lunes, 30 de enero de 2012

Carnavales

Máscara colorida de carnaval.

La teoría más reciente y aceptada sobre la procedencia de la palabra «carnaval» proviene de su raíz latina «carna valetudinem» (la carne vale) en contraposición a la Cuaresma Católica.

Un carnaval es una celebración pública que tiene lugar inmediatamente antes de la cuaresma cristiana, con fecha variable (desde finales de enero hasta principios de marzo según el año), y que combina algunos elementos como disfraces, desfiles, y fiestas en la calle. A pesar de las grandes diferencias que su celebración presenta en el mundo, su característica común es la de ser un período de permisividad y cierto descontrol.

El carnaval está asociado principalmente con el catolicismo, y en menor medida con los cristianos ortodoxos orientales; las culturas protestantes usualmente no celebran el carnaval o tienen tradiciones modificadas, como el carnaval danés. La celebración del carnaval más grande del mundo es el Carnaval de Brasil y la más larga es el Carnaval de Uruguay, pero muchos otros países tienen importantes celebraciones, como la que se celebra en Italia, en el Carnaval de Venecia o el Carnaval de Cádiz en España.

Los etnólogos encuentran en el carnaval elementos supervivientes de antiguas fiestas y culturas, como la fiesta de invierno (Saturnalia), las celebraciones dionisíacas griegas y romanas (Bacanales), las fiestas andinas prehispánicas y las culturas afroamericanas. Algunos autores consideran que para la sociedad rural, fuertemente estructurada por el cristianismo, el tiempo de «carnestolendas» ofrecía mascaradas rituales de raíz pagana y un lapso de permisividad que se oponía a la represión de la sexualidad y a la severa formalidad litúrgica de la Cuaresma.

El carnaval es una fiesta de origen pagano recuperada en la Italia de la Edad Media. A comienzos de la Edad Media la Iglesia Católica propuso una etimología de carnaval: del latín vulgar carne-levare, que significa «abandonar la carne» (lo cual justamente era la prescripción obligatoria para todo el pueblo durante todos los viernes de la Cuaresma). Pero no se ha podido explicar el porqué.

Posteriormente surgió otra etimología que es la que actualmente se maneja en el ámbito popular: la palabra italiana carnevale, que significaba la época durante la que se podía comer.
Pero a fines del siglo XX varios autores comenzaron a sospechar el origen pagano del nombre. Carna es la diosa Celta de las habas y el tocino. También estaría conectada con fiestas indoeuropeas, dedicadas al dios Karna (que en el Mahabhárata aparece como un ser humano, hermano mayor de los Pándavas, hijo del dios del Sol y la reina Kuntí).

Se cree que la palabra carnaval hace referencia a una supuesta antigua tradición pagana en la que se ofrecía carne al dios Baal (carna-baal) en una fiesta de donde todo vale. Actualmente el carnaval se ha convertido en una fiesta popular de carácter festivo, lúdico y turístico. El término «carnaval» se aplica también a otros tipos de festividades que no están situadas en el tiempo de las calestolentas (tiempo previo a la cuaresma), pero que comparten elementos similares, tales como los desfiles de comparsas.

Los carnavales se celebran por todo el mundo, quizás los más famosos sean los de Brasil: multitudinarios, coloristas e incansables. Los danzarines no paran de bailar durante días, sus cuerpos como embrujados, se estremecen frenéticamente enloquecidos, yo diría que son unos carnavales muy calientes. También famosos mundialmente son los de Venecia, pero a estos los denomino fríos. Son más de máscara, imagen de figura estática, fantasmal y distante.

Ahora que para carnavales los carnavales de mi tierra. Son amenos, divertidos, multitudinarios, participativos, brillantes, coloristas, familiares y entrañables. La gente, la buena gente, no tiene otro objetivo que pasárselo bien.

No entran en ese círculo del politiqueo mal intencionado de aguar las fiestas con el «pique» del mejor carnaval. Tanto Gran Canaria como Tenerife ofrecen los mejores carnavales del archipiélago canario y del mundo entero.

Los carnavales ya no son tan sanos como tiempo atrás. En los ambientes carnavaleros la gente se siente más insegura y temerosa por culpa de tanta gente joven que no sabe divertirse y van armando reyertas y follones. También las políticas de los políticos han querido darle, más si cabe, un marcado enfoque carnal regalando condones como si fueran caramelos, yo diría que con esas campañas están orientando e incitando al desenfreno y a la locura.

Ahora que lo que no cambia es la alegría de la mascarita. Los disfraces son dispares y disparatados pero con tal de divertirse, todo vale. Aunque sí que tengo algo de curiosidad por saber el ¿por qué? el varón se desvive por vestirse de mujer… O se sienten mujer o admiran a la mujer y a lo mejor… mejor dicho, a lo peor, puede que la desprecien, pero ahí están ellos tan divertidas y alocadas…

Creo que el tiempo de carnaval sirve para mostrarse cada cual como realmente es. Pienso que en realidad nos pasamos todo el año disfrazados y por carnavales aflora el personaje auténtico. Durante el año vamos disfrazados de serios, formales, responsables y llegado los carnavales nos quitamos la careta y ¡a disfrutar…!
Como yo no soy carnavalera, les deseo a todos que disfruten sanamente de las fiestas. Bailen, canten en los mogollones y diviértanse con los disfraces, murgas, comparsas, reinas y reinotas…, y si al final crees que te has pasado, pues para purgar los excesos ya se acerca la Cuaresma.

Fotografía: Jeff, cc.

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