sábado, 8 de noviembre de 2025

Enemigos ocultos

 


José Carbonell, psiquiatra: ''Todos tenemos enemigos ocultos porque no podemos gustar a todos, pero no por eso tenemos que dejar de hacer nuestra vida o validar las cosas que digan los demás''.

El experto desvela en sus redes cómo hacer frente a los llamados 'enemigos ocultos'. No se puede caer bien a todo el mundo. Se trata de una verdad que, aunque puede resultar dolorosa, es necesaria para nuestro bienestar emocional. Las personas estamos en constante interacción con aquellos que nos rodean: en el trabajo, en el gimnasio, en el mercado, en el transporte público en los teatros e incluso en las redes sociales.

Lo normal es que, en cada una de nuestras interacciones, generemos reacciones y despertemos opiniones ajenas en los demás. Algunas más de nuestro agrado que otras. Y esto, como muchas otras cosas, forma parte de la vida, queramos o no. No podemos controlar lo que otros piensen de nosotros, pero sí está en nuestra mano saber aceptar y entender que está bien no agradar a todo el mundo.

Así lo explicaba el psiquiatra José Carbonell en uno de sus vídeos más recientes, al que ha titulado ''enemigos ocultos''.  ''Hay gente que, aunque tú no te das cuenta, no te desea el bien, y no te desea el bien porque te tiene envidia, y prefiere que no tengas éxito y que nada te vaya bien. Son personas que, de manera directa te ponen la zancadilla para que las cosas no te vayan tan bien. La envidia es muy mala''.

El experto aseguraba que ''todos tenemos enemigos ocultos'' porque ''no podemos gustar a todos''. ''Siempre va a haber gente a los que no les vamos a gustar y gente que les caemos mal y nos estarán prejuzgando y trataran de perjudicarnos, ya que son capaces de hacer lo que sea con tal de impedir que nos podamos desarrollar profesionalmente'', afirmaba.

Tal y como desvelaba el experto, estas personas también nos pueden perjudicar en nuestras relaciones sociales. ''Intentan con habladurías dejarnos en un mal lugar con respectos a ellos y a otras personas'', añadía. Aun así, el psiquiatra dejaba claro que se trata de algo que forma parte de la vida. ''Os diré que forma parte de la vida misma. Pero vosotros no lo hagáis".

Por ello, Carbonell advertía: ''Puede ser que tengamos enemigos ocultos apartémonos de su camino, pero no por eso tenemos que dejar de hacer nuestra vida, ni por eso tenemos que validar las cosas que digan los demás y tenemos que saber que debemos de centrarnos en lo que nosotros podemos controlar, que es nuestra propia vida y seguir nuestros proyectos independientemente de lo que digan los demás''.

Frente a estos enemigos ocultos, no nos olvidemos de nuestro amor propio. La terapeuta Laura Ribas, nos anima a que hagamos acopio de nuestro amor propio: “El amor propio no es un sentimiento que aparece diciendo cosas bonitas frente al espejo, sino se construye y se demuestra en lo que toleras”.

No nos dejemos humillar por gente que solo les mueve la maldad. A esos enemigos ocultos mostrémosle nuestro amor propio. Según la terapeuta Ribas, esta relación con uno mismo no es un estado emocional, sino una práctica cotidiana basada en decisiones, límites y acciones concretas, que muchas veces vienen acompañadas de dolor. Para Laura, cultivar el amor propio implica salir de relaciones donde no hay consideración, aunque persista el afecto, o establecer límites cuando se ha vivido complaciendo.

También duele priorizarse cuando se ha aprendido que eso es egoísmo. “Ese dolor es la grieta por donde empieza a entrar la dignidad”, explicó. Desde su punto de vista, ese proceso de construcción implica incomodidad, porque supone revisar lo que se ha tolerado durante años y elegir distinto, a pesar del miedo o la costumbre.

Consideremos nuestras emociones. La terapeuta Laura insta a considerar las emociones personales como una prioridad en la toma de decisiones. “Empieza a considerar tus necesidades y tus emociones. Considérate a ti mismo en todas tus decisiones. Tú eres lo más importante que tienes”.

Toda persona, por sí misma, tiene su propio valor, por lo que demuestra. Las buenas acciones dan valor y credibilidad; las malas acciones minusvalora y desacredita.


Fotografía: Internet

 


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