Esto era una moneda que, cansada de estar abandonada en la calle sin que nadie la recogiera, decidió quejarse y hablar:
Por si no me conoces o me has olvidado, me voy a presentar… Soy ‘La Peseta’ una moneda pequeña y dorada; rubia. Fui muy querida y deseada y aunque mi valor no es alto, sí que tenía el gran valor de ‘Ser la Moneda Nacional’. Todo el que conocía a España me conocía a mí, de ahí mi fama en el mundo entero.
Después que salí de la fábrica he corrido muchas aventuras… He viajado en todos los medios de transportes; he pasado por grandes ciudades y por pueblos olvidados, siempre metida en bolsillos y monederos, también encerrada en cajas fuertes y a veces, tirada por cualquier rincón, hasta que me ven y me recogen.
He vivido en palacios y en chabolas. He conocida a gente educada y grosera; gente buena y despiadada; gente alegre y triste; feliz y desgraciada… Con tanto recorrido se pueden imaginar mil aventuras. Todos contentos conmigo, me contaban y me sumaban en grandes cantidades, ahora que las caras más felices que he visto, ha sido la de los pobres al tenerme en sus manos. Siempre quise estar en todos los hogares, pero entre los pobres tenía el valor de lo necesario.
Pues ahora el País que me amaba me ha cambiado por otra… España ya no es igual a peseta, España ama al Euro, el Euro es de más valor que yo, vale ciento sesenta y seis pesetas y a mí ya me han olvidado, por eso me siento humillada porque nadie me recoge del suelo y deja que me envuelva la basura… Hoy ya no valgo nada y si no vales, bien pronto que te olvidan aquellos que tanto te quisieron.
¿Me recuerdas? Soy una peseta y aquí estoy tirada, perdida y abandonada, sin valor y olvidada…, pero fui y sigo siendo ‘La Peseta’.
La moneda es dinero, con lo que se compra y se vende todo. Unos sudan fatigas por ganarse unas monedas, a otros le dan grandes cantidades sin sudar y tantos otros, sin pertenecerle, lo cogen con sus propias manos, a eso se le llama robar y robar, han robado muchos…
«El dinero no es lo más importante en la vida; si lo fuera naceríamos con él».