvan a despertarse:
los isleños se asustarían
y tendrían que marcharse.