sábado, 3 de julio de 2010

La personalidad

Cuatro chicos sentados en las escaleras de la entrada de una casa.


La personalidad es la construcción psicológica con la que nos referimos a un conjunto dinámico de características de una persona. También es conocida como un conjunto de características físicas, sociales y genéticas que determinan a un individuo y lo hacen único. Al tratarse de un concepto básico dentro de la psicología, a lo largo de la historia ha recibido numerosas definiciones, además de las conceptualizaciones más o menos intuitivas que ha recibido.

La personalidad puede sintetizarse como el conjunto de características o patrón de sentimientos y pensamientos ligados al comportamiento, es decir, los pensamientos, sentimientos, actitudes y hábitos y la conducta de cada individuo, que persiste a lo largo del tiempo frente a distintas situaciones distinguiendo a un individuo de cualquier otro, haciéndolo diferente a los demás. La personalidad persiste en el comportamiento de las personas congruentes a través del tiempo, aún en distintas situaciones o momentos, otorgando algo único a cada individuo que lo caracteriza como independiente y diferente. Ambos aspectos de la personalidad, distinción y persistencia, tienen una fuerte vinculación con la construcción de la identidad, a la cual modela con características denominadas rasgos o conjuntos de rasgos que, junto con otros aspectos del comportamiento, se integran en una unidad coherente que finalmente describe a la persona. Ese comportamiento tiene una tendencia a repetirse a través del tiempo de una forma determinada, sin que quiera decir que esa persona se comporte de modo igual en todos los casos. Es decir, la personalidad es la forma en que pensamos, sentimos, nos comportamos e interpretamos la realidad, mostrando una tendencia de ese comportamiento a través del tiempo, que nos permite afrontar la vida y mostramos el modo en que nos vemos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea. Nos permite reaccionar ante ese mundo de acuerdo al modo de percepción, retroalimentando con esa conducta en nuestra propia personalidad.

Cada persona al nacer ya tiene su propia personalidad con ciertas características propias, que con el paso del tiempo, más el factor ambiental y las circunstancias, es como se definirá esa persona. La personalidad será fundamental para el desarrollo de las demás habilidades del individuo y para la integración con grupos sociales. Según Gordon Allport la personalidad es «la organización dinámica de los sistemas psicofísicos que determina una forma de pensar y de actuar, única en cada sujeto en su proceso de adaptación al medio».

Desmembrando esa afirmación encontramos que:
  • La organización representa el orden en que se halla estructurada las partes de la personalidad de cada sujeto.
  • Lo dinámico se refiere a que cada persona se encuentra en un constante intercambio con el medio que sólo se interrumpe con la muerte.
  • Los sistemas psicofísicos hacen referencia a las actividades que provienen del principio inmaterial (fenómeno psíquico) y el principio material (fenómeno físico).
  • La forma de pensar hace referencia a la vertiente interna de la personalidad.
  • La forma de actuar hace referencia a la vertiente externa de la personalidad que se manifiesta en la conducta de la persona.
  • Y es única en cada sujeto por la naturaleza caótica en el que el cerebro organiza las sinapsis.

El estudio científico de la personalidad, siguiendo a los psicólogos norteamericanos Carver & Scheier, comprende dos grandes temas: el funcionamiento intrapersonal (intrapsíquico o simplemente psiquismo) y las diferencias individuales. El funcionamiento intrapersonal hace referencia a la organización psíquica —interna, privada y no observable directamente— que cada persona construye en forma única durante el transcurso de su vida; este campo abarca los grupos de teorías psicoanáliticas (Sigmund Freud, Melanie Klein) y fenomenológicas (Carl Rogers).

Las diferencias individuales son el conjunto de características o rasgos que diferencian a una persona de las demás; a esta aproximación le corresponden las teorías de los rasgos y las conductuales. Conceptualmente es posible contraponer el constructo «individualidad», propuesto por autores como Alberto Merani, al de diferencias individuales.

Tenemos la idea de que cada uno es lo que ve y lo que se le enseña, sin tener en cuenta que el factor genético influye sobre manera. La fuerza genética es la más que domina, por supuesto que el entorno también es importante, las enseñanzas, los testimonios y el ejemplo de vida que recibas harán su trabajo, pero la última palabra la tiene el ego personal que es intransferible y a eso se suele denominar desobediencia, testarudez, etc. Algunas veces se da el caso de que los hijos son clones de los padres, cosa buena sin son padres a imitar. Educar en la familia revierte en la sociedad. Admirable y deseable sería, que cada persona sea consciente del papel de su existencia para que actúe con responsabilidad en favor del valor de su yo y el de la colectividad. Yo pertenezco a una familia y la familia abarca hasta el infinito.

Cada persona es un mundo… A veces decimos de alguna persona que le conocemos bien, tan bien, como si le hubiéramos parido, sin embargo, con los años y la experiencia te das cuenta que realmente no llegas a conocer bien ni siquiera a tus hijos. Como madre intuyes, presientes, captas gestos, pero… las reacciones y respuesta del cerebro son personales con variantes imprevisibles y a veces hasta sorprendentes.

«El hombre no pide nacer, no sabe vivir y no quiere morir».
Confucio (551-479 a.C.).

Fotografía: Transguyjay, cc.

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