El despropósito o contrasentido, no es que el perro muerda al hombre, sino, que el hombre muerda al perro…
No hay peor ciego que el que no quiere ver, y hoy en día nuestra sociedad está quedándose irremediablemente ciega, porque no es capaz de mirar a través de sus ojos, sino que da por bueno lo que otros les dicen que ven, sin percatarse que el único interés que tienen los otros es que ellos no vean por si mismos para poder manipularlos y pervertirlos, para que acepten lo inaceptable sin rechistar y lo que es peor, sin que puedan activar su conciencia… O a lo mejor, puede que la sociedad aparente una ceguera interesada, ya que la conciencia si está aletargada no se revuelve ni discrepa.
Cuentan que una ranita vivía feliz nadando dentro de una olla. Un día prendieron fuego a la olla y el agua se iba calentando muy suavemente y la ranita estaba muy a gustito. A medida que iba pasando el tiempo el agua se iba calentando más y más y la ranita casi ni se daba cuenta, pero claro, cuando toma conciencia de que su vida corría peligro, ya había dejado pasar mucho tiempo y ya se había debilitado tanto, que no tenía fuerzas para dar un impulso sabre sus patas y saltar fuera del agua hirviendo, y pasó lo que tenía que pasar… se achicharró.
Algo parecido está pasando hoy con nuestra sociedad. Poco a poco nos han ido viciando y envenenando nuestros principios y valores. Han ido contaminando y tergiversando todo el orden natural de todo… No hemos reaccionado y al día de hoy estamos inmersos en una confusión sintomática y nos debatimos entre el bien y el mal, lo conveniente y no conveniente, entre principios fundamentales y progreso, entre la lógica y la locura, entre el orden y el vicio… Nos vende una libertad personal al margen de principios y creencias y nos están haciendo esclavos y víctimas de nuestra propia vida.
Durante la historia de la humanidad ya se ha debatido y cuestionado sobre el orden y la libertad, y han sucumbido a la locura y al desenfreno descontrolado y pasional. Esas comunidades que han vivido grandes confusiones y se han dejado llevar de sus más bajas pasiones, terminaron pagando muy caro… hasta con su propia vida.
Para empezar, se están derribando y pisoteando los pilares fundamentales de la sociedad: la familia, la educación, la fe… Es increíble cómo el gobierno socialista de Zapatero, en tan sólo una legislatura, ha podido destruir lo que ha permanecido intocable e inalterable durante siglos. Hoy en día la familia es una caricatura de lo que debe y tiene que ser… La familia se construye y se fortalece con cada uno de sus miembros, pero la supremacía, la autoridad la ostentan los padres y nadie puede —salvo que por alguna circunstancia no estén capacitados— desautorizar sus funciones de cuidar y de educar en el orden y respeto. Un padre está obligado a corregir y orientar a su hijo con disciplina y cariño, no con el maltrato, pero sí con el castigo si fuera necesario.
Hoy los padres no saben ser padres… Los hijos se han adueñado de la situación y tenemos unos críos maleducados y temibles. Hay padres con miedo a sus hijos y los hogares están a la deriva, ya que a la falta de autoridad se suma el desmadre de familias desestructurada. Niños que sufren la ruptura de sus padres y los devenir constantes de alegres uniones los aboca a un vacío existencial desde temprana edad y lo que es peor, puede crear en ellos rencores que los hará desgraciados de por vida. El despropósito familiar nos acarrea el despropósito escolar. Los niños como consecuencia de las carencias familiares llevan a los colegios el caos por falta de disciplina y respeto. Los profesores no pueden ejercer la enseñanza por miedo a los alumnos y a sus padres, a los que les falta educación básica y principios. El orden y el esfuerzo no es su lema.
Es un despropósito llamar político a un cualquiera que sin tener conocimiento de ciencias políticas, llega incluso a gobernar un país. Aquí lo más que abunda son los pillos listillos que hacen de sus despachos cortijos de sus trapicheos; por tanto ¡ojo! con esos falsos profetas que nos prometen que con su varita mágica nos van a proveer y colmar de felicidad y sin embargo, estamos en medios de lobos con piel de corderos, que nos roban hasta el alma por un puñado de votos.
Es un despropósito que en España estemos debatiendo burka sí o burka no. Señores… España no tiene que debatir sobre esa «prenda» que no nos pertenece. Esa pieza representa países, cultura y religión que nada tienen que ver con España, por tanto, en mi país, en España, aunque somos tolerantes, cuando yo vaya por mis calles y pueblos nadie puede imponerme lo que significa y representa dentro de una cultura, esa imagen de intolerancia, signo de menosprecio a la mujer. Esos machitos obligan y someten a sus mujeres, bajo castigo, a que lleven esa pieza de sumisión despreciable. En algunos pueblos de España las viejitas llevan en la cabeza, por costumbre, sus pañuelos amarrados, pero nada que ver ni con religión ni sometimiento a ningún varón. España es católica le guste a Zapatero o no. España es Europa y se viste a la moda… Y en España, por fin, no existen seres superiores. Las mujeres no estamos sometidas ni pertenecemos a nadie, somos libres de actuar y vestir según nuestros principios y conciencia, por tanto, los burkas en sus países. España es una Nación y la hace grande la riqueza y diversidad de todos sus pueblos y en España se habla español.
