domingo, 7 de agosto de 2011

La política y sus consecuencias

Alguien que lo ha perdido todo sentado en el banco de un parque.

Alissa Zinovievna Rosenbaum, la filósofa y escritora estadounidense de origen ruso, bajo el seudónimo de Ayn Rand, escribió en 1950 la magnifica novela traducida al español bajo el título «La rebelión de Atlas», en la que critica el tipo de política que se practica hoy día. Transcribo la siguiente reflexión:
«Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada».
La política y sus consecuencias… mejor dicho, las consecuencias de la mala política. Llevamos mucho tiempo sufriendo una crisis provocada por los que, supuestamente, están para gestionar, regular y velar para que el orden concadenado no explote, y sin embargo ha ocurrido y vemos como los supuestos culpables se protegen unos a otros. Bancos, políticos y empresarios, parece que no va con ellos. Los políticos ayudan a la banca para que sigan haciendo de las suyas, enriqueciéndose a costa de las hipotecas de los que se han hipotecado de por vida, encima le «roban sus casas» y tienen que seguir pagando la hipoteca. ¿Dónde está la justicia? Si el principio fundamental de la democracia es la justicia, podríamos dudar de que en España haya democracia…

Nadie es culpable de mala praxis, ni de no haber controlado los gastos, ni de falta de previsión, ¿y la avaricia de bancos, políticos y empresarios, qué? No hemos levantado cabeza y ya nos hablan de rebrote de la crisis. ¿Quién está alimentando al monstruo?
¡Increíble! Esta crisis barre con la clase media y los pobres serán más pobres, pero los ricos más ricos. ¡Vaya con la crisis! Hasta la crisis es selectiva y proteccionista.

Viendo lo que veo pienso que la democracia es una dictadura consentida porque le permitimos todo: que nos manipule, que nos engañe, aunque hay libertad para yo poder decir esto que digo, hace estragos el libertinaje porque está barriendo los límites permitidos para no profanar la dignidad humana; de esa permisividad se han valido los políticos que para conseguir sus propósitos van contra la religión católica y llaman retrógrados a todo el que advierta de los peligros de ciertas actitudes y comportamientos, pero ellos se revisten de progreso mientras la sociedad se precipita hacia un abismo del que va a costar mucho tiempo salir, y cada segundo que se esté ahí se está poniendo al límite la capacidad de racionalizar la remontada. Cuando la humanidad pisotea su propia dignidad, habría que esperar un milagro para que vuelva a recuperarla. Vivir sin sensibilidad y conciencia es vivir vanamente vacíos.

Hoy en día todo está contaminado, de eso se encargan los «superdioses» que quieren dominar el mundo con el apoyo de sus seguidores. Para atrapar van como encantadores de serpientes, clavan su mirada en los ojos de la víctima y una vez hipnotizados, la mirada queda congelada, ya no podrán darse cuenta del resultado y deterioro de ciertas acciones y sus consecuencias.
Estos «dioses» para lavar el cerebro a sus adeptos, cuentan con la complicidad y se valen de unos medios de comunicación sumisos y mercenarios: tele, radio, cine y las redes sociales. El objetivo es el de destruir los valores y el orden natural de todo para que tome valor el «todo vale». El deterioro y desconcierto, disfrazado de progreso y de vanguardia hacen estragos, sobretodo en una juventud desencantada e indignada y con pocas perspectivas de futuro, ya que el presente se está gestionando tan mal que se está cargando el futuro de nuestros hijos, que llenos de frustración se verán abocados a sobrevivir con lo que les pueda aportar sus padres mientras esperan desesperados por una oportunidad para trabajar y poder independizarse.
Empieza la carrera hacia el 20N, ya está en marcha la maquinaria electoral para las elecciones «generalísimas», porque todo parece indicar que la fecha fue elegida con algún significado ¿…?
Franco murió un día 20 de noviembre, como millones de personas. Para mí esa fecha sí que me puede porque también se marchó mi padre, que aunque su espíritu está conmigo, echo muchísimo de menos su presencia, su sabiduría y cariño.

Apenas han pasado unos meses que nos vimos bombardeados por carteles, eslóganes y charlatanería, no nos hemos recuperado y vuelven a atacar de nuevo: ¡aguantaremos!
Todos estamos expectantes, cada cual vocifera sus consignas, unos temen la vuelta a la edad media, otros dudan de que las cosas cambien, hay quienes advierten del peligro del extremismo amenazante. Se mezcla el pesimismo y el optimismo, el miedo con la ilusión, la esperanza con el cataclismo.
Espero que las campañas vayan cargadas de programas llenos de soluciones a los verdaderos problemas de España y no se aproveche para meter miedo ¡que ya nos conocemos! Dicen unos: «Si siguen los mismos igual que ha ido nos irá…», y los otros, «Si vienen los otros todo lo que hemos progresado ¿…? se irá al garete».

Yo no veo en los líderes políticos ni liderazgo ni carisma, pero espero que al menos tengan conciencia de Estado y que sepan aplicar políticas para administrar, distribuir y gestionar con justicia y en igualdad, por el bien de la democracia del País.

Para que las consecuencias de la política sean políticas sin consecuencias, deseo por el bien de la democracia que en esta legislatura los políticos con las manos limpias recuperen la credibilidad, trabajando por los ideales en bien de la sociedad y no como rédito de su partido y en beneficio propio. Que cambie el «Ser, Estar y Tener» por «Justicia, Igualdad y Solidaridad».

Fotografía: Xavier Donat, cc.

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