lunes, 2 de noviembre de 2009

El valor de la palabra

Una chica hablando.


Al principio era la palabra y la palabra se hizo carne. Palabra de Dios, Camino, Verdad y Vida.

Palabra es la facultad de hablar. Buscando las palabras se encuentran las ideas. La palabra lleva alma y a través de ella respiramos. Con la palabra transmitimos pensamientos, ideas y conocimiento.
La palabra va unida al pensamiento y reforzada con el tono de voz, los gestos y miradas que van desvelando en cada momento la reacción de las emociones que emanan de cada idea y pensamiento.

La palabra es sagrada. El valor de lo que se dice, compromete. Ser persona de palabra, es ser leal y honesta. Lo dicho de palabra tiene tanto valor como por escrito, aunque lo escrito tiene el aval de la letra impresa y esa es la ventaja de lo escrito: que lo escrito, escrito está y dice lo que dice, sin embargo de palabra puede dar lugar a olvido, interés, reflexión posterior y tendemos a negarnos y… donde dije digo, digo Diego…

La palabra es vida, necesitamos comunicarnos y relacionarnos y en esa interrelación se refuerza la confianza, la amistad y el cariño. La palabra es un instrumento vital y lleva la fuerza de lo que dices y como lo dices, por eso la palabra puede ser un arma de doble filo, igual que puede ser gratificante también puede ser hiriente y cuando te hieren de palabra, esperas que con la palabra curen la herida. Especialmente cuando estamos enfadados lo vomitamos todo y después te arrepientes, por eso en más de una ocasión sería conveniente contar hasta diez antes de pronunciar palabra alguna.

… Palabras que lleva el viento
que no ofendan los suspiros.
Entre sonrisas… palabras,
que resuenen en tus oídos…

Existen frases muy significativas con la palabra, palabra…
Pido la palabra para dirigir la palabra, medir la palabra con solo tres palabras, con la palabra en la boca sin comerse la palabra cruzar la palabra al correr la palabra, con palabra sencilla coger la palabra para dar la palabra paso la palabra y mi última palabra es, palabra, dulce palabra.

A través de la palabra se puede conocer a las personas, porque lo que expresa forma parte de su ser. Sus puntos de vista se construyen desde los principios, valores, educación y formación. Yo soy dueña y responsable de mis palabras. Sólo yo, y solamente a mí hay que pedir responsabilidad sobre ellas.
Mis opiniones podrán delatar como pienso, pero yo no hablo por boca de nadie, soy dueña y responsable de mis opiniones.
La opinión que tengo sobre cualquier asunto está basada en mis puntos de vista y manera de ser, y si hace unos día opiné sobre el aborto no es porque yo soy de Iglesia o del PP. Soy cristiana por la gracia de Dios y políticamente no ha nacido el partido que aglutine mis ideales. Hablar de política no es políticamente correcto, pero hoy a los políticos no los mueven los ideales los mueven sus propios intereses particulares, y los partidos se han convertido en empresas mercantiles, compiten entre ellos mismos y cualquier afiliado puede llegar a ser presidente de un país.

No me interesa la política
pero me preocupa la situación del país.

No me interesa el poder
pero me preocupa la opresión de la gente.

No me interesan las multinacionales
pero me preocupa que haya trabajo.

No me interesan las riquezas
pero me preocupa el bienestar de los pobres.

No me interesa la prepotencia
pero me preocupa la libertad de los pueblos.

No me interesan las luchas verbales
pero me preocupa el fanatismo de banderas.

No me interesa descubrir nuevos productos
pero me preocupa el pan de cada día.

No me interesan las grandes potencias
pero me preocupa que haya guerras.

No me preocupan las razas, ni el color de la piel,
pero me interesa unir las culturas, las lenguas…
Hermanarnos.

Fotografía: M I S C H E L L E, cc.

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