Es un despropósito la indefensión que tenemos frente al banco al que has pedido un préstamo hipotecario. Desde que no puedas hacer efectivo dos o tres recibos pueden embargarte la casa, la cual malvenden para cobrarse los tres cuartos. Tú te quedas sin casa pero tienes que seguir pagando el préstamo. ¿Cómo? Así es, se supone que con la venta de mi casa el banco tiene que dar por saldada mi deuda… ¿o no?
Es un despropósito que tú te vayas de vacaciones y al llegar encuentres tu casa ocupada y no puedas entrar ni siquiera a recoger tus cosas. Tienes que aguantarte porque no puedes molestar a los ocupas y para entrar en tu casa te ves obligada a proceder judicialmente, cuando lo normal sería que inmediatamente se desalojaran a los intrusos y fueran a parar a la cárcel.
Es un despropósito que prohíban la droga y autorizan su consumo. Prohíben fumar y tienen el monopolio del tabaco. Debe ser que los males del tabaco, a pesar del coste que supone para la sanidad pública le sale rentable al estado. Veo muy perjudicial y muy grave que con la publicidad se incite a la juventud al consumo de tabaco y alcohol, como forma y medio de pasarlo bien entre amigos. También prohíben ir a velocidades superiores de cien kilómetros por hora y sin embargo se construyen vehículos que pueden alcanzar más de 200 Km/h.
Es un despropósito que se legisle tan alegremente y luego haya que estar cuestionando la ley por contraproducente e inconstitucional, o por no ajustarse a una justa justicia.
Es un despropósito cómo la humanidad de medio mundo muere de hambre y el otro medio vive en el consumo desenfrenado. La política, las finanzas, las empresas, etc., en un eterno teatro de vanidades. Nadan en la abundancia, aunque inmersa en escándalos y fraudes… «Ande yo caliente, ríase la gente».
Es un despropósito que países en paz y que dicen ¡no! a la guerra, como fuente de ingreso fabriquen armas para hacer las guerras.
Es un despropósito que los países europeos se endeuden hasta el límite de no poder hacer frente a su situación de crisis, como recientemente el caso de Grecia. En el Parlamento Europeo el pasado mes de mayo, Daniel Cohn-Bendit, ante la indiferencia del resto, criticaba duramente las exigencias que se le imponían a Grecia. Hablaba de la corrupción de la clase política y cómo algunos ganaban dinero a costa de los griegos. Culpó a Francia y Alemania de la cantidad de armamento vendido, entre otros juguetes: Francia (6 fragatas 2.500 mill. €, helicópteros 400 mill. €), Alemania (6 submarinos 1.000 mill. €). Se lamentaba Cohn-Bendit: «En el fondo somos hipócritas, prestamos dinero para que nos compren armas… Más transparencia».
Mentir y dar lecciones de autenticidad han hecho de la mentira un ingrediente principal. Vivimos locos, convulsionados y confusos. No conscientes del todo, nos ponemos a merced del flautista que sopla y sopla con el único interés de meter mucho ruido para ahogar las otras notas musicales que pudieran hacernos notar la diferencia.
Seamos leales a nuestros principios, si decimos sí a la vida, que así sea: amor y respeto al semejante desde su concepción hasta que exhale el último aliento. Desde su nacimiento reconocemos al individuo por su naturaleza, pues que se respete el principio natural: varón y mujer los creó… y no hay más.
¿Que esto en los tiempos que corre es un absoluto contrasentido y que no hay lógica ni justicia en este pedido? Puede… Pero el diablo actúa de esta manera, confundiendo. Siempre daña y pretende no ser dañado. Siempre miente, pero no quiere que le mientan. Siempre roba, pero no quiere que le saquen nada. El atormentador no quiere ser atormentado, el violento no quiere sufrir violencia.
Si es lo que yo digo, que no hay por donde cogerlos… El bumerán regresa siempre, y el eco vuelve simplemente porque la vida es reflejo de nuestras acciones. Un hombre no está acabado cuando lo derrotan, está acabado cuando se rinde, por eso no nos dejemos narcotizar y reaccionemos… Que nadie nos robe el más preciado y valioso bien, ¡la libertad! No dejemos que nadie se adueñe de nuestros pensamientos y voluntad. Discernir y razonar nos hará libres.
Dios te de la conciencia y la sensibilidad para que razones y actúes en tu propio bien y en bien de los demás. Por eso te pido Señor que me concedas: serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar lo que puedo, fuerza para no rendirme frente a la adversidad y sabiduría para conocer la diferencia.
Fotografía: Megan Leetz, cc.
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