¿Qué es el sentido común? El sentido común es la perspectiva o manera de razonar que predomina en un colectivo humano. Se trata de un conjunto de creencias, normas y conocimientos que se adquieren de forma espontánea a través de la experiencia y los sentidos, es decir, aquello que consideramos básico y evidente, conclusiones a las que llegamos casi automáticamente al tratar de analizar lo que percibimos. Por tanto, se refiere a la capacidad general de entender y juzgar las cosas de forma lógica y razonable, sin necesidad de conocimientos especializados o estudios profundos. Es la forma en que la mayoría de las personas tienden a pensar y actuar ante situaciones cotidianas, basándose en la experiencia y en el conocimiento colectivo.
También podríamos decir que, el sentido común es un concepto
que utilizamos habitualmente, sin saber muy bien qué significa, aunque, filosóficamente,
hay varias maneras de definirlo...
Aristóteles, por ejemplo, lo atribuía a nuestra capacidad de
percibir de manera casi idéntica los mismos estímulos sensoriales cuando estos
hacen diana en nuestros sentidos. Cuando alguien escucha el crujido de una rama
al romperse, está percibiendo lo mismo que habría percibido cualquier otra
persona en su lugar. En cierto sentido, esto indica que todos compartimos esa
manera de sentir el impacto que el entorno tiene en nosotros, pero solo si nos
estamos refiriendo a los aspectos más específicos y menos abstractos de lo que
vivimos en el día a día.
Otros pensadores utilizaron el concepto de sentido común para
sostener que más allá de los sentidos, todos tenemos una matriz psicológica
común que hace podamos analizar críticamente varias cosas y extraer ideas
similares a partir de esto. Por ejemplo, que, si un camión se dirige a toda
velocidad hacia nosotros, es urgente apartarse.
René Descartes, para este famoso filósofo francés, el sentido
común era aquello que actúa de puente entre el ser racional e inmaterial que
según él gobernaba el cuerpo, y el mundo físico, compuesto por el cuerpo humano
y todo aquello que lo rodea en el tiempo y el espacio.
Así, mientras que el sentido común le permite al ser
espiritual saber que existe una realidad física, a la vez lo imperfecto de este
mundo físico hace que no sea directamente comprensible y que se necesite de la
racionalidad para comprenderlo. El sentido común es, así, una noción básica de
que hay cosas que existen y cosas que ocurren, pero resulta un conocimiento muy
vago del cual no podemos extraer grandes verdades capaces de darle significado
a lo que nos pasa. El agua moja, el sol brilla… esa clase de ideas son las que
emanarían del sentido común.
Y, la filosofía pragmatista surgida en el mundo anglosajón a
partir del siglo XIX ha generado toda una serie de pensadores que tienden a
sostener que el sentido común, es simplemente un conjunto de creencias sobre
aspectos prácticos y básicos del día a día y que resultan útiles para
desenvolverse en ellas. Así, el sentido común no está definido tanto por su
proximidad a la verdad, como por las consecuencias de creer en ciertas ideas.
En teoría, es posible que una idea nos aproxime a la verdad y
que a la vez nos resulte poco útil para vivir bien y siendo felices y, en ese
caso, sería discutible que constituyese sentido común. En definitiva, mucho de
lo que es o no es sentido común depende del contexto, porque este hace que
creer o no creer en ciertas cosas tenga efectos distintos según el lugar y el
tiempo en los que vivimos. Como la mayoría de las personas vivimos en lugares
que comparten muchas características y reglas, gran parte compartimos esas
ideas.
A veces obviamos que el uso del lenguaje no solo sirve para comunicar ideas, sino que además, tienen un efecto que causan fenómenos. Apelar al sentido común para sostener una idea puede dejar fuera de discusión una creencia u opinión que se considera incuestionable. Por tanto, el sentido común es un concepto que utilizamos a diario para referirnos a piezas de conocimientos que parecen evidentes, que en teoría todo el mundo debería tener claro. Sin embargo, el mismo hecho de que relacionemos esta idea con muchas experiencias del día a día es lo que hace que la capacidad del concepto para explicar la manera de pensar del ser humano no garantice que esto es así.
Visto lo visto, no podemos dar por sentado que, al vivir
experiencias similares, todos extraemos de ellas las mismas conclusiones. Con lo
cual, el sentido común no es tan universal como pensamos, porque no todas las
personas disponen de las mismas experiencias ni de la misma capacidad de discernimiento.
Ya señaló Voltaire en su día, que el sentido común es en
realidad el menos común de los sentidos. ¿Qué significa esto? Básicamente que
no siempre se da o se percibe esa unanimidad a la hora de entender qué es lo
lógico o lo esperable en cada situación. De algún modo, cada uno integra en su
ser su propio sentido común, el cual, en ocasiones, no marida con el que tienen
los demás. Y así nos va…
Lo más curioso de todo es que a todos nos iría mejor si
fuéramos capaces de aplicar esa sencillez en cuanto a valores y principios de
actuación, partiendo de una esencia juiciosa y casi universal. Sin embargo, aun
sabiendo qué sería lo más aceptable, no lo aplicamos; bien por prepotencia, por
dejadez, por desafío, desidia o porque nuestra mente está ocupada en otros complejos
universos de intereses creados. Se puede dar el caso en relaciones de hermanos (todos contra uno) que el sentido común brilla por su ausencia, porque el interés que les mueve es el de distorsionar la realidad, para que su aparente apariencia parezca real y con ello, pretender enterrar esa parte fea que no quieren recordar, pero la vida tiene memoria y la memoria les juzgará, porque Dios premia el amor y condena la maldad.
Aunque la psicología nos deja claro que el sentido común es la capacidad de discernimiento que tiene toda persona y que, gracias a esta habilidad, uno puede tomar decisiones coherentes basadas en la lógica y la razón. Sea como sea, este concepto busca siempre un propósito: el bien común. Con esta competencia se intenta que todos dispongamos de un sentido práctico con el que facilitar la convivencia, evitar conflictos hostiles y actuar por el bienestar de todos. En gran parte de los casos, no solo de aquello que otros nos enseñan o nos dictan, sino de nuestra propia experiencia; de aquello que hemos visto, sentido y vivido. Por tanto, queda claro que cada cual ha transitado por unos caminos propios y experimentado unos hechos que no siempre se parecen a los del resto. De ahí que tu sentido común, aquello que es lógico para ti, puede no serlo para otra persona.
Por tanto, en la vida lo importante es reflexionar y adoptar siempre una visión crítica y realista sobre la realidad, Las decisiones que tomemos, para bien o para mal, siempre tendrá repercusiones que marcarán nuestro destino, pero el peso de nuestro destino no tiene porqué recaer sobre nadie.
Fotografía: Internet

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